LA VALERA SOÑADA ES POSIBLE (III) | Por: Francisco González Cruz

Propuestas para la acción

 

En las dos entregas anteriores planteamos que la ciudad de Valera nació por iniciativa de las personas que entre 1810 y 1820 vivían en estos lugares, que creció ordenada según unos planos elaborados por Gabriel Briceño de la Torre, en terrenos donados por varios pobladores, que a su vez dieron recursos para el templo, la plaza y diversos servicios públicos. Que nació junto a su templo de San Juan Bautista y el día conmemorativo de su fundación es cuando Monseñor Lasso de la Vega crea parroquia eclesiástica el 15 de febrero de 1820.

Igualmente afirmamos que en lo sustantivo la ciudad, en lo que respecta a la ocupación de la meseta, mantiene el trazo ordenado inicial, salvo las expansiones construidas por organismos oficiales en especial el Banco Obrero, luego el Instituto Nacional de la Vivienda, la ocupación de los cerros y de las vegas de los ríos. Recientemente, luego de los años 70, se produce la ocupación de los alrededores hacia los cuatro puntos cardinales.

El deterioro urbanístico es evidente, sobre todo en el casco central, en la dotación de espacios públicos de calidad y en particular los servicios como el agua, el aseo urbano y domiciliario, el transporte público y la electricidad. Es evidente también el deterioro de la gobernabilidad del municipio.

También se hizo referencia a la puesta en marcha de una serie de iniciativas de carácter global y de muchas localidades, para lograr mejores ciudades, sobre todo de estas de tamaño intermedio. De tal manera que Valera, si asume las iniciativas adecuadas, contará con cooperación técnica y financiera pasa asumir sus desafíos. Se hace perentoria la movilización de su comunidad cívica, como en sus mejores años, con el fin de lograr la modernización de su gestión pública y soñar de nuevo, sobre sus evidentes fortalezas, la ciudad posible.

Las dos primeras acciones son la elaboración del Plan de Desarrollo Económico y Social del Municipio Valera y del Plan de Ordenamiento Urbano de la Ciudad. Lo que hizo Gabriel Briceño de la Torres en los sueños iniciales, pero con la necesaria puesta al día en estos tiempos de la sociedad de la información y del conocimiento, y con base a las orientaciones de la Agenda 2030 y los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Sin estos planes básicos y los complementarios, la ciudad perderá sus ventajas de una ciudad ordenada, dinámica y progresista, porque seguirá creciendo de manera improvisada, “a la Buena de Dios”, que como diría don Mario Briceño-Iragorry, generalmente es “a la buena del diablo”.

Como insumos se cuenta el plan “De la Valera que tenemos a la Valera que queremos” elaborado por la Escuela de Liderazgo y Valores” de la Universidad Valle del Momboy, las “20 propuestas para Valera” presentadas por el grupo “Voces de Valera” en la oportunidad del Bicentenario de la ciudad, y los aportes obtenidos en los distintos foros realizados en el Centro de Ingenieros del Estado Trujillo en los años previos al Bicentenario.

Quisiera presentar algunas ideas estratégicas para una especie de refundación de la ciudad:

1.- Es necesario renovar toda el área urbana de la meseta de Valera, entre la calle 5 al norte, la calle 16 al sur, y desde la avenida 4 al este hasta la avenida 16 al oeste, y las prolongaciones de esas vías en la cuadrícula urbana. Los objetivos de esta renovación es incrementar el uso residencial, promover la economía humana, dotar de más espacios públicos de calidad y tener de nuevo una ciudad mejor integrada en sus múltiples funciones. Una ciudad útil de día y de noche.

Se trata de incorporar al Plan de Ordenamiento la normativa para elevar la densidad urbana, modificando la zonificación existente, para llevar la población del centro de Valera de unos 140.000 habitantes que tiene ahora a unos 250.000. Para ello se debe promover la construcción de edificaciones de al menos 6 pisos, que incluiría el sótano para estacionamientos, la planta baja para comercio y oficinas y las plantas superiores para apartamentos residenciales. A estos edificios debe permitirse que en los pisos superiores tengan aleros que cubran las aceras, que además deben ser anchas con árboles aledaños. Esto con el fin de promover la movilidad peatonal bajo sombra y a cubierto de las lluvias. Por supuesto que esto significa todo un esfuerzo de planificación en el urbanismo de la ciudad, mobiliario urbano, sistema de circulación y transporte de pasajeros y de carga, replanteamiento de sus servicios públicos incluyendo el agua, el tema de la disposición de aguas servidas, el sistema de los residuos sólidos, la iluminación y sistema eléctrico, la conectividad y otros temas.

2.- A lo interno de la meseta deben dotarse de espacios públicos de calidad, en particular plazas, parques y jardines en aquellas zonas que presentan graves déficit de espacios verdes, por ejemplo, en la zona norte todas “Platas” y Morón, en la zona sur entre las calles 9 y 16 y entre avenidas 4 y 15 no hay espacios verdes. En Bella Vista al este habría que integrar los espacios entre la casa sindical, el mercado periférico y la iglesia de La Chiquinquirá en un bulevar arbolado. Por esos mismos lugares queda el barrio El Milagro que puede ser dotado de un buen espacio público entre la iglesia de San José Obrero y el estadio de béisbol.

