LA VIRGEN DE CHIQUIQUIRÁ EN LA PARROQUIA CHIQUINQUIRÁ DE TRUJILLO | Por: Alí Medina Machado

 

 

 

Al Presbítero José Miguel Vetencourt,

Venerable Párroco

Con respetuosa amistad.

Alí Medina Machado

 

Ntra. Sra. de Chiquinquirá

Dice la investigadora Villalba de Pinto, lo siguiente:

“En la vida de Trujillo hay una circunstancia muy significativa, aunque mejor sería decir simbólica: la existencia de un convento cuando la población la componían treinta y seis encomenderos, y la ciudad contaba apenas unos nueve años de edad. Este hecho es el mejor índice, la expresión más genuina de la fe religiosa de los recién llegados, pero no indica menos la fe del fundador en la perpetuidad de su flamante obra, y esas dos formas distintas de creer que, tal vez, en el fondo no sean sino una misma, moldearon seguramente el alma de Trujillo, ciudad de fe, pueblo que busca a Dios con la seguridad de encontrarse en Él”. (1973: p. 5).

Una de las cualidades significativas de la ciudad de Trujillo, de la Provincia si nos remitimos a esos primeros años de vida de nuestra entidad, es el signo cristiano católico con que fue nutrida por sus conquistadores, que llegaron a los distintos sitios con sus imágenes religiosas a cuestas, y buscaron por ello levantar con prontitud sus templos, como podemos ver. La historiadora nos dice que es más bien simbólico aquel hecho tan particular de que a tan pocos años de estar en este Valle de los Mucas, se levantaron al mismo tiempo la iglesia y los conventos, a lo que agregamos que también lo hicieron con la Ermita y el Hospital de Caridad, una juntura que en lo que corresponde a la parroquia Chiquinquirá de Trujillo es tan cierta, pues ermita y hospital fueron casi una misma construcción una misma obra, como efectivamente fue.

Una breve historia de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá dice que su origen es colombiano, de allá seguramente vino la imagen y la advocación a Venezuela, traída por una o las dos representaciones religiosas que hubo en nuestra provincia en la época colonial, los franciscanos del convento de San Francisco y los dominicos predicadores que estuvieron en el convento de la Candelaria, ambas órdenes aparecen en la historia colombiana del origen de esta Patrona tan amada y venerada por nosotros. Veamos sucintamente aquella historia ancestral:

La devoción se inicia con la aparición de una imagen milagrosa. En 1562 una pintura de la Virgen María junto con la imagen de San Antonio de Padua y San Andrés, cada uno a su lado, a la derecha San Antonio y a la izquierda San Andrés acompañan a la Señora, y ella sosteniendo al Niño Jesús, “Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá es una de las devociones con que se venera a la Virgen María” (es.wikipedia.orq /wiki/Virgen -de Chiquinquirá), una de sus advocaciones. “Reina y Patrona de la República de Colombia, donde tuvo lugar la primera de sus manifestaciones milagrosas”.

El lienzo original, hoy universalizado, pues la imagen de la Madre de Dios se representa con esa advocación en muchas partes del mundo católico, el mismo cuadro en su composición, inalterables sus miembros integradores, es una pintura del año 1562, “que se conserva en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en Boyacá, Colombia”.  Su historia se cuenta así: “En el siglo XVI los frailes dominicos realizaban expediciones de evangelización en la región del centro del país. Un fraile llegado de España, Fray Andrés Jadraque construye una capilla y ve la necesidad de dotarla de un cuadro o lienzo de la Virgen del Rosario, advocación promulgada por la orden dominica a la que pertenece el sacerdote. (Ídem). Todos acuerdan poner al lado de la Virgen a los santos de su devoción, San Antonio de Padua y San Andrés.  Para 1562, el cuadro grande, de 125 centímetros de ancho por 111 centímetros de alto es colocado en la capilla y allí permaneció por una década, hasta 1574. Con el tiempo la capilla se deterioró completamente, igual que la imagen. Luego, recogida por alguien piadoso fue llevada a la población de Chiquinquirá”.

