Bruselas, 17 jul (EFE).- Después de las lluvias torrenciales de la última semana, Bélgica amaneció este sábado con cielos despejados y la sensación de despertar de una pesadilla que ha dejado no solo más de una veintena de muertos, sino también importantes destrozos en el país, sobre todo en el sur.
Conforme baja el nivel de las aguas surgen nuevos datos sobre el número de fallecidos, que ya alcanza las 24 personas, según datos del centro de crisis del país, y aumentan las estimaciones de los desaparecidos, por el momento, varias decenas.
Sobre esos datos, el centro de crisis de Bélgica indicó hoy que «por desgracia, se debe tener en cuenta que este número aumentará aún más en los próximos días y horas», y que «los servicios de emergencia continúan investigando sobre el terreno».
Según ese centro, las operaciones de rescate prácticamente han terminado en la provincia de Lieja y los esfuerzos se centran ahora en el rescate de animales y en operaciones técnicas.
En la región de Valonia aún hay problemas en la red eléctrica y en el suministro de agua en las provincias de Luxemburgo y de Namur.
Por otra parte, en Flandes el nivel de las aguas baja con lentitud en la provincia de Limburgo.
Comienza a conocerse con más precisión el alcance de los daños materiales provocados, que según los alcaldes de distintas localidades, tardarán años en ser completamente reparados.
El primer ministro belga, Alexander De Croo, se trasladó este sábado por la mañana a Rochefort y Pepinster, en Valonia, dos de las localidades más afectadas, acompañado por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
En declaraciones a los medios locales, el primer ministro calificó los daños de «impresionantes».
Las inundaciones «podrían ser las más catastróficas» nunca ocurridas en Bélgica, según dijo De Croo el viernes.
El sábado por la tarde, De Croo tiene previsto visitar Eupen y Maaseik, acompañado por el ministro presidente de la comunidad germanófona, Oliver Paasch.
Durante la visita se reunirá con los habitantes de las localidades y con las autoridades locales.
Algunos puntos de esa zona, como la localidad de Wanze, seguían inundados el sábado a mediodía.
En Chaudfontaine (provincia de Lieja), uno de los municipios más afectados por las lluvias y donde comenzaron este sábado las obras de reparación, la imagen es «apocalíptica», según el alcalde de la localidad, Daniel Bacquelaine, informa la VRT.
La red ferroviaria en distintas zonas de Valonia se ha visto seriamente afectada por las lluvias y el servicio se encontraba prácticamente parado este sábado.
También muchos tramos de las carreteras en la región seguían siendo inaccesibles el sábado, según datos de la policía federal.
Las autoridades provinciales de Lieja pusieron en marcha hoy una célula para coordinar la ayuda a los afectados por las inundaciones con el objetivo de ajustar las propuestas de las empresas, asociaciones y ciudadanos de todo el país con las necesidades existentes.
Las inundaciones de esta semana, que comenzaron el miércoles, obligaron a evacuar a «miles de personas» en todo el país.
La región meridional de Valonia y la provincia flamenca de Limburgo, colindante con Alemania, han sido las más afectadas por unas precipitaciones que también causaron devastación en Alemania e importantes daños en Luxemburgo y Países Bajos.
En la provincia de Lieja, la más perjudicada por las crecidas de los ríos Mosa, Ourthe, Ambleve o Vresde y sus afluentes, las precipitaciones alcanzaron una intensidad que se da una vez cada 200 años, casi tres veces superior a lo habitual en la zona, según el Instituto Meteorológico belga.
PAÍSES BAJOS
En Países Bajos, donde miles de residentes de varios pueblos de la provincia de Limburgo fueron evacuados el viernes como medida de precaución por temores al desbordamiento de los ríos y el sábado proseguían algunas de las operaciones, las autoridades del municipio de Roermond amenazaron con multar a las personas que hagan «turismo» para visitar las áreas destrozadas, informó la agencia Belga.