Lecturas del domingo 05 de enero de 2020

Reflexión del Pbro. Tomas Fernando Espinosa Aguilar

 

 

Lectura del libro del Eclesiástico (24,1-2.8-12):

La sabiduría hace su propia alabanza,
encuentra su honor en Dios
y se gloría en medio de su pueblo.
En la asamblea del Altísimo abre su boca
y se gloría ante el Poderoso.
«El Creador del universo me dio una orden,
el que me había creado estableció mi morada
y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob,
y fija tu heredad en Israel”.
Desde el principio, antes de los siglos, me creó,
y nunca más dejaré de existir.
Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él,
y así me establecí en Sión.
En la ciudad amada encontré descanso,
y en Jerusalén reside mi poder.
Arraigué en un pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su heredad».

Palabra de Dios

  1. Te alabamos Señor

 

Salmo (Sal 147,12-13.14-15.19-20)
R/.
 El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

V/. Glorifica al Señor Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

V/. Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

V/. Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

 

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,3-6.15-18):

Bendito sea el Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en Cristo
con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos.
Él nos eligió en Cristo, antes de la fundación del mundo
para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo,
según el beneplácito de su voluntad,
a ser sus hijos,
para alabanza de la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en el Amado.
Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

Palabra de Dios

  1. Te alabamos Señor

Lectura del santo evangelio según san Juan (1,1-18):

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor

  1. Gloria a ti, Señor Jesús

 


Reflexión

Pbro. Tomas Fernando Espinosa Aguilar

Muy estimados hermanos y hermanas:

Esta semana leí un artículo que me pareció interesante, mostraba como el evangelio no es una película de reglas morales, sino más bien, un documental que se detiene en cada encuentro, en cada palabra, en cada mirada, en cada gesto del verbo de Dios, que toca y recorre nuestra humanidad, nuestros caminos de humanidad. Y esto es importante para todos, porque los pasos de Jesús, el camino que Jesús recorre, se convierte en camino de salvación. Podemos decir que desde la navidad, todos estos dias hemos contemplado los pasos del salvador y su presencia en nuestra vida. Subrayar este aspecto nos ayuda, porque el único modo para descubrir la presencia de Dios en nosotros, es transformando propiamente nuestra vida, en camino de salvación, donde el evangelio se encarna y se anuncia. De este modo cada cristiano, en todo lo que hace, por muy insignificante que parezca, se convierte en camino que anuncia la paz, en camino que anuncia la salvación. El parrafo del evangelio de este domingo, el prólogo de san Juan, es una síntesis de todo el evangelio “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria”. Detengámonos en las palabras con las que concluye el parrafo del prórrogo de san Juan: “A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer”. Ahora bien, es Jesús el que nos dona la gracia de conocer a Dios Padre, nos hace conocer su corazón misericordioso. Jesús nos revela el corazón de Dios, porque camina con nosotros, revelándonos al Padre en cada gesto, en cada milagro, en cada mirada. Como decía un gran santo espanol “No hay otro lugar para ver y conocer a Dios, sino en nuestra vida, recorrida por Jesús, porque en cada paso de Cristo en cada uno de nosotros, es un batido del corazón de Dios Padre”. Feliz domingo día del Senor!

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