Cuenta la tradición que una mujer del lugar rescató el lienzo, lo restauró y colocó en una capilla. Oraba mucho pidiendo a la Virgen que se manifestara, lo que ocurrió milagrosamente. Desde entonces, 1586, comenzó la devoción a la advocación conocida como Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. El Santuario con la imagen fue confiado a la Orden de los Dominicos. Fueron los dominicos los que pudieran haber traído la imagen a Trujillo.

En la Ermita de la Chiquinquirá de Trujillo, según un inventario de imágenes del templo efectuado por el Pbro. Vicente Valera Márquez (Sabatino 1952: Nro. 33, p. 5) Hubo dos cuadros al óleo de la imagen de la Virgen de Chiquinquirá. El de mayor tamaño y valor se extravió, Debió ser   en una de las restauraciones hechas al templo, ya que durante el lapso de las reparaciones se repartían las imágenes a familias principales de la ciudad y algunas no fueron devueltas. Años después se dijo que el cuadro sustraído lo tenía una familia trujillana en Caracas; luego, que se lo habían llevado al exterior, hasta su pérdida definitiva.

Ambos cuadros deben ser copias del original, en Colombia, cuya descripción hecha es la siguiente: “Viste un manto azul celeste y una túnica rosada. Un rosario cuelga de las manos de María y del Niño Jesús, quien en la derecha sostiene un hilo que pende del pie de un pajarillo, A la derecha de María está San Antonio de Padua, sosteniendo en la mano izquierda un libro sobre el que está el Niño Jesús con el mapamundi en sus manos., en la derecha sostiene una palma. A la izquierda está San Andrés Apóstol leyendo la Sagrada Escritura, en la izquierda sostiene la cruz en forma de equis, signo de su martirio. María sostiene en sus brazos al Niño. El cuadro está adornado con dos coronas, dos rosarios, el cetro, entre otros componentes marginales.

¿Por qué su relación con la Virgen del Rosario? La Virgen del Rosario es la Patrona de la Orden de Predicadores (dominicos). Su fiesta se celebra el 7 de octubre. Ella nos recuerda la importancia de la oración, principalmente del rezo del Rosario.

San Antonio de Padua fue un sacerdote portugués, teólogo y predicador perteneciente   a la Orden Franciscana. Se conoce como el Doctor Angélico. Está enterrado en la Basílica de Padua, Italia. Por su parte, San Andrés fue uno de los 12 discípulos de Jesús, discípulo de San Juan Bautista, considerado uno de los santos más populares de la Iglesia, Apóstol, Obispo y Patriarca. Su día se celebra el 30 de noviembre.

El doctor José María Baptista, primer cronista oficial de Boconó, en una de sus crónicas habla del tema religioso, y cuenta que en el inventario de la antigua capilla de Nuestra Señora de la Asunción de esa ciudad había “nueve cuadros al óleo” (1966, p.10) de imágenes de santos y de santas de la Iglesia. Esas imágenes venían de los otros lugares por los que anduvieron esos pobladores.

