Las Presidenciales: acortando el camino hacia la liberación de Venezuela | Por: Luis A. Villarreal P.

Luis A. Villarreal P.

Aunque estamos a seis semanas del 28J, si bien la actividad proselitista continúa avivando la Ruta Electoral, la expectativa crece y se torna cada día más impaciente debido a las circunstancias de intranquilidad derivadas de la actitud hegemónica e imprevisible del oficialismo en los diversos aspectos de la elección Presidencial; aun cuando los rectores ceneistas se esfuercen en seguir ‘reiterado’ el ‘absoluto blindaje’ de ‘toda’ la plataforma tecnológica como garantía de respeto al voto de los electores.

Ante el propósito reeleccionista se debe tener debida precaución, independientemente si se dan  por ganadores  —porque ni modo hicieran lo contrario o dudaran de ‘su triunfo’ ante sus seguidores—; Cuestionando la actitud triunfalista irreductible en base a unas encuestas por ellos manipuladas,  respaldada además por su ‘doctrina’ sentenciosa del «no volverán» y «ni por las buenas ni por las malas nos vamos».

El haber emplazando a la Oposición dizque a  ‘firmar’ el compromiso de reconocer ‘los resultados electorales’, es un necio y rebuscado acto de querer comprometerla sin saber cuáles y cómo serían los procedimientos asumidos por el ente rector predominantemente oficialista.

El chavismo está echando mano de las ‘estrategias’ del pasado, en las cuales se invocaba el liderazgo paternalista de su ‘revolución’, a los fines de promover la ofrenda abundante del voto inconsciente y mesiánico

Esa añoranza por los ideólogos de las terribles circunstancias de este cuarto de siglo —ensañándose cada día más contra la dignidad de los venezolanos—, actualmente se ha transformado irreversiblemente en un desdén colectivo, en el lamento generalizado sobre una experiencia absolutamente absurda y dolorosa.

El conglomerado nacional, tal vez luego de su reflexión y seria retrospectiva, según se ve, está manifestando recordar con lamento aquellos días engañosamente eufóricos, a sus actores y seudo líderes, pertenecientes a la historia trágica de Venezuela; por ello, suponemos a esas fechas conmemorativas cayendo del calendario, precisamente el 28J; para fijar la verdadera efeméride de Liberación y retorno a la democracia.

La idea de personificar la lucha electoral oficialista en las figuras ‘revolucionarias’, causantes de la debacle nacional, es y debe ser contraproducente; porque tampoco es concebible —después de tan amarga experiencia— llegar a observar de nuevo a un pueblo indeciso, intimidado y conformista; sucumbiendo a la exigencia de los caporales del PSUV, dándose mala vida y preocupación por cumplir con la dificilísima tarea del 1×10

Repugnante e intolerable la terrible obligación —impuesta a los empleados públicos, sindicatos pro régimen, y a beneficiarios de las dádivas de subsistencia repartidas en los Consejos Comunales, Ubch, y otros centros de manipulación social—, de presentar anticipadamente una lista de diez electores, ‘familiares o amigos’, y llevarlos consigo a votar —so pena de despojarlos de los beneficios de la ‘revolución’— por un sistema tan inicuo e insoportable.

La Oposición democrática, vistas las condiciones ‘atmosféricas’ electorales ocasionadas por la presencia de un oficialismo tradicionalmente adueñado del poder electoral, actúa  impertérrita tomando todas las precauciones posibles

Todos están aportando sus esfuerzos organizativos para representar de la mejor forma posible a la Única Oposición Democrática, en esta justa electoral cargada de fe y esperanza: la Plataforma Unitaria Democrática y sus partidos afiliados; el enorme liderazgo legitimado en las Primarias, conformado por demócratas cabales; el candidato presidencial Edmundo González y sus acompañantes dentro y fuera del país; y muy singularmente MCM, convertida en la aglutinadora de estas elecciones, ahora llevando sobre su humanidad el compromiso de corresponder al pueblo en su deseo de ganar, cobrar, y hacer posible el Cambio necesario.

Aunados están: en relación a la logística de movilización de la ciudadanía para promover y alentar el sufragio; en el propósito de satisfacer la completa representación y observación en los centros de votación, dispuesta a cerciorarse del adecuado funcionamiento de las mesas y sus miembros; en el cuidado de mantener eficientemente la sincronía logística y comunicacional, en los álgidos momentos.

Sin dejar de insistir, por supuesto, en la veeduría u observación internacional —ONU, UE, Centro Carter…— con la cual se espera superar limitaciones y barreras impuestas por el órgano electoral tendiente a disuadir u obstaculizar la observación plena y profunda; principalmente, sobre el cumplimiento de las especificaciones normativas y el adecuado funcionamiento del sistema automatizado.

¿Jugando a ganar elecciones?

 

Un juego muy pesado

tramar matriz de opinión falsa

                                           [sobre

Presidenciales, cuando

el gentío no esconde

su necesidad de cambio, la noble

 

firmeza distintiva

de sentimiento nacional, actuando

sin temor y en legítima

defensa; paso a paso,

sin importar para nada el teatro

 

de mentiras mediáticas.

Buscar el efecto placebo no

es sino una campaña

carente de pudor,

¡porque el país entero despertó!

 

y ya no soporta engaños

de los promotores de la tragedia

nacional que afrontamos.

Como es una ‘estrategia’

de fraude electoral, cunda la

                                          [alerta.

 

                                     L A V P

Confiados estamos los venezolanos en retomar y profundizar los deberes con nuestra nacionalidad, el encuentro con la conciencia ciudadana de cada uno; haciendo caso omiso a las recientes ‘diatribas’ en el CNE. Aspirando con optimismo, sobrado de razones en esta cruzada electoral, a la cónsona posición de la FAN frente a la crisis política ocasionada por un sistema perjuicioso del interés nacional, y ante el debido respeto y consideración hacia todos los venezolanos de bien —incluidos todos los integrantes de la institución armada—,  quienes aspiramos regresar a la democracia proveedora de paz verdadera, porque esté articulada en la justicia y el Estado de derecho.

 

 

 

 

 

 

 

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