Madrid, 2 jul (EFE).- Antonio Ledezma insistió este miércoles en que lo ocurrido en Venezuela debe servir de alerta para otra democracias, incluidas las europeas, y advirtió a los españoles, en concreto, «que cuiden su democracia».
«Pensábamos que nunca íbamos a ser Cuba, pero ahora estamos peor», afirmó el opositor, exiliado en España, porque mientras los cubanos se despiertan sabiendo que «el día de hoy será igual al de ayer», los venezolanos se levantan sabiendo «que el día de hoy será peor que ayer».
En el XVIII Foro Atlántico de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), Ledezma definió el gobierno de Nicolás Maduro como una «narcodictadura», que ha convertido al país sudamericano en epicentro de redes criminales internacionales porque «auspicia las bandas transnacionales».
También denunció su implicación en actividades como narcotráfico, terrorismo y crimen organizado.
Insistió en que Venezuela debe ser reconocida por sus recursos naturales y por su gente, no por bandas criminales, aunque advirtió de que «la verdadera riqueza de un pueblo es su libertad plena».
Por ello, recalcó en que lo ocurrido en Venezuela debe servir de alerta para otros países.: «Y a los españoles, en específico, que cuiden su democracia».
Subrayó también que los venezolanos no son el Tren de Aragua y les «avergüenza» que se les «identifique» con esta banda criminal trasnacional, pues «es la expresión del maleficio del comunismo».
En este contexto, lamentó la imagen internacional que se proyecta de su país: «El Tren de Aragua -grupo nacido en una cárcel venezolana que se ha expandido por Latinoamérica- es la expresión del maleficio del comunismo».
Y expresó el deseo de que pronto el Foro Atlántico dedique un debate sobre sus perjuicios.
Ese foro es un encuentro anual de políticos, intelectuales y empresarios para debatir sobre democracia, libertad y desafíos en Iberoamérica, organizado por la FIL, que preside Álvaro Vargas Llosa.
«Una diplomacia de rehenes»

En la misma línea, Pedro Urruchurtu, coordinador de relaciones internacionales de los líderes opositores María Corina Machado y Edmundo González, denunció que el chavismo ejerce una «diplomacia de rehenes» y persigue a los opositores más allá de las fronteras venezolanas.
Esto es posible, dijo, por las conexiones del chavismo con «redes criminales y gobiernos autoritarios».
Urruchurtu relató cómo pasó catorce meses refugiado en la embajada de Argentina en Caracas con varios compañeros, «una prisión» vigilada por funcionarios armados y rodeada por las sedes diplomáticas de Corea del Norte y Rusia, antes de poder salir del país y viajar a E.UU. en una operación que calificó de «rescate».
Una situación que, opinó, representa «la muerte de las normas internacionales en materia de protección», además de «la confirmación del tipo de régimen criminal» que gobierna en Venezuela.
A pesar de ello, «tiene grietas» y «no es infalible».
«Lo que sostiene al régimen es solamente un aparato represivo, un aparato de terror», afirmó.
Los dos opositores venezolanos coincidieron en que la libertad de Venezuela tendría «consecuencias inmediatas» en toda la región y en las «dinámicas geopolíticas globales».
Una vez más, llamaron a la comunidad internacional a mantener la presión sobre el Gobierno venezolano, ya que «ninguno de nosotros va a ser verdaderamente libre hasta que Venezuela lo sea», concluyó Urruchurtu.