Algunos cuadros fueron portados posteriormente a otras localidades, entre ellas a éste Valle de Los Cedros, en que fueron edificándose progresivamente la iglesia principal o Matriz, los conventos de San Francisco, con su iglesia del mismo nombre, de Santo Domingo y el  Regina Angelorum, y la misma ermita de Chiquinquirá, a la que había precedido otra pequeña ermita sita más arriba, en el sitio de “Las Piedras” donde está hoy la llamada plaza “Sancho Briceño” o más popularmente “Plaza del Carmen”. Sobre esto hay lo escrito por historiadores y cronistas nuestros, entre ellos, Mario Briceño Iragorry, S. Joaquín Delgado y Francisco Domínguez Villegas. Éste último, por ejemplo, relata una concisa historia del Santo Cristo de la Salud de la parroquia Chiquinquirá, y dice: “Según dato histórico de muy buena fuente, el Santo Cristo de la Salud que se venera en la Iglesia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, desde su llegada de España, estuvo en capilla propia en el sitio que hoy ocupa la placita “Sancho Briceño”, hasta el año 1678 que la capilla sufrió también la violencia de los piratas franceses que saquearon e incendiaron la ciudad”. (1974: p. 63). Sobre el hecho Briceño Iragorry, dice: “Ya hemos hablado bastante de la iglesia Matriz, podemos seguir camino para visitar la iglesia de la Chiquinquirá, hoy parroquia, y antiguamente sólo ermita del Hospital que ordenó construir el año de 1681 el obispo González de Acuña, por haber sido arruinada la edificación que en el sitio de Las Piedras, levantó con igual fin el maestro Francisco de Albarrán Saavedra.) (1997, p, 34). Por su parte, el obispo Martí, afirma lo siguiente: “La fundación de este Hospital parece haber sido de este modo: El Maestro Dn. Francisco Albarrán, y Saavedra construyó una ermita bajo el título Nuestra Señora de Chiquinquirá en el Sitio de las Piedras de la feligresía de dicha ciudad de Truxillo…” (Castellanos: 1958, p. 235).

Lo cierto es que, desde los primeros años de vida de la ciudad en este definitivo asiento geográfico, existía plenamente la parroquia Chiquinquirá, su templo era el de San Francisco, al extremo este del convento, donde seguramente estuvo la imagen de Nuestra señora de Chiquinquirá, hasta que, por desuso, vulnerado por los temblores y las iniquidades dio paso a la Ermita del Hospital, que pasó a ser el templo de la parroquia y desde allí entonces ha presidido siempre como Patrona la vida espiritual de la extensa parroquia bajo su magisterio maternal. Sobre este hecho asienta Domínguez Villegas: “El año 1894 a causa de los temblores que sacudieron la ciudad, sufrió notables daños el templo de San Francisco que era templo parroquial de La Chiquinquirá y fue inhabilitado. Desde entonces la Ermita, llamada generalmente la ermita del Hospital´, pasa a ser templo parroquial”. (Ídem, p. 118)

Sobre la historia de la ermita, iglesia o iglesia parroquial de Chiquinquirá como ha sido llamada en el tiempo este signo patrimonial de la parroquia trujillana, ha habido mucha escritura asumida por escritores propios y extraños a la ciudad, entre otros, además de los ya citados, José Armenio Núñez, Antonio Cortés Pérez, Mario Briceño Perozo, Vicente Valera Márquez, S. Joaquín Delgado, M. A. Palma Labastida. Jorge Briceño Carmona. La más antigua, fidedigna y extensa es la historia que sobre el hospital y la ermita hace el Obispo Mariano Martí, histórico Obispo de la Diócesis de Caracas y Venezuela entre (1770 y 1792), quien, en su prolongada visita a las ciudades y pueblos de Venezuela, permaneció en la provincia de Trujillo desde el 26 de abril hasta el 10 de diciembre de 1777.  Por la calidad testimonial e histórico-descriptiva del relato vamos a citar varios de los pormenores del contenido que hace Martí de la Casa de Hospitalidad y de la Ermita de Nuestra Señora de Chiquinquirá.

