La Valera Posible, ¿Posible? | Por: Eladio Muchacho Unda

 

Comparto con ustedes algunas inquietudes y comienzo refiriéndome a la que sería la «inquietud madre».  A la inquietud mayor la llamo «El fracaso de las buenas intenciones», y se refiere a la cantidad de programas y proyectos que hemos hecho para transformar a Valera y a Trujillo, sin que hayamos podido hacer realidad esas buenas intenciones. La palabra «fracaso» puede sonar fuerte, incluso injusta, porque de esos intentos han quedado logros importantes, pero lo cierto es que la transformación de Valera y del estado Trujillo está pendiente. Estamos en deuda con nuestra ciudad y con nuestro estado.

A continuación me referiré a otras inquietudes, pero antes voy a formular cuatro preguntas:

•¿De dónde surge la realidad que observamos?
•¿De dónde afloran las creaciones de los seres humanos?
•¿Dónde estaban antes de manifestarse y explicarse?
•¿Existirá en el universo un espacio que contiene todo lo posible?

Menciono estas preguntas porque después de leer y reflexionar sobre esos temas llegué a la conclusión de que la «Valera Posible» existe, está plegada sobre sí misma, encadenada, en un inmenso campo de energía e información. Es hermosa. Yo la veo, y estoy seguro que ustedes también la ven, porque está contenida en cada uno de nosotros.

Seguramente algo así sintió Pascal cuando dijo que «el corazón tiene razones que la razón no comprende». Es muy bella la «Valera Posible», y muy potente. Es tan potente que a veces de sus pliegues brotan realidades: Ana Enriqueta Terán es un afloramiento de la belleza contenida en la «Valera Posible»; Adriano González León es otro afloramiento de la belleza del lenguaje de la «Valera Posible», como también lo es el Chino Valera Mora. La iglesia de San Juan Bautista es otro afloramiento de la «Valera Posible». Esos brotes de la «Valera Posible» se multiplican, los hay en la educación, la cultura, la economía, la empresa, el deporte, la ingeniería, la medicina, y hay uno que merece una  mención especial, el Ateneo de Valera. El Ateneo de Valera es un significativo afloramiento de la «Valera Posible», hoy maltrecho y atropellado por la barbarie, pero ahí está la institución, viva, trabajando y sirviendo a su ciudad.

La ciencia de hoy ha confirmado la existencia de ese campo de energía e información donde está plegada, encadenada, la «Valera Posible». David Bohm, uno de los más notables hombres de ciencia del siglo XX, dijo: «El destino está implicado en el universo para buscarlo y desplegarlo».  Digamos nosotros: El destino de Valera, la «Valera Posible», está implicado en el universo para buscarlo y desplegarlo. De nosotros depende su despliegue, debemos desencadenar la Valera Posible, somos nosotros los encadenadores.

Esto me lleva a otra de mis inquietudes: ¿qué tenemos que hacer para lograr el total despliegue, el desencadenamiento, el completo afloramiento,de la «Valera Posible»?. Que no sean solo brotes y destellos sino que se manifieste y explique totalmente. El biólogo chileno Francisco Varela nos da una pista cuando afirma: «La realidad ya está en el sistema y sólo espera ser manifestada… Desplegamos las posibilidades del universo ‘implicado’ usando el lenguaje».

Una escritora norteamericana, Mildred Hinckley, expresó: «Nacimos con el poder creativo del universo en la punta de la lengua: la palabra». Esto acota la busqueda y nos centra en el lenguaje, nos conduce al caracter generativo del lenguaje y su poder para generar nuevas realidades. La «palabra» como herramienta sagrada para crear la narrativa que desencadene el despliegue de la «Valera Posible», producto de conversaciones entre nosotros.

En alguna de mis «Notas Frías» he propuesto la elaboración de una narrativa que genere el despliegue del «Trujillo Posible», el desencadenamiento de la «Valera Posible» que nosotros mantenemos encadenada, pero últimamente he llegado a la conclusión de que si bien es necesario hacerlo, no es suficiente. Contar con una visión y una narrativa que la describa es fundamental, pero hay que ir más allá.

Siento, es una intuición, algo del alma, que tenemos que producir una síntesis conceptual y metodológica, unas ideas-soporte para la acción,  que teniendo como trasfondo las ideas de David Bohn y la nueva física, articule la «Teoría U» desarrollada por Otto Scharmer y Joseph Jaworski, que hoy tiene su asiento en el MIT, y las propuestas chilenas derivadas de Humberto Maturana, Francisco Varela y Fernando Flores, entre las que destaca un desarrollo de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile bajo la dirección de Carlos Vignolo Fritz, la Sociotecnología, tecnologías para producir capital social, que nos propone que veamos el desarrollo como un proceso conversacional de producción de capital social. Construimos capital social conversando.

Sugiero  que el Ateneo de Valera, en alianza con otras instituciones de nuestra sociedad civil, especialmente del sector universitario, asuma el reto de producir la síntesis conceptual y las acciones transformadoras, y lo haga con audacia. ¿Por qué habló de audacia? Porque para lograrlo hay que pensar en grande, romper el cajón de mediocridad en el que estamos encerrados.

Hay que trabajar en la síntesis conceptual y el método que guíe la acción, pero simultáneamente atender necesidades y problemas que requieren acciones inmediatas. El Congreso de la Ciudad es un buen espacio en un buen momento para conversar y actuar.

Para concluir voy a referirme a dos temas vinculados a las anteriores ideas. El primero: nuestra Valera, la que tenemos, no es otra cosa que un sistema de conversaciones. Las conversaciones de los habitantes de Valera producen la ciudad que tenemos. Observemos de qué conversamos los valeranos y de qué no conversamos, y tendremos pistas para mejorar nuestra ciudad.

Pregunto: ¿Han encadenado nuestras conversaciones a la «Valera Posible»?

• ¿Será acaso que Valera está como está por la calidad de las conversaciones de los valeranos?

• ¿Será que entre los valeranos prevalecen las conversaciones tóxicas que esterilizan la energía necesaria para la transformación y el desarrollo de nuestra ciudad?

• ¿Será que no conversamos de lo que se necesita conversar para construir la «Valera Posible»?

La coordinación de acciones es necesaria para lograr cualquier objetivo que nos propongamos en la vida, y los seres humanos coordinamos acciones conversando. Es necesario aumentar nuestras competencias conversacionales.

Vinculo las anteriores reflexiones a una frase del evangelista Mateo: «De la abundancia del corazón habla la boca».  Por sus frutos los conoceréis, dice Jesús. Como un tema para reflexionar observemos lo sucedido con nuestro Ateneo: sus edificaciones convertidas en enclaves militares y sus oficinas, sala de exposiciones y auditorio en un estado lamentable.

Observemos también lo sucedido con el Sistema Hidráulico Trujillano, con la Universidad Valle del Momboy, con el Centro de Historia, con el Estado Ateneo, con el Puerto de La Ceiba, con el Central Motatán, no fueron los marcianos que dizque llegaron al Páramo de los Torres, los autores de todo el desastre que mantiene encadenada la «Valera Posible», es obra de nosotros mismos: los valeranos, los trujillanos. Si no cambiamos nosotros, la ciudad y el estado no cambiarán. La «Valera Posible», ¿posible? De nosotros depende.

EMU
Febrero 15, 2024

 

 


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