Las “Siete Colinas deben ser tratadas, en conjunto con sus habitantes, para asegurar mayor estabilidad en sus construcciones, mejores servicios públicos y un tratamiento estético tal como se ha presentado varias veces en las propuestas sobre “Siete colinas, siete colores”, sembrando berberías, trinitarias, cayenas y otras plantas.

El “Zanjón del Tigre”, o lo que queda de él, puede ser un gran parque longitudinal que parte desde el sur de Las Acacias hasta el borde de la meseta entre la Plata III (Libertador) y la Plata II (Miranda).

3.- Las zonas aledañas a la ciudad merecen un plan especial de desarrollo urbanísticos, tanto para su adecuada integración al resto de la ciudad, tanto para dotarlas de espacios públicos, como mercados periféricos y centros de servicios. La expansión desordenada hacia los cuatro puntos cardinales hay que detenerla y concentrar el crecimiento de la ciudad en la meseta principal.

Aquí están planteadas dos grandes áreas verdes, el Parque Bicentenario en las adyacencias de la avenida Bolivariana, en el cerro La Concepción y sus espacios colindantes, entre la avenida Bicentenaria y el río Momboy; y el Parque Metropolitano, estará localizado al sur de la ciudad, en la salida hacia la Avenida Cruz Carrillo, llamada comúnmente “El Eje Trujillo – Valera”. También pueden ser aprovechadas para espacios verdes de calidad el valle del río Escuque en el tramo aguas arriba de Los Bambúes hasta su desembocadura en el río Motatán en el Valle de San Luis; y el valle del río Momboy desde Carmania hasta su desembocadura en el Motatán en Las Adjuntas y luego hasta enlazarse con el Zanjón del Tigre y continuar hasta la Zona Industrial.

4.- El Sistema Acueducto Metropolitano debe ser concebido en el marco de esta estrategia de desarrollo urbano de Valera de largo alcance, incluyendo el tema de la conservación de las cuencas que suministran el agua, las diversas captaciones y su transporte a la zona alta de la urbanización La Beatriz, en San Martín del Humo, donde estaría la planta de tratamiento, para desde allí conducir el agua por gravedad al área metropolitana, y por último la planta de tratamiento de aguas servidas en la zona sur de la represa de Agua Viva, tal como lo plantearon los estudios del Sistema Hidráulico Trujillano.

5.- Valera debe volver a ser el “lugar central” de su extensa área de influencia y para ello debe prepararse como un excelente centro de servicios para la población, para los eficientes intercambios comerciales, para lugar para la educación, la cultura, el deporte y la recreación. El mercado municipal tiene que ser reestructurado a plenitud, y ser complementado con mercados periféricos. Se debe estudiar el tema del mercado mayorista, luego de la frustración del proyecto concebido anteriormente, que fracasó por la corrupción.

6.- El tema del Ateneo de Valera y el bulevar cultural de esa zona donde confluyen la escuela Eloísa Fonseca, el Liceo Rafael Rangel, el preescolar, la cinemateca y otros servicios debe ser retomado, para que la ciudad vuelva a contar con un territorio referencial en materia cultural, sin descuidar los otros espacios del centro y de sus alrededores.

7.- El Eje Trujillo – Valera debe ser planteado como un eje de urbanización que integre o articule eficientemente a la ciudad de Valera con la ciudad capital Trujillo y sus centros poblados intermedios, con sus servicios metropolitanos en sus espacios interurbanos, como mercado mayorista, campos deportivos, área de recreación, tal como fue planteado en el estudio Pre- Planificación del Eje Trujillo – Valera, elaborado por el Geog. Elías Méndez y yo en la Corporación de Los Andes (González C, Francisco y Elías Méndez: Pre – Planificación del Eje Trujillo. Valera. CORPOANDES. 1972)

8.- Iniciar el “Ágora de Valera” tal como se está en el documento “20 Propuestas para la Valera Bicentenaria” presentado por Voces de Valera. Se trata de ejecutar un plan relativamente sencillo, pero de alto impacto, para poner en valor el casco histórico de la ciudad, mediante el acondicionamiento de los alrededores de la plaza Bolívar y sus edificaciones. Se trata de hacer del centro de Valera el mejor lugar de la ciudad donde tengamos el encuentro por excelencia, idóneo para actividades sociales, políticos, culturales, económicos y religiosos entre otros.

Se plantea iniciar el rescate de la ciudad de Valera por este lugar central tan emblemático. Mediante algunas acciones sencillas que, bien ejecutadas, pueden dar la pauta que orienten las acciones en el devenir.

8.- En Valera se necesita realizar un programa profundo y extenso de generación de lo que se llama “Capital Social”. Se trata de educación ciudadana, respeto y confianza. De educarnos para vivir como ciudadanos libres y por tanto responsables. Para aprender a escucharnos entre nosotros mismos, a conversar amablemente y establecer tertulias de todo tipo.

Debemos crear más y mejores asociaciones civiles para contribuir desde la ciudadanía a hacer mejor ciudad, a educarnos en los derechos emergentes a tener una ciudad ordenada.

Existen muchas otras propuestas que han sido, como se planteó al principio, realizadas por las numerosas personas que conforman la comunidad cívica valerana. Por eso debemos escucharnos más y mejor, para llevarlas adelante y contribuir, desde todas partes, a hacer posible la ciudad soñada.

 

 

 

 

 

 

.

Salir de la versión móvil