Dice en su inventario que el Hospital estaba situado a cinco cuadras de la iglesia parroquial de la ciudad, a la parte del Poniente, que facultado legalmente como estaba procedió a la visita a dicho Hospital, lo que hizo el día 18 de junio de 1777, y se detuvo en ver la fábrica de la iglesia, sus altares, ornamentos, vasos sagrados e imágenes. Habla de la fundación del hospital, de la ermita y de su cofradía y sus constituciones, aprobadas el 26 de junio de 1675, por el obispo Fray Antonio González de Acuña. Cinco años más tarde, en 1681, en visita pastoral del mismo obispo caraqueño, y como se había arruinado el templo por los temblores sufridos por la ciudad, acordó, viendo que no había casa de hospitalidad en la ciudad, edificar la Ermita en su nuevo sitio (donde ha permanecido por los siglos) y unida a ella se fabricó la Casa de Hospitalidad con asistencia de los bienes de la cofradía. Para ello dictó constituciones el 22 de octubre de ese año. Vemos entonces la hermandad de las dos obras Ermita y Hospital, permanecidas para siempre; antes en sus fisonomías originarias, más la ermita que el hospital (hoy con fisonomías arquitectónicas completamente distintas y modernas; la Ermita convertida en una edificación reciente y el hospital devenido en una Casa Hogar con un amplio y flamante edificio.

La Ermita, según las Constituciones tenía fiesta solemne el día 22 de julio, 8 misas cantadas en festividades de Nuestra Señora, un aniversario el mes de noviembre, y una misa cantada en el fallecimiento de cada hermano.

La estructura de la Ermita la describe el Obispo Martí así: “La fábrica de dicha ermita es de un cañón, de corta Capacidad y de mediana fortaleza; sus Paredes son de Tapias, y mampostería, y el Techo de unas Tablas angostas que llaman de Mapora, cubierta de Texa; tiene sachristía de semejantes materiales, y dos altares dedicados, el uno a Nuestra Señora de Chiquinquirá, y el otro al Santísimo Niño Jesús”. (Ídem, p. 235).

El obispo Martí recomendó como necesario para el mejor funcionamiento del hospital y de la misma Ermita que se separaran las paredes de la iglesia, que se hiciera de nuevo el techo del Presbiterio, y que arrimado a una de las paredes de la iglesia se construyera un cementerio.

Recomendó finalmente que cada año se hiciera la fiesta de Nuestra Señora de Chiquinquirá, en noviembre, con Tercia, Misa, Sermón y Procesión, “pagando sus derechos con arreglo al Synodal”.  La celebración parroquial de noviembre entre nosotros proviene del año 1681, es decir que es una tradición que llega ahora (2024) a 343 años de estarse conmemorando.

Año tras año de aquellos lejanos tiempos coloniales en el mes de noviembre los pobladores de la ciudad y sus alrededores acuden al templo para adorar a la Patrona que está entre nosotros, pero que también rige otras comunidades venezolanas como la de Aregue, en Lara, y la de Maracaibo en la región zuliana. Por cierto, el culto nacional a la Virgen de Chiquinquirá también se ha debatido y ha  sensibilizado a investigadores y cronistas con respecto a la primacía fundacional de la festividad, pues a pesar de que se certifica al Zulia como el punto del origen de esta tradición, y así aparece en casi todas las reseñas históricas publicadas; sin embargo, la fecha trujillana es más antigua, lo que se comprueba al leer el tomo correspondiente de la obra Relación de la Visita Pastoral  que el Ilustrísimo Sr. Dn. Mariano Martí hizo a los Provincianos de Caracas y Venezuela, en que realmente se comprueba que, “es más antiguo el culto a la Chiquinquirá en Trujillo que en Maracaibo”. (Dixit, Manuel de J. Chuecos, Sabatino Nº  102: Diciembre, 1952, p. 3). Veamos lo que dice: “Setenta y cinco años más antiguo es en Trujillo el culto a Nuestra Señora de Chiquinquirá, que, en el Zulia, considerada como su cuna en Venezuela, según se desprende en documento histórico descubierto”. El doctor Chuecos (médico), se fundamenta para su aseveración en la obra de Martí, a la que hemos hecho alusión antes en este mismo trabajo. De allí extrae las fechas comprobatorias, y por ello aduce: “Como puede observarse por el documento transcrito, el culto a Nuestra Señora de Chiquinquirá es en Trujillo setenta y cinco años más antiguo que en el Zulia, puesto que data del año de mil seiscientos setenta y cinco y la aparición de La Chinita en Maracaibo, se produjo el año de mil setecientos cuarenta y nueve”. (Ídem.). Tal comprobación da a Trujillo, según sostiene el autor, “el honor indubitable de ser el santuario de la Chiquinquirá más antiguo del país”.

