Barcelona, 12 may (EFE).- El Barcelona dijo prácticamente adiós a sus opciones de ganar LaLiga tras empatar este martes ante el Levante (3-3), en un partido que reflejó las principales flaquezas que explican el desplome azulgrana en esta recta final de temporada, como la fragilidad defensiva, las malas segundas partes o los cambios ineficaces del entrenador.
Tras el regreso del último parón de selecciones, a finales de marzo, el cuadro catalán no ha encontrado la regularidad en el campeonato. Desde entonces, el Barça tan solo ha ganado cuatro de los ocho partidos disputados, frente a Valladolid (1-0), Getafe (5-2), Villarreal (1-2) y Valencia (2-3).
El resto de encuentros se cuentan por derrotas, primero en el Clásico ante el Real Madrid (2-1) y después frente al Granada (1-2), y recientemente también empates, contra el Atlético de Madrid (0-0) y el Levante (3-3). Todo ello, deja un balance de 14 puntos ganados de los últimos 28 posibles.
Durante este período, la única excepción la puso la final de la Copa del Rey. El Barça se exhibió contra el Athletic Club (0-4) y rompió así una sequía de casi dos años sin ganar ningún título, aunque el buen juego de ese día no ha terminado de cuajar en LaLiga, donde varios factores explican el bajo rendimiento.
Fragilidad defensiva
El Barcelona ha encajado 12 goles en los últimos ocho partidos disputados, y tan solo ha conseguido mantener la portería a cero en dos de estos encuentros. La defensa azulgrana ha sido la línea más castigada por las lesiones a lo largo de la temporada, pero en esta recta final ha hecho aguas por méritos propios.
Ante el Levante, recibió dos goles en menos de cinco minutos, y en la foto del tercer tanto quedaron retratados los errores de marcaje de Gerard Piqué y Sergiño Dest, del mismo modo que frente al Granada fueron Óscar Mingueza y Sergi Roberto los principales señalados.
Segundas partes nunca fueron buenas
En el último duelo del Ciutat de València, el Barça volvió a regalar la segunda parte al rival, dejándose empatar un partido que parecía encarrilado con un 0-2 al descanso.
Una situación que parecía emular la remontada del Granada en el Camp Nou, que también fue capaz de anotar dos goles en menos de 15 minutos durante el segundo tiempo. En ambos duelos, un momento de desconexión fue suficiente para que al cuadro catalán se le escaparan los tres puntos.
Problemas para cerrar los partidos
El Barça ni siquiera ha mostrado una imagen de solidez en aquellos partidos que ha terminado ganando. Ante el Valladolid, no fue hasta el minuto 90 que Ousmane Dembélé abrió la lata y anotó el único gol de la victoria.
Del mismo modo, el cuadro barcelonista también vio como se le complicaron los triunfos por la mínima ante el Villarreal y el Valencia. En estos dos encuentros por tierras valencianas, el Barça terminó pidiendo la hora, mientras que ante el Getafe en el Camp Nou no encontró la tranquilidad hasta los últimos minutos.
Los cambios de Koeman
Ronald Koeman ha optado en varias ocasiones por realizar cambios defensivos que no siempre han servido para cerrar bien los partidos. Al contrario, el Barça siempre ha acabado sufriendo cuando su técnico ha apostado por hacer que el equipo diera un paso atrás.
El partido del Levante es el último ejemplo: el técnico neerlandés sustituyó a un delantero como Dembélé, que fue uno de los jugadores más activos del encuentro, por un lateral como Dest. A pesar de este refuerzo defensivo, los hombres de Koeman no fueron capaces de conservar el 2-3 y, en los últimos minutos, recibieron el gol del empate.
Tropiezos contra rivales directos
En una Liga tan igualada como la de esta temporada, vencer a los rivales directos es clave, no solo para abrir una brecha de puntos, sino también para ganar el ‘gol average’ en caso de empate.
Pero ante Real Madrid y Atlético, el Barça no logró ni una cosa ni la otra otra. Los azulgranas cayeron en el Clásico, en un partido en que siempre fueron a remolque, y no pasaron del empate ante el cuadro rojiblanco el pasado sábado.
El Barcelona, además, tampoco dio la talla en el partido decisivos ante el Granada. De haber ganado ese encuentro, se hubiese colocado líder en solitario de LaLiga y quizás ahora la historia sería distinta, pero terminó perdiendo y, a falta de dos jornadas para el final, el título parece más bien una quimera.