Las escaleras ancestrales del Maen Shombeuk / Por Oswaldo Manrique

Sentido de Historia

 

 

Confieso que titubeé al darle el sentido que aspiraba a esta nota, para que no cayera en mera curiosidad y publicidad para turismo. Falta la investigación necesaria que aborde este sitio aunque esté relacionado con el aspecto espiritual e histórico, específicamente del Gran Santuario Indígena Maen Shombeuk, Páramo de las Siete Lagunas, La Puerta, Estado Trujillo, en Venezuela, que encierra ciertas cosas, entes y formas extrañas del relieve, aparte de su misticismo natural, sus elementos, su flora y fauna, su entorno energizante, pareciera algo mágico, quimérico, pero es realidad, existe, y sé que algunos lo considerarán simples especulaciones, mientras que para otros será de interés conocer y que se corra la cortina sobre estos “enigmas” tan fascinantes, de esta realización tan antigua, que pudiese generar respuestas y conocimientos sobre el mundo e inclusive, sobre creencias religiosas; pero lo que nos mueve sencillamente, es la búsqueda de la verdad histórica.

Se llega a La Puerta desde Valera, por una carretera negra de unos 21 kms., de largo. Al ir subiendo, se va sintiendo el cambio del clima y del paisaje custodiado por el río Bomboy y el fresco verdor que se encuentra como borde de la vía, allí verán sembradíos, matorrales, montañas, casas, que hacen placentero el viaje. Está localizada en el lado suroeste de La Puerta. Desde la plaza Bolívar de esta población, se asciende a las llamadas Siete Lagunas por cuatro caminos parameros o alternativos como la senderista Cuesta de los Rondones, frente al área urbana de dicha parroquia; existe el más antiguo, a través de lo que se conoce como el derrame de La Maraquita; otro por El Paramito, pasando el punto turístico de La Lagunita del Portachuelo; y el de Los Bicuyes, que cuenta ya con carretera agrícola para vehículos de doble tracción. Al llegar a la Cruz Colorada, símbolo del comienzo del camino hacia este Santuario Natural Maen Shombeuk, uno de los más hermosos del planeta, se va a encontrar una formación hecha de piedras rústicas que pudieron haber estado apiladas o formando otras de mayor volumen en época remota.

Maen Shombeuk, es uno de los monumentos naturales más hermosos de Venezuela y del planeta, posee gran valor espiritual, paisajístico, ecológico, arqueológico e histórico. La memoria oral paramera, lo considera el Santuario más importante de la nación Timotes y del occidente del país, por su tamaño, y por su especial ubicación, sirviendo como una especie de punto de la correa transmisora, que une a dos espacios naturales distintos, la Sierra Nevada, y los mansos depósitos de la navegable Laguna de Coquivacoa (hoy Lago de Maracaibo), acceso al Mar Caribe y a los pueblos antillanos. También fue, la vía de intercambio de productos, así como de escape de los aborígenes en su época de esclavización; fue la ruta del tabaco, que salía de Barinas; luego se convertirían en los caminos de la estirpe legendaria de los Varones de la Sierra de La Culata, encabezados por el coronel Sandalio Ruz, el coronel Américo Burelli, Mitrídates Volcanes, Cesáreo Parra y el Macho Palomares, en sus revoluciones nacionalistas en los finales del siglo XIX y las primeras décadas del XX.
En tiempos antiguos, los nativos llamaban Maen Shombuk a este lugar, significa en lengua Timoto, los simbólicos siete maravillosos ojos de agua, las Siete Lagunas parameras, importantes en la cultura, espiritualidad e historia de la Comunidad Indígena de los Bomboyes, pobladores precolombinos de La Puerta. Cuentan que siete (maen), significa naturaleza, armonía y belleza, es el día de la Luna y de la Princesa Dorokokoe, de la espiritualidad y la devoción, dedicado a los dioses, pero principalmente, fue el místico día en que la Princesa de las Aguas, partió en la noche larga y de tormentas, hacia el sacrificio personal, por su pueblo. Según ellos, las quebradas, cañadas y derrames, que se desprenden de esas montañas que nutren al Bomboy, son los hilos de la hermosa cabellera de su inmolada Princesa. Por eso, en el acervo local de mitos y leyendas, se tejen las referidas al respeto y cuido de este Santuario natural, por los soplos y los espíritus.