El tercer gran culto a la Virgen de La Chiquinquirá se cumple el día 6 de octubre de cada año (día central) en la población de Aregue, parroquia de Carora, en el estado Lara. Esta tradición colonial igual que las dos anteriores tiene un gran renombre regional y nacional, pues a su celebración concurren devotos de los estados vecinos que abren su fe vocacional por esta Madre milagrosa de la santa Iglesia católica.

En su crónica, Culto y tradición Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, el Pbro. Vicente Valera Márquez, quien por años fue eficiente y activo sacerdote, siempre en medio de su grey, hizo una sucinta biografía de esta parroquia trujillana, la mostró en sus hechos significativos y en los sacerdotes que la dirigieron, más que todo desde la época independentista en adelante, y listó sus reliquias, de las que dijo que “únicamente queda de ricos vestigios coloniales, el Cristo de la Salud, cuya devoción   ha sido secular”. (Sabatino Nro. 33, p, 5). Por ello se deduce que la Iglesia parroquial ha carecido de una imagen antigua de la Virgen de Chiquinquirá, que haya permanecido en su rol presidente, y los dos cuadros de los cuales también habla, son recientes en comparación con la edad de la tradición. Dice que sólo ha habido “imágenes de escultura moderna”, entre ellas, “La Chiquinquirá en bulto de tres imágenes”·  Finaliza su crónica con este acertado juicio valorativo: “Mientras otros datos sean conseguidos, podemos afirmar que en esta parroquia se han cristianizado gran parte de tres generaciones seculares, afiliándose así a la legítima civilización cuya consigna es el conocimiento del único y verdadero Dios, fuente de todo bien, del amor divino de la justicia y de la caridad”.

La festividad de la Virgen de la Chiquinquirá es el acontecimiento religioso anual más significativo y de renombre en esta parroquia citadina. Ocupa un lugar primordial en el calendario físico y espiritual, organizado por la jerarquía eclesial y  sembrada en el corazón de una feligresía que practica su creencia con amplio espíritu de participación en los actos programados. Es un ritual sagrado que compromete por su valor religioso, histórico y social. Es una fecha magna dentro del calendario litúrgico diocesano. Los factores que integran su estructuración le proveen el cuerpo y la dignidad de elevada celebración, los constituyentes de su historia secular son los hilos que tejen su historia portentosa. Se robustece con los años y se mantiene. Y los hijos de la parroquia, los de la ciudad y de más allá, concurren animados a la fiesta porque es asamblea verdadera, como son una gran verdad los hechos grandes y pequeños de esta Iglesia de Dios.

 

 

REFERENCIAS

Baptista, José María. Crónicas de Boconó de ayer. Caracas. Imprenta del Ministerio de Educación

Briceño Iragorry, Mario. Mi Infancia y mi Pueblo. 1997. Trujillo. Imprenta Oficial del Estado

Castellanos, Rafael Ramón. Relación de un viaje por tierra de los Cuicas.

Domínguez Villegas, Francisco. Páginas Trujillanas. 1974. Trujillo. Imprenta Oficial del Estado.

(es.Wikipedia.org/wiki/ Virgen-de-Chiquinquirá)

Periódico Sabatino Nro. 33: 26-07-1952

__________________ Nro. 102: 03-12-1953

__________________ Nro. 317: 30-08-1957

Villalba de Pinto, María Luisa. Los Conventos de Trujillo. 1973. Caracas. Fundación John Boulton.

 

 

 


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