Lerdys y su hija se refugian en las ruinas de lo que fue una casa

Dos familias sin recursos económicos para poder tener una vivienda, residen en las ruinas de una estructura en la peña de una montaña en alto riesgo en el municipio Valera. Sin ser familias de sangre llegan a vivir al lugar ante la ausencia de un techo propio

Las escasas propuestas de soluciones habitacionales que tiene el Gobierno venezolano ha llevado a un importante números de familias a invadir espacios, vivir en las calles o alojarse en espacios pequeños donde conviven más personas.

En el municipio Valera del estado Trujillo una joven de tan solo 20 años, llamada Lerdys Simancas, vive una precaria situación junto a su pequeña hija de tan solo 4 años. Hace más de un año llegó a vivir en las ruinas de una casa, ubicada al borde de una peña en las cercanías de la Morgue de Valera. tuvo que alojarse allí, porque la tía con la cual vivía, lamentablemente falleció.

En el lugar habita con su hija, su mamá y una pareja amiga que tampoco tienen vivienda y decidieron ocupar el lugar. La estructura de la casa es completamente desmejorada, gran parte está sin techo y no hay servicios públicos.

Una sola cama de hierro, con un delgado colchón es lo que hay en el lugar, donde duerme Lerdys con su hija y su madre. Los otros residentes duermen en otro colchón en el suelo.

 

Precarias condiciones

El lugar no cuenta con tuberías, ni salas sanitarias, todo deben realizarlo al aire libre. Deben caminar cerca del lugar hasta una toma para cargar baldes de agua para el aseo personal y para lavar la ropa. Los alimentos lo cocinan en un fogón a leña en una de las áreas sin techo.

El sustento de Lerdys depende de lo que pueda llevar su mamá, su amiga o el joven que reside en el lugar. Con eso compran  algunos alimentos, dice que no tiene con quien dejar a su hija para trabajar.

En cuanto a su alimentación solo realizan una o dos comidas al día, comen lo que les alcanza, esporádicamente la niña le puede dar un tetero o alimento cuando logra tener leche.

Jesús Manuel, es otro de los habitantes de la casa, vive allí con su novia, trabaja cuando le salen turnos en comercios para empacar mercancía. Él confía en que este año electoral los que lleguen al poder puedan ayudarlos con una vivienda.

Estas dos familias que coincidieron en el abandono del lugar para vivir tienen una petición en común, la cual es esperar una ayuda gubernamental para lograr tener un techo propio.

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Por: Mayra Linares Estrada

Fotos: Henner Vieras

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