Los bandidos trujillanos adoran las montañas, por ello desde La Floresta, El Pensil, Escuque, Caja de Agua, La Cabaña, La Honda además de Castil de Reina, Agua Clara y Carmania hay una especie de “camino” para que ellos se paseen a sus anchas robando y sometiendo a los productores de la zona, sin ser detectados
Delitos como robo, hurto, secuestro, abigeato y extorsión pretenden instalarse en la zona metropolitana del estado Trujillo, que a pesar del urbanismo, continúa rodeada de grandes montañas en las que es posible la producción vegetal y animal.
De allí que los residentes de La Floresta, El Pensil, Escuque, Caja de Agua, La Cabaña, La Honda además de Castil de Reina, Agua Clara y Carmania estén acechados por grupos de delincuentes, que se ha agudizado desde hace dos años.
Entre los municipios Valera y Escuque, los delincuentes tienen varios puntos a su favor; el primero de ellos es la cercanía de sus viviendas, por lo cual es fácil y rápido el traslado de objetos robados. También les favorece que conocen el área y tienen “amigos” que les sirven de informantes sobre las personas que poseen tal o cual bien de interés como: vehículos, herramientas de trabajo, maquinaria, así como animales y productos agrícolas. Saben que por las noches es imposible que haya algún tipo de seguridad y pueden atentar sin contratiempos en los caseríos y viviendas alejadas y por último, el escondite perfecto de los malandros: la montaña.
Luego de cometer sus fechorías los criminales se esconden en la zona boscosa y nadie puede detectarlos, mucho menos apresarlos; desde allí coordinan a cuántas personas van a atacar en una misma noche y dónde van a esconder los objetos robados que luego buscarán, como ha ocurrido en múltiples oportunidades llevándose todo lo que pueden cargar con sus manos y si es posible, semanas más tarde, regresan a seguir atentando contra los moradores de las zonas mencionadas.
Bandidos que se acercan a La Cabaña-La Honda y Las Rurales pueden fácilmente caminar por las montañas para salir hacia Valera por Carmania, o dar la vuelta hacia Escuque-Sabana Libre-Betijoque o también a Valera por La Floresta; son las rutas perfectas para el crimen.
Lo más lamentable del caso, es la complicidad existente entre personas de la misma comunidad, por lo cual la información “se vende fácil” y los vecinos hacen saber a sujetos claves, las características de alguna propiedad, las personas que residen allí, lo que se produce y lo que tienen. Por si fuera poco, la denuncia no es la mejor opción, al existir conexiones con funcionarios de varios cuerpos de seguridad que se hacen de la vista gorda o protegen a los sospechosos.
Hay que destacar que con la implementación del sistema de trabajo y vigilancia policial por cuadrantes de seguridad, el servicio funcionó y atendió a los moradores de Valera, La Cabaña, La Honda, así como desde El Pensil-Escuque y Sabana Libre. Fue efectivo y positivo por el patrullaje y respuesta, pero hace más de un año que decayó.
Activación
Las comunidades solicitan que regresen operativos y trabajos de inteligencia contra los hombres y mujeres que se prestan para atentar contra la integridad de familias, que son sus vecinos. Grupos criminales de menos de 10 personas quieren someter a los pequeños productores entre Valera y Escuque, debido a las características de la zona potencial y solitaria, ideal para el robo, hurto, secuestro, abigeato y extorsión