Ya estamos apenas a dos meses para que nuestra ciudad cumpla 204 años de su fundación. Ese febrero de 2024, recordaremos nuevamente la donación de las cien varas de doña Mercedes Díaz para comenzar a construir esa urbe que hoy llamamos Valera, y que a través del tiempo hemos conocido como la ciudad de las “7 colinas”, en referencia las montañas que la circundan.
Han sido 204 años de progreso y dinamismo, donde diversos hombres y mujeres han puesto su empeño, para lograr esta ciudad que hoy tenemos y que no queremos cuidar, proteger, embellecer. Hemos observado como en algunos lugares céntricos de la ciudad la basura inunda el espacio. Esa práctica tenemos que eliminarla. Debemos rescatar nuestra ciudadanía.
Valera ha dado hijos que están los confines más remotos del planeta. Tenemos valeranos en la Nasa, la Agencia Nacional Espacial de los Estados Unidos, los hay en la empresa Telefunken en Alemania, en El Vaticano en Roma, en Sídney en Australia, por solo nombrar algunos destinos y eso por no mencionar la diáspora que en los últimos años ha emigrado a Ecuador, Chile, Argentina, Perú, Guyana, Canadá, República Dominicana, Panamá, Costa Rica, México, Colombia, entre otros.
Estos doscientos cuatro años es el momento propicio para repensar la Valera posible, en el estado Trujillo que queremos. De allí que aplaudo públicamente la labor tesonera que están desarrollando desinteresadamente desde el Ateneo de Valera, Marlene Briceño, Raúl Díaz Castañeda, Libertad León González, Eladio Muchacho, Pedro Hernández, Alfredo Matheus, Alexis Berríos, Francisco González, Leonardo Montilla, Thaís, Antonio Valero, la Nena Médicci, Rafael Maldonado, entre muchísimos otros, por contribuir a mantener la historia local entre los valeranos,
Por eso, hoy quiero recordar una historia de nuestro amigo Alfredo Matheus, cuando hace unos 33 años, en una crónica que escribió para el diario El Tiempo, sobre uno de esos prohombres del siglo XX valerano «Mamayeya», recordaba «ganaba tanto dinero como constructor que en los bares encendía un cigarro con un billete de 100 Bs., solo para que los envidiosos se molestaran. Y sin ir muy lejos, Víctor Pérez nos recuerda, que Francisco Urdaneta (Mamayeya) fue su tutor e instructor en la construcción por allá en el año 1967, en las urbanizaciones Plata III y Plata IV. “Aprendí también –relata Pérez, pues me lo inculcaba- el respeto ciudadano y del hogar.
“Mamayeya” fue el inspector del Edificio Negro Primero y de muchas construcciones más en esa Valera de Ayer. Era muy pintoresco y fiel devoto de la Virgen de La Chinita, acudía a la Urbanización Bella Vista, pues, allí celebraban en noviembre sus fiestas, siempre agarraba una botella de Orange Crush y la usaba como charrasca, porque la botella traía unas estrías pronunciadas.
En Carnaval se ponía una pajilla (sombrero) y tomaba una vasenilla nueva y tenía un humor sarcástico, le metía un excremento de utilería plástico y le echaba 2 cervezas Zulia en ella y se las bebía, también se la ofrecía a la gente que nadie tomaba por el asco que producían.
Fue un precursor de la construcción y el inspector de construcción civil más correcto que ha existido, era la mano derecha del ingeniero director del Banco Obrero (Inavi) José Luis Araujo Unda. Para el amigo Orlando Rosales, “Mamayeya” fue todo un señor. “Fue mi vecino en la calle 9. Levantó una honorable familia”.
También Andrés Eloy Bracamonte en “la Chochoteca” valerana nos recuerda a ese excelente amigo y periodista que fue Rafael Ángel Lujano, quien se desempeñó como corresponsal del Diario El Nacional, y fue fundador del Diario de “Los Andes”, y trabajó junto a los locutores, Leonel López, Brixio Oliveros Quintero y Godoy Bolívar, entre las voces que identificaba el Informador 1230.
Aparte de Zancudo, estaban el Abuelo y Pan de Leche, Pan y Cuca, que formaban parte de la cotidianidad valerana. Ahora espero volver a caminar esa avenida 10, que era el centro de la ciudad, y que como un Déjavú, nos traslada a La Cimbali y Calzados Lucas, el Palacio del Niño, la Casa Japonesa, el Gran Detal, Radio Valera, Farmacia Garantía, Almacenes Ley, Heladería Roma, entre los comercios de esa cuadra, ¡Qué de recuerdos!.
Me acordé que donde está el C.C. Edivica, estuvo el Colegio Salesianos. Aún no habían desaparecido el Supermercado La Milanesa, el mejor restaurant italiano de Valera, de todos los tiempos, El Trieste y desde luego, la Casa Olímpica. El terreno servía para realizar conciertos y mítines políticos, allí estuvo Alí Primera, el Maestro Luis Beltrán Prieto y Paz Galarraga, entre otros personajes.
Es tiempo de volver a plantearnos la Valera posible. Ese debe ser nuestro reto para el 2024. Que este tiempo de adviento nos llene de fe y esperanza, mientras esperamos el nacimiento del Niño Jesús. Y que la paz nos reconcilie a todos y podamos salir adelante. Es la luz que nos trae el nacimiento del Mesías.
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