Las ONGs amenazadas: más controles contra la eficiencia ciudadana y blindaje para el autoritarismo

 

Por: Luis A. Villarreal P.

Lamentablemente el término democracia —desde la antigüedad— se ha venido interpretando como el sistema de gobierno en el que se puede actuar de acuerdo a libertades, aspiraciones e intereses muy difusos, y al satisfacerlos o complacerlos lógicamente degeneran o distorsionan hacia el populismo y la corrupción que tienen como ‘doctrina’ la promoción y establecimiento de muchos derechos y pocos deberes, cuando deberían ser proporcionales.

Contra quienes se esfuerzan en ‘interpretar’ o denunciar semejante caricatura de democracia se erizan las actitudes reaccionarias por parte de gobiernos beneficiados, que aparte de controlar gremios, partidos, empresas, medios de comunicación, y otras instituciones —como beneficiarios más directos para ‘hacer posible la gobernabilidad’—, también extienden sus intenciones para lograr la ‘anuencia’ o la neutralidad de asociaciones no gubernamentales, generalmente sin intereses de gobierno ni fines de lucro.

Las Organizaciones No Gubernamentales [ONGs], sin ánimos de ufanarlas, son nada más y nada menos que el florecimiento de la ciudadanía que no está afiliada ni supeditada al juego de intereses del poder político, económico e incluso ‘religioso’.

Son instituciones cuyo concurso es hacer seguimiento de la realidad social y política para fijar posición y reivindicar derechos humanos de comunidades y pueblos, del país y del mundo, puestos en entredicho o en peligro por actitudes y actividades injustas y depredadoras —contrarias a los principios de libertad, justicia, responsabilidad y fraternidad—, cualesquiera que estás sean.

Así como se ha venido irrespetando, interfiriendo, vulnerando, socavando, la autonomía propia de los principales poderes públicos, de gobernaciones y municipios, y de un buen número de gremios, partidos y universidades, y otras instituciones, se ha hecho lo posible —por parte de partidos y gobiernos— para controlar sin razones válidas la organización social; sindicatos, asociaciones vecinales, comités de defensa, centros de estudiantes y de cultura, incluso fundaciones, son un ejemplo.

Viene al caso por cuanto la Asamblea Nacional oficialista pretende regular —digamos minimizar o anular— derechos y funciones de las ONGs venezolanas, no porque, en el cumplimiento de los deberes que por Venezuela y su gentilicio han asumido, tengan que buscar y recibir colaboraciones y aportes, sino porque sus actuaciones ponen en entredicho y tela de juicio las ‘políticas’ y comportamientos oficialistas que están en contravención a los derechos ciudadanos, acarreando dificultades y sufrimientos a las personas y desbarajuste institucional.

Al respecto, Diosdado Cabello, explícito, arguye:

«¿Dónde estará la plata que recibió la oposición criminal venezolana? En las cuentas bancarias de las ONG creadas y controladas por la oposición en los países satélites. Alguna de esas ONG son: Alimenta la Solidaridad, Fundación Futuro Presente, Asociación Civil Manos al Aire, Transparencia Venezuela, Provea, Foro Penal, Acción Solidaria, Rescate Venezuela, Caracas Mi Convive, Alimentado Esperanza, Fundación American Venezuela Engagement, Fundación I Love Venezuela, Fundación Ven Da Tu mano, Un Mundo Sin Mordaza, entre otras».

Buena noticia es que la Universidad Católica Andrés Bello [UCAB], ha ofrecido sus buenos oficios para organizar las primarias con miras a las presidenciales de 2024.  Según el director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de dicha universidad, Benigno Alarcón, y la reseña de  Monitoreamos, se explica:  «El centro colaboraría en organizar unas primarias si esa oportunidad se nos da. Nosotros hemos estudiado mucho los temas electorales, hemos escrito sobre ello y estamos a la orden para lo que se nos pida. Si se nos pide que participemos y ayudemos a organizar, con el mayor gusto lo haremos».  Además, expresó su convicción de que las primarias no deberían ser organizadas por el Consejo Nacional Electoral [CNE], porque, según él, en el país son «muchas las personas que no confían en el Poder Electoral», lo que haría que los venezolanos «no participen en las primarias».

Tomás Guanipa —escrupuloso y digno—, aseveró que su partido [PJ] trabaja en la redacción de un reglamento electoral que garantice el funcionamiento y finalidad de las primarias. Por eso precisó: «Para que podamos ganar las presidenciales tenemos que salir ya a organizarnos, ya estamos haciendo las reglas, creo que todo el que aspira a ser presidente debe salir a recorrer el país y construir sus alianzas…».

Guanipa insistió en que los políticos deben defender [exigir] que la voluntad del pueblo se cumpla y que, en adelante, «ningún candidato» a cargos de elección popular «sea decidido por un cogollo».

El día del Trabajador, Carlos Prosperi exhibió su deseo de una «coalición democrática» inclusiva de organizaciones de la sociedad civil para asistir a las presidenciales 2024. Es bueno, claro. Pero, además expresó en un comunicado que «Las primarias deben celebrarse a finales de este año, a más tardar en el primer trimestre de 2023. Debemos elegir un candidato y buscar un mínimo de condiciones electorales». Lo ‘trágico’, es que aspire un ‘mínimo de condiciones electorales’, cuando es un máximo lo que esperamos.  ¿?

Que San Pedro bendiga las expresiones y deseos del Papa Francisco, al exhortar a su cuasi homólogo Cirilo I, patriarca de la Iglesia Ortodoxa de todas las Rusias:

«No se convierta en el monaguillo de Putin«, que ha llenado el mundo de incertidumbre y muertes. Y cuando expresó su voluntad de ir al Kremlin a solicitar al jefe de oligarcas, orcos y mercenarios wagnerianos, detener la guerra en Ucrania.

 

 

 

 

 

 

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