Las Presidenciales venezolanas: bajo la fuerza de gravedad de las Primarias que ruedan cuesta arriba | Por: Luis A. Villarreal P.

Luis A. Villarreal P.

Las Elecciones Presidenciales están igualmente en la incertidumbre, tienen su suerte atada a la de las Primarias; eso explica la determinación oficialista de querer jugar con la fecha de las mismas, adelantándolas o postergándolas, o incluso involucrarlas en la llamada mega-elección, un verdadero saco de gatos, todo con la intención de sacarle el cuerpo a una aplastante derrota sin retorno.

A la vista de todos han querido sacar del panorama electoral estas Elecciones Internas democráticas cuyo propósito fundamental es legitimar el liderazgo y formular en el mosaico candidatural de ‘zorros y camaleones’ una candidatura unitaria, legítima, investida por la participación ciudadana y su deseo formal de alcanzar el verdadero cambio político para sacar a Venezuela del foso donde, extenuado y sufrido, languidece el pueblo venezolano por las penurias insoportables a consecuencia del desgobierno chavista.

Se hostiga parejo a dirigentes aspirantes de la candidatura democrática presidencial desde la base del electorado, mas no a aquellos idos por el atajo haciéndose candidatos presidenciales por adelantado, sin respaldo popular, en un abierto y osado deslinde, no de opositores frente al régimen sino entre quienes promueven el cambio y los colaboradores del despropósito autoritario continuista.

No aceptar el liderazgo emergido puro y  nítido, robusto y firme, del alma del pueblo, y querer sustituirlo a la carta por otro empático y conveniente al oficialismo, es una afrenta imposible de ignorar por parte de la avasallante mayoría de venezolanos y gobiernos extranjeros democráticos no alineados con aspiraciones geopolíticas chino-rusas y las rancias componendas castristas provenidas del ‘foro sao paulista’

Ante tamaña adversidad del pueblo mayoritario frente a la minoría hegemónica y autoritaria, apoderada de los medios ‘institucionales’ de dominación, las preguntas son, si no visiblemente desgarradoras, exclamaciones impotentes con fieros síntomas de rebeldía y atrevimiento y de, lo constitucionalmente establecido:  desobediencia civil.

Pasmosos ‘opositores’ en la rueda de cartas puestas sobre la mesa por tan lastimosas circunstancias venezolanas, se atreven a ofrecer su respaldo a candidatos opositores democráticos afines ‘a sus intereses o a su manera de ser’ bajo la patética intención de  buscar con quien ‘sentirse todos representados’.  Otros, con medias menos tintas o escaso pudor, señalan su ‘decidido apoyo’ a precandidaturas [o candidaturas] sin problemas de Inhabilitación… O sea… Más claro, imposible; se sabe ya para dónde jalan.

La Plataforma Unitaria Democrática no ha cejado de argüir su irreversible apoyo a las Primarias consideradas su manufactura; reiterándolas como su propósito fundamental e irreductible, considerándolas la única y expedita vía de combatir democrática y electoralmente al régimen

No obstante, el espectro intrínseco ‘opositor’ donde se mueve el G4 y sus asimilados en la contienda aún infértil de México, esa especie de agujero negro —fuerza cósmica del movimiento opositor tras bastidores— es un revoltijo de pasiones y añoranzas, un problema ontológico del ser y no ser, razón por la cual sigue radiando dudas sobre su veracidad opositora integral; manifestándose como torbellino de disputas candidaturales más allá de su deseo de sanar y salvar a Venezuela.

Continúa mostrando la PUD ese viejo drama ‘shakespeariano’ imperturbable provenido de la AN 2015, donde se pone manifiesto una lucha férrea, pero entre los agotados y ególatras liderazgos partidocráticos con sus respectivos ‘caudillos’, mas no contra el causante del descalabro político de Venezuela.

Primarias, sin retorno

 

Cumplir con las Primarias

es la meta y nos vamos acercando

aunque bajo amenaza

estén. Este gran paso

remonta el vil acecho autoritario

 

dispuesto a detenerlo

a toda costa. Pero no ha podido.

Para ellos es funesto:

su ayer y hoy no es el mismo.

Sienten el ocaso de su destino.

 

Poco tiempo les queda

y se comportarán sin miramientos.

El desafío y afrenta

del sufragïo interno

opositor los ha puesto en un duelo

 

difícil de ganar.

Las inhabilitaciones dolosas

seguirán rechazadas,

y la fe opositora

allanará con su luz, la victoria.

 

                             L A V P

 

 20 senadores de Estados Unidos, partiendo de las rebuscadas inhabilitaciones, formalizan ante la Secretaría de Estado su preocupación por las próximas elecciones venezolanas

En correspondencia dirigida al Secretario de Estado Antony Blinken, una veintena de senadores republicanos y demócratas, liderada por Dick Durbin, Bill Cassidy, Bob Menéndez, Joni Ernst, Tim Kaine y Marco Rubio, tratan de abrirle los ojos al presidente Biden sobre la situación de Venezuela, y le destacan a manera de exigencia aspectos donde debería estar atenta y diligente la política de EEUU, concretamente en lo más específico:

«Uno.- Permitir que las primarias se lleven a cabo según lo previsto por la Comisión Nacional de Primaria, sin interferencias del régimen.

Dos. – La participación de todos los candidatos y que no sea el régimen de Maduro el que elija a su propio oponente, al calificar de inaceptable la arbitraria práctica de emitir prohibiciones administrativas a los candidatos.

Tres. – Permitir que quien gane las primarias se postule en las elecciones presidenciales de 2024, en una elección legítima, que cuente con observación internacional que velen por el cumplimiento de la voluntad del pueblo venezolano».

 

Adicionando, al respecto:

“El pueblo venezolano no puede permitirse ver otra elección fraudulenta, que solo traerá más sufrimiento a su nación y fomentará una mayor inestabilidad en las Américas».

Los senadores, entre otros deprimentes detalles de la situación venezolana, nos quieren alertar también sobre la necesidad de exigir a Washington mayor diligencia.

 

Demos por cierto los supuestos de encontrarnos ante una crisis en peligrosa encrucijada —rodeada de escarpados y abismos, proveedora de suspensos y más golpes e infortunios—,  con o sin miedo, eso si bien prevenidos porque también está allí —si lo deseamos y queremos— la salvación de Venezuela; es decir, si nos vamos por el camino menos fácil, pero firmemente correcto.

Esperemos las argucias de la AN, del acorazado CNE, de la enjuta Fiscalía, del incógnito TSJ, sinérgicos del continuismo; tranquilos y serenos, dispuestos a dar las respuestas democráticas requeridas por las circunstancias. Sin dar relevancia, claro, al ‘ajuste’ entre partidos —del tipo UNT-PJ, un Rosales dando flaco apoyo a Capriles para su posterior beneficio—, aunque este sea un odioso jueguito tendiente a debilitar la candidatura más firme, austera y comprometida con el cambio radical, precisamente requerida por nuestra Venezuela para salir de la extendida crisis.

 

 

 

 

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