Leópolis (Ucrania), 12 sep (EFE).- Las redes sociales se han convertido en espejo de las esperanzas de los ucranianos en la contraofensiva relámpago emprendida por su ejército, un espacio donde se comparten las emociones de los primeros encuentros entre los habitantes y sus soldados en las zonas liberadas, tras meses bajo la ocupación rusa.
«¡Llevamos seis meses esperándolos!», saluda un grupo de ciudadanos a los soldados en Balakliya, una de las primeras ciudades liberadas en la región de Járkov, en el noroeste del país. Las mujeres ofrecen comida a los soldados, entre abrazos y llantos, mientras las tropas les apremian a seguir en el refugio, por el peligro de nuevos bombardeos rusos.
Este y otros vídeos similares son compartidos por los soldados en sus cuentas de las redes sociales. Se han convertido en la principal fuente de noticias desde el frente, ya que las autoridades y el ejército ucranianos mantienen hermetismo sobre los detalles de la ofensiva en curso y el acceso a los asentamientos liberados es limitado.
Olena Mykula, una ciudadana de Leópolis cuyo hermano está combatiendo en el este del país, explica a Efe que ha estado siguiendo las noticias de la línea del frente «sin parar». Le duele la cabeza desde hace días por la fuerte mezcla de emociones que está viviendo.
«Es tanta la felicidad y tantas las lágrimas cuando ves los vídeos de esas ciudades y pueblos liberados», dice. Siente «un orgullo increíble por todos nosotros, por nuestros soldados y por todos los que les ayudan».
Las noticias de la línea del frente son atendidas con especial fuerza por quienes tuvieron que abandonar sus hogares en los territorios ocupados por Rusia. Los comentarios a los mensajes que envía el gobernador ucraniano de la provincia de Luhansk, Serhiy Haidai, revelan sus esperanzas sobre la liberación de la región.
Otros vídeos muestran numerosos equipos militares rusos destruidos por el ejército ucraniano en su avance o abandonados por las propias tropas enemigas en su precipitada retirada. Les siguen comentarios que señalan que el ejército ruso, «el segundo mayor del mundo», se ha convertido en «el segundo mejor ejército de Ucrania».
Uno de los clips del frente muestra a varios soldados de infantería rusos saltando de un tanque ruso a toda velocidad al ver a un soldado ucraniano, presumiblemente dotado de armas antitanque. El blindado acaba estrellándose contra un árbol en su frustrada huida.
Los sentimientos de orgullo y de poder se alternan con los de dolor y por la consciencia del alto precio pagado por muchos soldados mientras largas columnas de ambulancias recorren a toda velocidad las calles de Leópolis, Kiev y Dnipro para trasladar a los heridos a los hospitales.
Olena, que sólo tiene contacto esporádico con su hermano, dice que la ansiedad que siente ha ido en aumento: «La ofensiva en Járkov puede ir más tranquila, pero las cosas se han puesto más difíciles y no tan fascinantes en Donbás y en el sur», afirma.
Según las noticias que consigue de su hermano, la intensidad de los combates, en los que participa su unidad, sigue siendo tan alta como en el primer mes de la invasión. También está preocupada por los civiles.
«Cuanto más grandes sean nuestros éxitos, más se desbocará Rusia con sus ataques de misiles», sostiene Olena, citando los ataques rusos contra las infraestructuras críticas de Járkov y la región de Dnipropetrovsk el domingo y el lunes, que han provocado cortes de electricidad en parte de las zonas orientales y centrales de Ucrania y han matado al menos a cinco personas.
También se teme lo que pueda revelarse en los asentamientos liberados, recordando el caso de Bucha e Irpin. Empiezan a aparecer los primeros relatos sobre desapariciones de algunos residentes en la ocupación. Ya se han encontrado dos cadáveres con huellas de tortura y heridas de bala en la nuca en el pueblo de Grakove, según la Fiscalía General.
«La tristeza y la alegría se mezclan», dice Olena, para continuar: «Mi fe en la eventual victoria de Ucrania y la caída de Rusia es muy fuerte».
La fe como sentimiento dominante se refleja en otro vídeo de un soldado de Balakliya que también se ha hecho viral. Muestra cómo un cartel de propaganda rusa, en el que se lee «¡Somos un pueblo con Rusia!», es arrancado de una valla publicitaria. Debajo aparece un cartel más anterior, con varios versos emblemáticos del poeta nacional ucraniano Tarás Shevchenko.
«¡Lucha y vencerás!», reza la primera estrofa. Refleja el sentimiento de más del 90 % de la población, que incluso antes del inicio de la contraofensiva estaba en contra de cualquier concesión territorial a Rusia.
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