La vida se nos convirtió en un teatro del absurdo | Por: Ernesto Rodríguez

 

Hay obras de literatura que captan la esencia de la vida humana en una época mejor que la misma vida real de las personas. Por ejemplo recordemos al famoso dramaturgo irlandés Samuel Beckett (1906-1989) que obtuvo el Premio Nobel de Literatura en 1969, y una de sus obras es una tragicomedia titulada: ‘Esperando a Godot’ publicada en francés en 1952.

Esa obra está considerada como una innovación en el llamado ‘Teatro del Absurdo’ y en ella dos hombres muy pobres llamados Vladimir y Estragon continuamente soportan frío, hambre y dolor corporal, esperando a un misterioso personaje que llaman Godot, que  no saben ni siquiera quién es y que cada día les envía a un muchacho para decirles que ese día no va a ir y que irá el siguiente día. Pero así transcurren todos los días esperando y esperando a Godot aunque nunca llega. La obra es absurda y desesperante, y Vladimir y Estragon hasta piensan en ahorcarse, pero no lo hacen y en la obra hay frecuentes pasajes humorísticos. Diversos autores han considerado que esa obra ilustra, entre otras cosas, la voluntad de vivir a pesar de lo absurda que puede ser la vida y todos los obstáculos que se pueden presentar. Citemos unos fragmentos ilustrativos del diálogo entre Vladimir y Estragon: “Estragon: Vayámonos. Vladimir: No podemos. Estragon: ¿Por qué?. Vladimir: Esperamos a Godot. Estragon: Es cierto (pausa) ¿Estás seguro de que es aquí?. Vladimir: ¿Qué?. Estragon: Donde hay que esperar. Vladimir: Dijo delante del árbol. […] Estragon: Ya debería de estar aquí. Vladimir: No aseguró que vendría. Estragon: ¿Y si no viene?. Vladimir: Volveremos mañana. Estragon: Y pasado mañana. Vladimir: Quizá. Estragon: Y así sucesivamente. Vladimir: Es decir…Estragon: Hasta que venga” (Acto I). Pero así sigue toda la obra y Godot nunca llega.

Ahora comparemos la obra con nuestras vidas. Vivimos en una eterna espera paralizante. En el caso de esperar en una fila de automóviles para poner gasolina, nos ocurre frecuentemente que esperamos horas y horas y todos dicen: “Ya viene la gandola” y seguimos esperando y de nuevo se dice: “Ya va llegando la gandola”, pero pasan las horas y no llega ninguna gandola. Lo mismo con las bombonas de gas doméstico. Lo único que llega es la ‘Misión Leña’ para usar en fogones. Lo mismo con servicios como luz, agua o internet. Muchos ciudadanos viven esperando y esperando que lleguen. Hay personas que todo el tiempo están esperando que les llegue un bono para poder comer, pero frecuentemente no llega ningún bono. Todos esperamos que finalice la hiperinflación pero cada día se acelera más. Para completar el cuadro solamente nos faltaba el Covid. El 12/11/20 la OMS declaró que la pandemia finalizará cuando la población del planeta se vacune masivamente y el 70 % esté inmunizada. Eso se vislumbra lejano pero además el Dr. Anthony Fauci (nac. 1940), médico estadounidense Director del ‘Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas’ en Estados Unidos, ya ha advertido que una vacuna solamente proporciona inmunidad durante 1 o 2 años, y entonces todas las personas del planeta que esperaban que una vacuna permita normalizar la vida sin usar ese incómodo barbijo, se quedarán esperando y esperando mucho tiempo. Pero quizá lo único positivo de este panorama es que estamos volviéndonos muy sabios. En efecto, el gran dramaturgo griego Esquilo (aprox. 525-456 A. de C.) en su tragedia: ‘Agamenón’, presente al Coro diciendo: “Zeus ha decretado que los hombres adquirirán sabiduría en la escuela del dolor” (líneas 179-180). Entonces según Zeus en nuestro país ya todos debemos ser unos genios por lo mucho que sufrimos.

Igualmente nos estamos volviendo expertos en Budismo ZEN. La palabra ‘dukkha’ proviene del sánscrito y se traduce por lo general como ‘sufrimiento’ o ‘dolor’. Buda (563-483 A. de C.) fue el fundador del Budismo, y según la tradición, después de alcanzar la ‘iluminación’, dijo a sus seguidores varias Nobles Verdades. Comenzó su discurso con una Primera Noble Verdad: “Ésta, oh monjes, es la Noble Verdad acerca de dukkha, la vejez es dukkha, la enfermedad es dukkha, la muerte es dukkha, estar unidos con lo que no queremos es dukkha, separarnos de lo que queremos es dukkha, no alcanzar lo que deseamos es dukkha”.

El Budismo considera que el nacimiento es dukkha porque es la base de todo lo que inevitablemente le sigue: vejez, enfermedad, muerte. Luego Buda planteó en la Segunda Noble Verdad que el origen del dukkha es el deseo, y en la Tercera Noble Verdad planteó que la manera de superar el dukkha consiste en erradicar totalmente el deseo, lo cual obviamente es sumamente difícil de lograr en la vida real.

Por otro lado, una de las ramas del Budismo fue el Budismo ZEN y una de sus más importantes figuras fue el maestro ZEN japonés llamado Dogen (1200-1253). Se considera que su obra más importante es el ‘Shobogenzo’ y en ella dice: “Las flores se marchitan aunque las amemos, las malas hierbas crecen aunque nos disgusten” (Primer Capítulo). Vemos entonces que según Dogen las insatisfacciones son algo inherente a la vida y eso significa que tenemos que aceptar ese tipo de insatisfacciones como algo inevitable. No obstante, en la vida hay sufrimientos que son evitables. Por ejemplo, el sufrimiento de un pueblo debido a un mal gobierno es evitable y entonces esperemos que logremos organizarnos y salgamos de una vida como teatro del absurdo.

(ernestorodri49@gmail.com)

 

Salir de la versión móvil