Hacer “de tripas, corazones” se ha convertido en la frase popular empleada desde el momento en que inició la cuarentena social y a medida que trascurren los días, sin embargo, para muchos, ya no resulta fácil, sobre todo para quienes viven del día a día, que dependen de lo que reciben de sus trabajos cotidianos; llámese: economía informal, transporte público, quienes incluso, viajaban hasta fuera del país, exactamente Colombia para vender al mayor y así paliar la crítica situación económica venezolana que hoy ha empeorado con el Covid-19.
El Covid-19, no solo afecta el trajinar diario de cada persona, sino que por el contrario, le está haciendo un grave daño a nuestra economía fuertemente golpeada desde hace rato, y no solo a la venezolana, sino a la economía mundial, y ¿qué pasa cuando un País como Venezuela que está sumergido en una debacle económica le toca vivir este panorama poco alentador?
Ocurre que la gente aunque quiera, ya no puede hacer “de tripas corazones”, porque con el pasar del tiempo se van acabando hasta las “tripas”, en este caso los ahorros, a aquellos que pudieron ahorrar. En ese sentido, conversamos con algunas personas que viven del día a día; el sector comercial, sobre todo el informal, que trabaja en mercados, en la calle, deambulando algunos, ofreciendo su cafecito, sus chupetas, entre otros, o quienes trabajan la mercancía seca, la cual en este momento no es prioridad, como sí lo es, la venta de rubros alimenticios.
“Estamos paralizados”
Juan Carlos Linares, nos comenta que definitivamente ya se le están acabando los ahorros, porque “aunque quiero trabajar, la prioridad en este momento se convirtió en comida, nadie compra ropa, y de eso vivo, subo un rato a mi local pero no hay movimiento, y es preocupante porque para rebuscarme o hacer otra actividad debo tener gasolina y no hay, la que se consigue hay que pagarla bien costosa, hasta 25$ cuesta llenar el tanque ¿y si no estamos produciendo cómo pagamos gasolina? si lo poco que hay, es para la comida” comerciante trujillano quien fue criado y levantado por su madre gracias a la economía informal, y así llevó ese ejemplo, de trabajar como buhonero, y luego ser parte de la economía formal, la cual, en su área la venta de ropa, está paralizada totalmente.
Los ahorros no son eternos
Pero no solo es la ropa, también está el caso de quien en Trujillo capital vendía jugo de naranja puro, muy conocido y con años en “la esquina del sabor”, quien también ha levantado a su familia con esta actividad, y sus hijos han seguido su ejemplo y el grupo familiar vive de esa actividad, y ahora, “estamos de brazos caídos, sin poder exprimir las jugosas naranjas para vender al público”, Juan Bastidas, cuenta que “no sólo la producción está caída, sino que perdimos, una importante cantidad de naranjas traídas desde Valencia, cuando fue anunciada la cuarentena social; ahora estamos viviendo de los ahorros, pero estos no son eternos, y ya no sabemos qué hacer, esperamos que el gobierno honre la palabra que dio de ayudar a quienes viven del día a día y no contamos con un salario quince y último, porque mis hijos trabajan en lo mismo” aseguró.
Motores apagados
En el caso de los transportistas es el mismo panorama, o quizás más grave, porque ni siquiera gasolina hay, están apagados los motores, y esto los mantiene en zozobra, esperando qué decisión tomará el gobierno, un gremio que vive netamente de las carreras que hace, y ante la prohibición de movilización quedaron por completo, sin “tripas” para hacer “corazones”. Muchos, nos cuenta el señor Javier Carrillo, representante del sector transporte en Boconó, “han tenido que vender repuestos de sus vehículos, los propios carros u otras pertenencias para poder mantenerse y sobrevivir a la crisis existente y a la que se le sumó el covid-19, la comida es incomprable, en Boconó todo es más costoso que en Valera y Guanare, acatamos las normas establecidas por el gobierno nacional y municipal, aunque nos afecta enormemente porque no contamos con recursos ni ahorros, y quien los tuvo, ya se les están esfumando en estos 17 días de cuarentena y ya no puedo mantenerse. Hay compañeros que están desesperados porque no hay como rebuscarse, pedimos al gobierno ayude a los sectores que vivimos del día a día, y que no dependemos de un salario” aseveró.
Aunque la actitud de cada uno de los trabajadores que se mantienen económicamente con el día a día laborado, es positiva, de esperanzas, de fe. Es necesario que a corto plazo las autoridades tomen las consideraciones pertinentes al caso, porque el tiempo seguirá pasando y las reservas se van terminando, y como bien lo manifestaron cada uno de los entrevistados “hacemos de tripas corazones” pero las tripas no son eternas porque hasta los sectores priorizados de alimentación n o se dan abasto para mantenerse porque las ventas no son las mismas.