Por: Francisco Graterol Vargas
A mí siempre me ha gustado conversar con “Juan Pueblito”. Es la voz de los que se hacen escuchar. Es estar en sintonía con el tema del momento. Ahora mismo es el Ateneo de Valera lo que se comenta en las calles de la ciudad. El cierre de esta institución que ha hecho historia desde su fundación, el 9 de noviembre de 1950, teniendo a una excelente educadora como Aura Salas Pisani al frente, es una injusticia.
Quien escribe estima que es un abuso en contra del Ateneo, que durante gran parte de su vida fue sede de lo que ahora es un fortín castrense en una entidad federal como Trujillo, que ha parido a grandes figuras de la literatura, la poesía, la pintura, la música y el teatro como Ana Enriqueta Terán, Adriano González León. José Antonio Abreu, el Chino Valera Mora, David Aliso, Salvador Valero, José Antonio Fernández, el Hombre del Anillo, Josefa Sulbarán, Mario Briceño Iragorry, Laudelino Mejías, Ramón Palomares, Antonio Pérez Carmona, Pilar Romero, Carlos Silva, José Ramón Aranguren, Diana Rengifo, Alexis Berríos, Luis González y a uno que se ha declarado valerano aún cuando vino de Barquisimeto, Raúl Díaz Castañeda. (Quien escribe por accidente nació en Miranda pero me siento más trujillano que el burro de Pampanito).
Pero, una vez más, el oscurantismo arremete contra la cultura. En Trujillo capital, en el Centro de Historia, una cuadra arriba de la Plaza Bolívar donde Simón Bolívar firmó el Decreto de Guerra a Muerte, entre gallos y media noche arrojaron al río la mesa utilizada por el Libertador, utensilios, reliquias y otras obras de arte. Todavía rememoramos con tristeza ese negro capítulo en nuestra historia cultural.
Una de esas mañanas en que acudía a la casa de don Luis González y era muy bien atendido por doña Alba, me dijo el recordado amigo: ¡Ay Graterol, en esta tierra de paperudos y desnutridos han salido hombres y mujeres que le han dado lustre al estado Trujillo!. Así son las cosas diría Oscar Yánez, le respondía con la rabia por dentro.
Tendría que hacer un libro, llenar muchas cuartillas para escribir sobre las actividades desarrolladas por el Ateneo y principalmente bajo el liderazgo de una gran luchadora como Marlene Briceño. Los Festivales Internacionales de Teatro, donde Valera fue subsede con grupos de Argentina, España, Bolivia, Colombia, Ecuador y Estados Unidos. Homenaje a dos figuras universales del arte cinético, Carlos Cruz Diez y Jesús Soto, a Danzas Venezuela con la incomparable Yolanda Moreno, Juan Vicente Torrealba, Chelique Sarabia, Rosa Virginia Chacín, Héctor Cabrera. Conferencias y recitales con Adriano González León, Ramón Palomares, David Aliso y sin dejar de mencionar el homenaje a Ana Enriqueta Terán.
Una tarde desde la redacción de DLA conversaba telefónicamente con Ana Enriqueta, quien desde Valencia me confesó que en su patria chica, en su siempre Valera, había llorado como nunca en el citado reconocimiento. Esas lágrimas no las derramó con tal emoción la hija de Rosa Madrid Terán en ninguno de los escenarios mundiales que le tocó ir para ser galardonada por su poesía cosmopolita, más allá de las fronteras patrias. Fue en la Valera, donde abrió los ojos en la hacienda Santa Elena, el 4 de mayo de 1918, bajo las atenciones de una partera que desafió una quebrada crecida bajo un fuerte aguacero para trasladarse desde el centro de aquella Valera de la época hasta el borde de la montaña, para tocar con sus manos y cortar el cordón umbilical, para darle la bienvenida a una recién nacida que después brillaría con luz propia en los confines donde, en distintos idiomas, se conocía la poesía de AET.
Ese ateneo donde los valeranos y los trujillanos en general se aposentaban para batir las palmas en aquellos encuentros cargados de emoción, está en otras manos diferentes a las del pueblo y los artistas. Un insulto a Aura Salas Pisani, a aquella maestra normalista que también fue directora de la Escuela Eloísa Fonseca, colindante con la casa de la cultura por 27 años. Sus alumnos gozaron de un bello aprendizaje y sobran los nombres de fulgurosos hombres y mujeres que se erigirían en profesionales. Muchos de ellos dejaron su huella en otros estados donde se residenciaron. Lamentamos que los alumnos de esta Valera del presente siglo, tengan ahora de vecinos a la milicia que debería estar ejerciendo otras funciones en esta Venezuela donde la delincuencia juega garrote y para muestra un botón: El viejo oeste trujillano como es la Zona Baja.
La villa valerana está descontenta. Lo palpamos en calles y avenidas. Motorizados, zapateros, vendedores de perros calientes, los que buscaban la arepita limpiando los vidrios de los autos, buseteros, profesionales y pare de contar. Además de habérseles restringido el paso de circulación por aquellos predios, ni pensar en un rato de esparcimiento en la otrora acogedora casa cultural. Uno de ellos, me dijo la popular frase. “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”, pero cada hora, cada día, es un tiempo perdido que debería ser invertido para el arte y la cultura.
Es indispensable una reflexión. Alguien que desde adentro y sé que los hay, eleven su voz irreverente ante los que tengan a bien tomar el sendero de firmar una decisión que devuelva a los ateneístas su casa, la casa de las luces, donde nuestros niños y jóvenes regresen a las danzas, al teatro, a la pintura, a la lectura, a la música, y veamos al Perucho Rendón abrir su pequeña venta de libros a precios ajustados al bolsillo. El Ateneo debe volver a lo que era antes. La casa del pueblo. Solidario cien por ciento con esta noble causa. “Errar es de humanos y rectificar es de sabios”. Aunque parezca imposible, con la reapertura del Ateneo todos saldríamos ganando.
Desde el más allá se encuentran Mario Pineda, el que iluminaba el escenario con la rapidez que le daban sus extremidades y Carmen Montilla, la dama que además de limpiar todo después que la sala quedaba desierta luego de una función, también defendía como una leona ese recinto, como si fuera de ella, seguramente estarán en los predios del Todopoderoso clamando porque sean abiertas las entradas al Ateneo.
Dicen que por ahí junto al Padre Andrade y Oscar Portes hasta los vieron detrás de EMU, RUL, Ceferino, Marlene, la Nena Médicci y todos los que han salido a la calle con pancartas sin miedo a protestar. A exigir justicia.
Seguiremos informando.
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