La Valera de los limpiabotas / Por Alfredo Matheus

Sentido de Historia

 

 

En mi infancia y adolescencia caminé las calles de mi amada Valera; de arriba, abajo… Las mesas de billar eran la delicia de los parroquianos. El comerciante Toño Lobo en su gran cervecería, en la Av. 10 con calle 14, se ufanaba de tener los mejores billares de la época, el negocio permanecía lleno, mañana, tarde y noche… Toñito, vivía peleando con los adolescentes que escapaban de clase para dedicarse de lo más tranquilos a jugar con los amigos; una mesita de billar…

-“Muchachos, los quiero mucho, pero, en este negocio no se juega billar con el uniforme del liceo; vayan a su casa y se cambian de ropa”. El jovenzuelo se marchaba, más bravo que buhonero en día de lluvia…

 

La «Cochocha» no tiene pelos…

 

Los domingos, la retreta con la Banda Bolívar, los honores a la bandera nacional y disfrutar de una exquisita barquilla de Heladería Roma, se juntaban para alegrar al máximo el espíritu del valerano… La “Cochocha” era una joven prostituta, algo “tocada de la cabeza”, no le gustaba usar ropa interior y le encantaba la música de la banda municipal… En el momento en que algún echador de bromas gritaba: “la cochocha no tiene pelos”, la dama entraba en “arrecherón mayor”, se subía el vestido, quedaba desnudita de la cintura hacia abajo, y replicaba a todo pulmón: «Miren para acá; no tiene pelos si es bueno”…
El asombro de los presentes era espectacular, muchos reían a carcajada, las señoras mayores se marchaban a paso ligero, mientras los músicos de la Banda Bolívar se esforzaban para no distraerse ante las ocurrencias de la “Cochocha”, a quien el prefecto de la época le prohibió la entrada a la plaza Bolívar, porque era un factor de perturbación que atentaba contra la moral y las buenas costumbres de la familia valerana.

 

Benditos limpiabotas

 

En las cercanías de la Plaza Bolívar, los limpiabotas con sus gritos vagabundos alegraban el centro de la comarca; eran expertos en inventar piropos dirigidos a las elegantes damas que pasaban por el lugar: “Santos Dios, cayó un ángel del cielo”, “Madre mía, tantas curvas y yo sin frenos”… Había limpiabotas con mucha habilidad para ganarse a la clientela: «Doctor, doctor, venga para limpiarle los zapatos, se los dejo como nuevos”, allí se detenía el parroquiano y tomaba asiento; observando la maestría del señor limpiabotas a la hora de pulir sus «machotes”. Al terminar la faena, le cancelaba el servicio y de paso le daba una llamativa propina.
Antes de marcharse, el cliente preguntaba al limpiabotas: “Epa, y usted me conoció dónde; ya que me dijo doctor”. De lo más tranquilo, el trabajador zapatero daba su respuesta: «Pues, aquí en Valera, a cualquier pendejo le decimos doctor”…

 

Triple feo…

 

En el corazón de la ciudad, limpiabotas como el “Mula”, “Pata e` croche” y “Chita González», se agarraban a puño limpio con aquellos que deseaban limpiar zapatos, se defendían con la frase milenaria de los bodegueros: “Nosotros hicimos el punto” y aquí no limpia machotes cualquier “bicho de uña”, y los mandaban a trabajar en el mercado municipal de la calle 12, donde una pulida costaba 5 bolivarianos, mientras en la plaza Bolívar eran 10 cascabeles.
Años después, llegó a la plaza Bolívar como veterano limpiabotas el famoso “Triple feo”, un valerano con pocos atractivos físicos; le metía “al loco”, cuando le recordaban el apodo… En el instante en que un mamador de gallo, desde lejos, le gritaba: «Antonio, triple feo”, el sujeto se transformaba en un ser lleno de mucha ira, dejaba de limpiar los zapatos a algún parroquiano, y se dedicaba a darle la vuelta a la plaza preguntándole al que encontraba a su paso, ¿Usted vio el que me dijo Triple feo? Los interrogados tenían que hacer un esfuerzo sobrehumano para no explotar en soberana carcajada.

 

La otra Valera…

 

Los domingos a las 9 de la mañana, estamos en FM Impacto, compartiendo con los radioescuchas ricas historias de la Valera de antier… Los martes a las 8 am, en la casa parroquial de la iglesia San Juan Bautista, trabajamos un novedoso programa de autoayuda a través de la Escuela de Valores de la UVM y Fundación “Aprendiendo a Vivir Mejor”: “Cuando estamos juntos, el espíritu sanador del grupo nos saca de la peor situación emocional”.
Los miércoles a las 2 pm, en la biblioteca “Juan D. Dios Andrade», al lado de la Comandancia de Policía, programa de Educación Emocional… Viernes a las 2 pm, en la calle 14 con Av. 13, Inteligencia emocional y psicoterapia desde la comunidad… Sábados a las 10 am, en el Parque Los Ilustres, Risaterapia para vivir mejor…

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