llegar a este sitio paradisíaco, se transita por algo fascinante que encontraremos en el conjunto de los siete ojos de agua: las llamadas escaleras indígenas, suerte de obra vial, hecha al borde de un farallón, paso con el que se ahorra media hora aproximadamente de camino a pie, a ese espacio integrado por los ojos de agua (Siete Lagunas), montañas, vegetación de la que destaca el famoso díctamo real, alargador de la vida y el útil y venerable frailejón, su fauna con más de 100 variedades de pájaros; y varias cuevas templos y mortuorias saqueadas en las primeras décadas del siglo pasado, cuyo patrimonio indígena (que se debe repatriar), se exhibe en museos de Francia y Estados Unidos; tiene en lo más alto, en la cima, un templo, constituido por una enorme roca denominada Piedra del Muñeco o de los Chorotes, también llamada Piedra Kchuta (Piedra de Dios), en lengua Timoto. Es el altar, en el que los mojanes y sacerdotes, realizaban las ceremonias y ritos religiosos de la Comunidad Indígena de los Bomboyes, primeros pobladores de La Puerta. Veneraban y ofrendaban a los Dioses de su devoción, con ovillos de algodón, telas, frutas, además de ramas aromáticas, platos con esencias y aceite de cacao que quemaban. Además, hay otras de más reciente elaboración como: la capilla San Francisco Javier, con un hermoso mural de cerámica, construida a un lado de la Laguna Negra, o reliquias como: el Cristo tallado en madera, y la imagen de la Virgen de la Purísima Concepción, colocadas por los familiares y amigos de las víctimas de los accidentes aéreos.

 

Las escaleras ancestrales del Maen Shombeuk

 

Ahí, vamos a descubrir una singular obra producida de las posibilidades hermosas de la misma naturaleza, que es objeto de leyendas, una suerte de peldaños de roca formando una escalera, que conduce a las lagunas, que pudo ser consecuencia de las erosiones provocadas por los glaciares y para otros, es obra del Gran Arquitecto del mundo en tiempos en que las bondades del cielo hicieron presencia en este hermoso y mágico lugar.

 

Los remotos orígenes de esta realización

 

El lugar llamado Páramo de las Siete Lagunas (Maen Shombuk), forma parte de la Sierra de La Culata, vecino a continuación del Páramo de la Sal, ambos del ramal septentrional de la Codillera de los Andes venezolanos (Briceño Valero, Américo. Geografía del Estado Trujillo. págs. 16 y 17. ECV. Caracas. 1920); por supuesto, al formar parte del espinazo, deriva del proceso de glaciaciones que se dio en épocas muy remotas en dicha cordillera.
Aparte de lo que dejó escrito el maestro Briceño Valero, se desconoce mayor precisión en el origen de las Siete Lagunas, por supuesto, a falta de investigación la memoria oral señala que los aborígenes la utilizaban para ceremonias mágico religiosas, es el lugar de mayor altitud (3.500 msnm), para hablar con el cielo, con Kachuta (Dios), y para ello, iban cubiertos de coloridos plumajes para asemejar a los pájaros, que fácilmente se elevan y se encumbran en las alturas.

Pero, lo que nos llama más la atención y se nos muestra con evidentes enigmas, son Las Escaleras de las Siete Lagunas, que conforma el Santuario Indígena Maen Shombeuk; el visitante detallista que las observe, se preguntará inmediatamente: ¿Quién o quiénes las construyeron? ¿Para qué las construyeron? ¿De dónde extrajeron esas piedras, si no se encuentran en los alrededores, ni ahí? ¿Cómo las trasladaron hasta este sitio? ¿Quién humano, medio, poder, o agente o ente o fenómeno físico la hizo o la produjo? ¿Cómo se determinó la carga y firmeza necesarias en su ejecución? ¿Quién fue el artífice que le dio ese orden o la compuso? ¿Qué tiempo se requirió para su ejecución? ¿Quien le dio ese destino de ser parte del camino, que ciertamente es de interés y utilidad general? Es obvio, que asimismo se especule, ¿Si fueron construidas o colocadas con el objetivo de poder realizar tributos o ceremonias indígenas mágico religiosas de ascenso, a la consulta del cielo?

