Francisco González Cruz
“Hemos abierto las puertas del infierno” afirmó el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, el pasado miércoles 20 de septiembre en la Asamblea General de Naciones Unidas que se celebró en Nueva York. Se refería al incumplimiento de los compromisos asumidos para atemperar el cambio climático, para tener un mundo de paz, mitigar el hambre y la pobreza, reducir las desigualdades entre las personas y las regiones, acabar con la contaminación ambiental y otras responsabilidades.
En la llamada “semana de alto nivel” del 18 al 22 de septiembre de la Asamblea General de la ONU, realizada para analizar el cumplimiento de la Agenda 2030 firmada en el año 2015 y que incluye a los Objetivos del Desarrollo Sostenible, muchas voces de mandatarios, de la comunidad cívica, de empresarios, de expertos y de delegados de diferencias creencias religiosas, incluyendo la Iglesia Católica, acompañaron la voz de Guterres.
La realidad es que los Objetivos de Desarrollo Sostenible han tenido muchas dificultades para ser cumplidas, en particular por parte de países y empresas responsables de la contaminación ambiental y de la producción de bienes y servicios que no satisfacen necesidades humanas, sino sus intereses movidos por el poder y la codicia. También esta Agenda 2030 ha sido atacada y calumniada por determinados extremismos ideológicos.
Hay países autocráticos que son verdaderos peligros para alcanzar estos objetivos, sobre todo por su capacidad en armamento, su decisión de exportar sus dictaduras y las alianzas que son capaces de armar, como China, Rusia, Corea del Norte, Afganistán, Azerbaiyán, Bielorrusia, Irán, Irak, Qatar, Arabia Saudita, Turquía, Emiratos Árabes Unidos, Vietnam y otros más. En América Latina están las tres dictaduras: Cuba, Nicaragua y Venezuela.
También están las empresas más contaminantes del mundo, donde se encuentran las principales petroleras como Kuwait Petroleum Corp, Conoco Philips, Chevron, Saudi Aramco, ExxonMobil, BP, National Iranian Oil Co y Royal Dutch Shell. Así mismo Coca-Cola (Coca-Cola, Fanta, Sprite), Pepsico (Pepsi, Lays, Doritos) Nestlé (Nescafé, Kit Kat, Nestea) Unilever (Persil, Cornetto, Sunsik) Mondelez International (Oreo, Cadbury, Milka) Mars (Mars bar, M&Ms, Snickers, P&G (Tampax, Pantene, Ariel), Philips Morris International (Parliament, Merit, Marlboro), Colgate Palmolive (Colgate Palmolive, Colgate, Ajax), Perfetti (Mentos, Chupa Chups, Fruitella). Todas ellas declaran sus propósitos de transformarse es empresas menos agresivas al ambiente y a las personas, según esta fuente: (https://www.theecoexperts.com/es/blog/las-9-empresas-mas-contaminantes)
En todo caso, el Secretario General de la ONU dio un toque de esperanza al afirmar que el futuro no está escrito y puede ser mejor si se cambian radicalmente las cosas, empezando por una transformación de la propia organización que dirige. “Reforma o ruptura» afirmó, y pidió a los Estados que conforman las Naciones Unidas repensar todo el sistema de organizaciones multilaterales, con el fin de incrementar rápidamente y contundentemente su capacidad de respuesta, incluyendo el Consejo de Seguridad, donde el poder de veto lo tienen algunas viejas dictaduras. La razón de ser de la ONU está siendo vapuleada, es otra de sus frases.
Una de las propuestas más profundas y contundentes a estos temas de la pobreza, la contaminación y el calentamiento global la dio el papa Francisco con su con su monumental Encíclica “Laudato Si’”, lanzada al mundo en el 2015. Ahora, el próximo 4 de octubre, publicará una Exhortación, con el nombre de “Laudate Deum”, donde retoma el tema de la “ecología integral” que integra las dimensiones ambiental, social, económica, cultural y espiritual de la vida humana.
Allí el Papa llama a, según lo adelantado, “la urgencia de una conversión ecológica personal y comunitaria, que implica un cambio de mentalidad, de actitudes y de estilos de vida, para cuidar la casa común y a los hermanos más pobres”, la importancia de una formación ecológica, ecología política y económica que favorezca el desarrollo humano sostenible y la responsabilidad de la Iglesia y de los cristianos en el cuidado de la creación.
El mundo tiene la oportunidad de ir cerrando las puertas del infierno, e ir abriendo las del cielo. Aquí hacemos votos para que así sea.