Por: Luis A. Villarreal P.
Tal y como se van oyendo los comentarios en torno a la posible realización de las Primarias —que a pesar del reciente entusiasmo y ‘tácito’ acuerdo ahora pareciera que podrían convertirse en ‘la manzana de la discordia’— se puede ir interpretando las diferentes posturas partidistas venezolanas cada día más diferenciadas y peculiares.
Los intrínsecos o recónditos intereses de quienes optan por el poder para gobernar y alinearse a la geopolítica que les garantice como grupo pseudo político dominante sojuzgar a sus connacionales y vivir la dolce vita; también es de tener en cuenta los chéveres sueños de quienes ostentan los privilegios empresariales, comerciales y financieros, que solo buscan salvarse ellos con sus prometedores modos de vida, razón por la que no hablan sino de mejoramiento y crecimiento económico y hacen mutis sobre lo político, llegando a acariciar y divulgar la idea de ‘un país dos sistemas‘ que es el estereotipo chino de mayor envergadura en lo que a autoritarismo y negación a la democracia se refiere.
En el menor de los casos, podemos incluir —no sin profunda y decepcionante preocupación— a los que simplemente desean ser parte de ese poder que los dejará vivir sin sobresaltos ni necesidades tan solo sumándose —aclientelándose— a las egoístas y calculadas agendas que serán supuesta y convenientemente ‘gratificadas’.
Por si fuera poco, también inciden otros aspectos —vaya a saberse por qué realmente— que no está de más traerlos a colación, porque como venezolanos o latinoamericanos somos propensos al estereotipo, a la copia de exógenos modelos, al trasplante de otras ideas, sin fijarnos en el contexto, en las típicas circunstancias que deberían hacer la diferencia para proceder adecuada y trascendentemente.
Nos referimos a lo que tiene que ver con la influencia de quienes haciendo de gurúes u olímpicos electorales, por su experiencia o participación en otros procesos comiciales, trazan unos esbozos que ‘convencen’ fácilmente a todos los que no quieren o no les conviene profundizar, ni tampoco responsabilizarse ni hacer esfuerzos para cooperar con unas Primarias —cuyo primordial objeto es mostrar y fortalecer la Unidad, a través de prácticas democráticas— rebosantes de participación y optimismo que haga latente en los venezolanos la determinante e inspirada decisión de rescatar el país que nos incumbe.
Por supuesto, a todos nos gustaría que las Primarias cumplieran con el ideal que nos asiste de ‘cómo deberían ser’, conque las mismas estén blindadas de la intromisión oficialista que sin duda se aprovechará de cada uno de los dislates opositores, y de la supremacía de poderes e instituciones que están allí para complacer las ‘sugerencias’ e imposiciones de quien tiene sobrados intereses —internos y externos— que cuidar para permanecer en el poder.
Lo que se ha venido suscitando en contravención a los propósitos dados a conocer por la Plataforma Unitaria Democrática [PUD] —que agrupa a los partidos supra, G4: AD, PJ, UNT y VP, y a los agregados recientemente por razones del Diálogo en México que sigue siendo embarque, y a otros que están compartiendo más allá de la aceptación de las Primarias— es muy interesante tener en cuenta porque se está pretendiendo manejar esta situación en base a experiencias pasadas de la MUD, de las ‘célebres’ decisiones que ya no son sino antecedentes de los que hay que cuidarse, considerando que la situación aunque parecida es diferente.
Enrique Márquez, rector ceneista ‘opositor’, aclarando que no es obligante, tercia a favor de utilizar los ‘recursos’ del CNE; e igual, en base a la experiencia, Ramón Guillermo Aveledo —también pensando en las factibilidades financieras— trata de hacer ver que no es ‘contraproducente’ pensar en utilizar las máquinas y el personal del CNE. Márquez incluso deja ver la ‘conveniencia’ de utilizar esos recursos electorales oficiales por su prevista utilización en las presidenciales. O sea, hay quienes ‘turísticamente’ creen que las viejas y actuales razones —asumidas por la PUD inclusive—, de no inmiscuir al CNE, son un simple capricho que hay que ir desestimando. Para concurrir ‘adaptados’ al 2024, donde de todos modos el CNE estará a cargo.
El aún presidente Iván Duque, tal vez viendo con impotencia los rieles ya tendidos de las próximas relaciones colombo-venezolanas, nos reitera:
«A ellos [la diáspora venezolana], y a todos los venezolanos, les decimos que aquí estamos quienes creemos en las instituciones, y que son las elecciones libres la única manera como debe retornar la esperanza a Venezuela», aclarando además que: «Uno en la vida no puede tener frustraciones sino perseverancia. Cuando uno ve a un país sufrido, cuando se ve lo que hay en la frontera, cuando ves a una familia entera migrando, uno tiene que sentir de corazón ese anhelo de que [todo esto] termine»
Estados Unidos —actor principal y decisivo en la terrible crisis venezolana— sigue en el camino de sus estrategias y prioridades: asistiendo a Ucrania e interesado en la salvación de la UE, mostrando todo el músculo disuasivo a China para que la réplica de Ucrania no sea en Taiwán; que es lo mismo que cuidar la fortaleza estadounidense, puesta en peligro por los imperios ruso y chino que desean cambiar el liderazgo del mundo, conllevarnos a un Nuevo Orden Mundial que ya suponemos, no sin íntima tribulación.
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