Ayer fueron llevados a su última morada ejemplares hijos de Dios. Se trata de la señora Lorenza Briceño de Valderrama y señor Roberto Rangel, quienes fueron despedidos con homenajes póstumos.
El señor Rangel durante 27 años se desempeñó como sacristán de la iglesia matriz y santuario diocesano San Alejo, donde recientemente se le reconocieron sus virtudes. Mientras la señora Briceño de Valderrama, formó parte de varios apostolados de la iglesia la Coromoto de La Sabanita, además de abnegada madre y esposa. En sus parroquias eclesiásticas se destacó que vivirán como un ejemplo para la sociedad en general. Desde el Diario de Los Andes hacemos llegar nuestra palabra de pesar para ambas familias.