Por: Luis A. Villarreal P.
Que las Primarias no garantizan suficiente participación, y que la Comisión Nacional de Primarias no cumplirá su cronograma como debiera: alcanzando las metas aceptables de inscripción y votación, para satisfacer la verdadera legitimación del liderazgo opositor; así como los requerimientos logísticos; es la penosa narrativa de quienes añoran el CNE y no quieren que ese evento se realice de manera autónoma.
Se teje cualquier clase y número de suposiciones en relación al afán desesperado del régimen y sus acólitos que, entre laboratorios y triquiñuelas, hacen lo posible para convertir las Primarias opositoras en un callejón sin salida.
Aún peor es su delirio, al querer desalojarlas de la mente de quienes desean participar en ellas porque lo consideran un derecho necesario y democrático —ahora mucho más—, un acto de absoluta responsabilidad ante el dantesco cuadro que presenta una buena parte de dirigentes y cogollos —incluido el pueblo anuente y neutro— bajo sospecha de estar confabulados con el estado de cosas que obstruye e imposibilita la vuelta a la democracia, y muy orondos se siguen haciendo pasar por opositores.
También se observan torpes y delatoras excusas de cínicos y desleales con las Primarias, retractándose sin real justificación del compromiso asumido.
Sobre este incómodo tema, diagnóstico que confirma la infección contagiosa de nuestra democracia, en el trayecto de las Primarias, es ineludible comentar la actitud asumida por los que van en pos de la candidatura presidencial y han optado por no inscribirse en ese conteo cuyo objeto es medir el liderazgo, aunar fuerzas y habilitar la candidatura única del cambio, con el firme propósito de reemplazar el poder político y empezar con pie firme la reconstrucción nacional.
LEGITIMACIÓN y UNIDAD no sólo es una consigna. En cabeza con cuatro dedos de frente, es un requerimiento que busca la confianza del electorado y mejores condiciones organizativas a fin de alcanzar el triunfo y reclamarlo en las elecciones Presidenciales del 2024. Además, una excelente previsión al preparar el terreno del gobierno transicional. Objetivos tendientes a fortalecer la lucha democrática, en Venezuela y ante el concierto de países que nos están respaldando.
El partido Un Nuevo Tiempo, decidió habilitar una precandidatura que no era la que se creía; simplemente, como saludo a la bandera, dejó la esperada postulación precandidatural de Manuel Rosales en manos de ‘un suplente’ inscrito como José Hernández, y fue representado por Luis Emilio Rondón. Casi un juego de anonimato.
Benjamín Rausseo, alias el Conde, se rajó de manera menos ‘formal’ arguyendo su excusa desde una red social.
En ambos casos —característica antidemocrática en el océano de la desconfianza— se sospecha y visualizan aviesas intenciones: la mera caricatura de liderazgos y aspirantes dando burdas explicaciones, mas no la de fondo. Simplemente las que lastimosamente les toca asumir para esconder el trasfondo de sus intenciones, ya puesto al descubierto a los ojos y percepción del pueblo.
¿Qué es lo que ‘personajes’ como los mencionados están haciendo? Para dónde están jalando. Qué es lo que quieren evitar; a quién quieren cortarle el paso. A quién quieren decapitar. ¿Y, por qué?
Excusas como que las Primarias no garantizan la participación electoral de los estratos populares —ya no de los pobres y de pobreza extrema que es casi toda Venezuela— sino la de las élites o clase media en extinción, es un argumento verborreico sin sentido; una demostración de no querer sacarle pecho a la organización de la elección opositora, lo que estarían obligados a hacer si tuvieran madera de demócratas comprometidos.
Gustavo Azócar, un periodista que se le ha visto pujando contra el chavismo, por extraño sortilegio de los astros vino a formar parte —en conjunto con Emilio Graterón, Pilarica Romero, Agustin Berrios, Luis Estefanelli, tal vez Juan Barreto, entre otros rostros conocidos— del equipo ‘multi ideológico’ del Rausseo que dejó el pelero en las Primarias. En el programa con Norbey Marín en YouTube, se atrevió a hacer magia para explicar las razones desertoras de su precandidato —ahora presunto candidato—.
Con inconsistente retórica Azócar precisó: por cuanto las Primarias no se perfilan como una Primera Vuelta Electoral Presidencial, tal como se los prometió la Comisión Nacional de Primarias [¿?], al percibirse un ambiente con poca participación popular, un evento chucuto, elitesco, cerrado…, entonces equipo y aspirante decidieron apartarse de ellas, sin dejar de desear, eso sí, que las mismas tengan un ‘buen final’. Recalcando que dicha decisión era un ‘derecho democrático’ que tenían.
Primarias, de todos modos
Que si no participa
suficiente cantidad de electores,
las Primarias serían
un fracaso. Entonces
legitimarán los camaleones
que esperan la ocasión.
Ávidos saldrán de sus
[madrigueras
a echárselas al sol.
Pero, es lo que sueñan…
¡el cambio no tendrá quien lo
[detenga!
Cuando menos serán
una encuesta imposible de
[esconder.
Mucha animosidad
exultante de fe
nos llevará a ganar otra vez
—sobre todo a cobrar—
nuestras Elecciones
[Presidenciales.
De ansias de libertad
mente y pecho están que arde,
nos claman la respuesta ¡más
[tajante!
L A V P
Seguiremos pendientes de lo que vaya ocurriendo con las amenazas de inhabilitaciones y judicialización de las Primarias. Con mucha expectativa ante el compromiso y responsabilidad de registrarnos para poder votar en las Primarias, si en realidad deseamos aportar nuestro grano de arena acudiendo masivamente a la escogencia de la candidatura opositora el 22 de octubre 2023.
Nada de hacer el juego a quienes ven anticipadamente las Primarias como un evento fallido. Esa es su excusa porque no quieren el cambio; que no sea la nuestra, por no inscribirnos antes del 7 de julio.