La comunidad de la avenida principal del sector “La Arboleda”, esperaba la fecha cercana previa a la Semana Santa con la esperanza de que el servicio de Aseo Urbano de la Alcaldía del municipio San Rafael de Carvajal “hiciera el milagro” de retirar la basura.
Pese a las oraciones de un poblado tan espiritual, lamentablemente llegó la Semana Mayor y los desechos con toda su carga de contaminación continúan campante y sonante. Veamos, si usted viene de la parte alta lo primero que le da la bienvenida es un botadero de basura en plena avenida, entre los sectores 2 y 3. Ahora, si es por la vía de Valera, El Cumbe específicamente en la abandonada planta de Corpoelec se topará con otro promontorio de desperdicios.
Es lamentable y valga el recuerdo, ¿cómo una planta eléctrica que debiera estar al servicio del pueblo hoy es un basurero? Si mi desgastada memoria no me traiciona con mucha pompa un alto funcionario del gobierno nacional hace varios años vino, dio un discurso y prometió que pronto comenzaría a funcionar. Después de la retirada del sujeto en cuestión la mencionada planta la fueron desmantelando y por eso en La Arboleda es un lujo que una obra de esa magnitud sirva para que merodeen los perros, gatos y toda clase de animales buscando también algo que comer entre esa maraña putrefacta ubicada “lujosamente” a la vista de todo el que pase por la avenida principal de un sector tan bello, con tan buen clima, entre nubes y montañas, pero, con un olor nauseabundo por la causa ya citada.
Una mañanita mientras caminaba por el lugar me atreví a llamarle la atención a un vecino de La Arboleda, sector 2 o Las Casitas porque arrojó con certera puntería un par de bolsas repletas de desperdicios al basurero y me devolvieron el saludo con un grito que al parecer pensándolo bien le dan la razón al amigo.
¿Y qué quiere usted que nos comamos la basura?
Escriba que por aquí el aseo urbano tiene varios meses sin venir me reprochó. “Vendrán para Semana Santa” dijo una señora que se unió al encuentro mientras un perro y un gato peleaban como en un circo romano sin tregua por un pedazo de alimento en mal estado.
Ver para creer. Pasaron varias semanas de ese incidente y ayer mientras daba mi caminata mañanera me topo de nuevo con el vecino y con otro par de bolsas. Ni aire tomó para apuntarme con mucha autoridad. “Ya lo ve llegó la Semana Santa y continuamos peor porque la basura ha aumentado”. Esta vez ni respondí apreté el paso para evitar que el “mal olor” lo tomaran mis pulmones mientras trataba de ejercitarme un poco para combatir el encierro al cual forzosamente y ya con unos cuantos abriles encima me ha condenado la pandemia y ahora con una cepa brasileña rondando por ahí que da miedo.
Ojalá en estos días de pascua efectúen operativos de limpieza en esta zona tan concurrida y transitada que tanto lo requiere evitando múltiples enfermedades generadas por la contaminación.
¡Roguemos al Señor…!