Indudablemente, que la respuesta inmediata y más fácil es, que desconociéndose quiénes fueron sus eximios ingenieros, técnicos y obreros, fue creado con recursos de la misma naturaleza, como realización u obra para facilitar el acceso hacia ese maravilloso y mágico lugar inexplicablemente distinto, tan diferente en belleza, humor, espiritualidad y energía especiales.

El otro dato, tiene que ver con la presencia humana en este lugar, sus primeros usuarios y transeúntes, según serias investigaciones data de 3.000 años antes de ahora, 1.000 AC, (Sanoja, Mario y Vargas, Iraida. Orígenes de Venezuela.1999); eran aborígenes pertenecientes a la gran nación Timoto, que fueron ocupando coetáneamente el valle del Bomboy, en su proceso de expansión.

Los enmohecidos documentos de encomiendas y los Informes Pastorales de los Obispos, entre ellos el de Mariano Martí, señalan que este valle fue conocido desde tiempos remotos como <<valle de indios Timotes>>. Alrededor del año 1608, en lo que hoy se conoce como el área urbana de La Puerta, se estableció una posesión de tierras de concentración, agrupamiento y nucleamiento de aborígenes, que provenían de otros sitios, Mendoza, Jajó y La Quebrada, del estado Trujillo, que significó una amplia jurisdicción política religiosa, pero que en su mayoría eran familias, grupos y comunidades pertenecientes a la gran Nación Timoto. Se han encontrado vestigios de la presencia de Xaxoes, Esnujaques, Xicokes, Kombokos, Bicuyes, Mukutis, Xikokes y por supuesto, Bomboyes. Con estos grupos, se constituyó el denominado Pueblo de indios Nuestro Señor San Pablo Apóstol de Bomboy, como Cabecera de Doctrina, luego Resguardo Indígena de La Puerta, con lo que el régimen colonial mantuvo el control social y de explotación sobre los indígenas, castigando y ejerciendo un clima de violencia, para adoctrinarlos en catolicismo y hacer desaparecer sus creencias mágico religiosas, que solo pudieron mantener en vigencia ejerciéndolas y practicándolas en lugares alejados como este santuario.

 

La curiosa colocación, orden y forma de los escalones de piedras

 

Aquí, se puede observar y transitar por un conjunto de gruesas piedras, coordinadas y sostenidas unas con otras, en forma de vértice, son peldaños de piedras entrecruzadas, ordenadas y en correspondencia una con otra, que soportan cualquier peso, como una obra de expertos ingenieros viales, que permiten bajar hasta las lagunas entre ellas la Corva o Corcovada, la Negra y luego, la bella Gata.

Las escaleras de roca, frías y ásperas, sirven para facilitar bajar o subir a los visitantes y transeúntes, por el borde de un precipicio, y se ahorran media hora de camino, para llegar a las lagunas y también para luego subir, cuya forma parece haber sido diseñada por los fuertes vientos y los cambios de las nevadas y la temperatura.

Si las detallamos, se pueden observar los cortes y el tipo de piedra rústica en que están elaboradas estas escaleras, que facilitan el paso para llegar al Santuario Indígena Maen Shombeuk, en el Páramo de las Siete Lagunas. Los peldaños, son bordeados por esas piedras, que sirven de pasamano o agarre. Según Tulio Ramón Rivas, llamado el “último Xikoke”, reconocido baquiano de la zona, esas piedras, no se encuentran en el páramo, él consideraba que fueron traídas por los indígenas, desde la zona baja, posiblemente de Arapuey ¿Pero cómo las trasladaron?

Las curiosas Escaleras ancestrales, uno de los componentes de ese espacio, así como, los monumentos naturales, hermosos, nobles y curiosos, que constituyen el Maen Shombeuk, son prueba de la característica artesanal y espiritual de la Comunidad Indígena Bomboy, así como de sus personajes y hechos relevantes de nuestra evolución como pueblo, y otras de importancia histórica y cultural de nuestra Parroquia, Estado y País; sin embargo, persiste el desconocimiento de ellos.

Regresar de allí, de esa indescriptible belleza natural, significa estar cargado de una energía, aunque sea temporal, que ayuda a obtener una sensación, de casi total congruencia emocional, más allá de las explicaciones y razonamientos que se puedan dar. Para quien esto escribe, este lugar, merece una metódica y penetrante investigación.

 

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