En laguna pestilente de aguas contaminadas por acumulación de desperdicios, residuos fecales y vegetales, se ha convertido el bote de agua que ocupa el estacionamiento del IAHULA, irónicamente frente al edificio de Microbiología de la Facultad de Farmacia y Bioanálisis de la Universidad de Los Andes, retando toda norma de higiene mínima urbana y más aún es áreas de estudios de la salud.
Por cuatro años, el profesor Robert Lobatón ha denunciado la “pestilente realidad” que afecta no solo los sectores Santa Elena y Campo de Oro y residencias masculinas, arriesgando además la salud de trabajadores y pacientes del Instituto Autónomo Hospital Universitario de los Andes, IAHULA, “sin que al parecer pareciera siquiera importarles a autoridades electas, ni asignadas del estado Mérida”
La proliferación de mosquitos, roedores y olores putrefactos extienden la contaminación por los sectores cercanos, junto a la delicada situación del sector salud de los habitantes y quienes en condiciones normales estudian en la facultad de Bioanálisis y Farmacia, así como quienes hacían uso de los espacios deportivos, ha disparado las alarmas, según explica el profesor Lobatón, preguntándose si quienes aspiran elegirse o reelegirse como autoridades ¿aguantarán unos 15 minutos haciendo campaña por el sector?
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