Las Primarias venezolanas cumplirán su objetivo en autogestión: el CNE y su metamorfosis no debería afectarlas | Por: Luis A. Villarreal P.

 

Luis A. Villarreal P.

 

Negativos y escépticos del cambio que demanda la crisis  venezolana y sus instituciones, andan como siempre: consternados y arguyendo insuperables dificultades. Reiterando que deslindarnos del CNE no es buena idea, porque solo implica un daño a la  ‘institución democrática’ del voto. Más explícitamente: que negarse a aceptarlo es promover la abstención electoral, lo que no es bueno para el desempeño opositor sino más inconveniencia.

En realidad esas interpretaciones, y manera de conducirse en el terreno genuinamente democrático, son por el contrario: ingenuas y sospechosamente antidemocráticas. Y a los hechos —si no escondemos nada bajo la alfombra— debemos remitirnos.

Allí están las evidencias en materia de imparcialidad, resultados y utilidad de los múltiples procesos electorales. ¿Para qué han servido? ¿Acaso se ha resuelto siquiera una parte de la crisis, o somos más democráticos?  Hoy día se puede afirmar que dichos eventos electoralísticos han terminado en menos democracia. ¿Entonces?

Lo que tal vez somos es un país con yacimientos excesivos de esperanza, auto tolerante, que simplemente se enorgullece de su ilimitada resiliencia en la que seguimos entrenando, como si pretendiéramos participar en las olimpiadas de la precariedad indefinida.

 

 

Pasividad ante la crisis, es

                                   cohabitar

 

Luchar sin acomodo,

mientras nos salvamos nosotros

                                     [mismos,

 

debe ser el propósito

dïario y comedido

cuando hablamos y a los demás

                                        [oímos.

 

Comentar la tragedia

‘tendenciosa’ de los

           [venezolanos

cada vez que se pueda,

sin herir ni aflojando,

es lo que podría diferenciarnos

 

y hacernos asertivos;

responsables de nuestro país

                                [siempre,

no sólo en sus conflictos

y crisis hoy patente.

No es personal, ni con ello se

                                    [ofende,

 

señalar los problemas

y excesos bajo pretexto

                     [causados,

cuando las consecuencias

nos cercioran hace años

de la decadencia que

              [soportamos.

 

                                  L A V P

 

 

Lo que rodea a las Primarias por parte del oficialismo es lo mismo —aunque ahora mucho más— que se ha practicado en procesos de elección anteriores: un calculado control que permita atenuar o defraudar las aspiraciones opositoras en beneficio del mando superior oficialista indefinido, con la peculiaridad de dejar siempre a salvo la ‘cualidad’ democrática del régimen ante el mundo.

Por ello, les cae del cielo que, cuando compiten, algunos cargos de elección popular puedan ser alcanzados por la oposición partidista en un porcentaje necesario de alcaldías y gobernaciones, aunque en estas últimas les acomodan un protector, por si acaso un gobernador quiere lucirse en su gestión.

Es un inverosímil juego donde el oficialismo ‘de todas maneras gana’. Pero es la demostración de un CNE ‘probo e imparcial’, en el que se puede confiar y sobre el que no se aceptan cuestionamientos, so pena de que quienes así lo hagan serán tildados de irresponsables, y de ignorantes ante las maravillas tecnológicas y seguras que brinda el sistema infalible automatizado. Y por supuesto, de enemigos del voto;  y, lo que es peor, de causarle irreparable daño al sistema electoral, como columna medular de la democracia venezolana.

En la Venezuela post democrática, tales aseveraciones son un dogma, e inferidas tal vez por el oráculo de Delfos. Porque si bien es cierto que existen las herramientas tecnológicas, también las mismas pueden ser manipuladas, cuestión que induce la sospecha colectiva y en consecuencia la natural desconfianza del electorado. Principalmente porque los interesados en seguir ostentando el poder, vista su manera errática de gobernar, no son creíbles sino vistos como tahúres de la política.

Hay lógica y suspicaz expectación por la renuncia voluntaria o requerida de los rectores del Consejo Nacional Electoral. Mucho más en el contexto de los preparativos electorales que se realizan a objeto de medir el liderazgo opositor en las Primarias, y en la intranquila espera de las elecciones Presidenciales.

Explicación elemental de los sobresaltos comprensibles, vista la importancia de ambos eventos que sin duda modificarán la percepción y actitud de los venezolanos que esperamos reivindicar el verdadero liderazgo nacional, el bienestar y el Estado de derecho en Venezuela, lo que es lo mismo que la confianza en nuestro país y la felicidad democrática de todos.

Hay interpretaciones diversas:  por un lado, las ejecutorias oficialistas solo pretenden asegurarse que la ‘presa’ no se salga con la suya, por lo que se necesita gente más confiable y decidida en la rectoría ceneista que garantice cumplir la misión encomendada cualesquiera sean las contingencias que se susciten en el discurrir de las Presidenciales. Por otro, los inusitados cambios obedecen a la estratagema de cambiar rostros y semblantes con intención de ganar confianza y credibilidad, necesarias en la posible negociación de las supuestas Elecciones Libres. Colocando los mismos musiues, pero con diferentes cachimbas. Claro, y que a su vez estén más dispuestos a cumplir las misiones y maniobras que se les encomienden, por difíciles y riesgosas que sean.

Pudiera conjeturarse sobre ‘otras razones y aspectos’ que buscan explicar el cambio de los timoneles del CNE, pero las mencionadas satisfacen en buena parte la sospecha en la ciudadanía opositora. Ámbito en el que ya se dicen tamañas cosas por la actitud de los representantes del  régimen que quita y pone.  Y que según parece se aprestan a jugarse a Rosa Linda en estas partidas electorales que se aproximan; no tanto porque desean recuperar «su» coroto, aún en sus manos, sino porque no lo quieren soltar.

Otra de las alarmas que se ha activado es la de las inhabilitaciones políticas porque sí. Por ello están en riesgo candidaturas que llevan la delantera o las que puedan ser sus relevos

Esta posibilidad ya ha puesto en anticipado jaque a quienes según las encuestas ya cuentan con favoritismo nacional,  lo que pone de relieve un ‘sobrecogedor’ obstáculo, y en verdadero reto al ingenio opositor.

Aunque de mayor envergadura, será parecido al que la Comisión Nacional de Primarias ha respondido; relacionado a la ‘imposibilidad’ de contar, según sus requerimientos, con la asistencia técnica del CNE tendiente a la realización comicial opositora,  afirmando que se continuará con el programa en los aplaudidos términos de autogestión, y en función de una votación manual. Lo que requerirá de la búsqueda de fondos para tal fin. De este modo se ha facilitado poner punto final a la posible injerencia del organismo electoral cuestionado. Para beneplácito de muchos, aceptación a regañadientes de otros; y la negativa, de no tantos.

 

 

 

 

 

 

 

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