La Valera curiosa

Por: Alfredo Matheus

 

* 15 de febrero de 1820, cuando la guerra de independencia finalizaba y solo quedaba una Venezuela en la más cruel miseria y soledad, Valera, era constituida como parroquia eclesiástica por el obispo Lasso de la Vega…

* De dónde nació la famosa frase: “Valera, valerá”. Algunos cronistas hablan de un sacerdote amado por los lugareños gracias al espíritu de amor al prójimo que le acompañaba. Este servidor de Dios, en una oportunidad, paseando por estas hermosas mesetas y cruce de caminos, visualizando un fabuloso futuro para estas tierras, dijo: “Aquí se levantará una gran ciudad “que valerá” …

* Doña Mercedes Díaz trajo a este mundo de los vivos 10 hermosos hijos, en una oportunidad, todos reunidos en armoniosa familia deciden donar un lote de tierras (100 varas), para que se construyera en el centro del poblado una capilla en honra de Dios, su Santísima Madre y a beneficio de este vecindario. El donativo se hizo de palabra, al morir Mercedes Díaz, los hijos deciden protocolizar la donación…

* Se prendió la gran fiesta. El 16 de agosto de 1899, el general Cipriano Castro entra triunfante a Valera con su revolución restauradora, fue día de júbilo, la fiesta era colectiva, a las 8 de la mañana hace su ingreso el legendario guerrero que creó inmensas expectativas para la construcción de una nueva Venezuela. Nadie se quedó en casa, la población se volcó a recibir al “Castro de la esperanza” … La música de viento se oía a lo lejos interpretada por recios músicos italianos, los fuegos artificiales retumbaban en los oídos de un colectivo entusiasta por la presencia de quien iba a arreglar tanto desorden…

Fue tal el entusiasmo de Cipriano Castro por tan alto recibimiento, que se comprometió con los valeranos a nombrar la ciudad como capital del estado Trujillo; igualmente le construiría un acueducto para que sus habitantes no sufrieran trayendo el agua a sus casas… Y el General cumplió. En 1900 nombra a Valera capital del estado Trujillo. Se vuelve a prender la fiesta, el pueblo sale a la calle a bailar y celebrar, mientras en la ciudad de Trujillo, los vecinos no salen de su asombro y se “arrecheron” en contra de la decisión de Castro… El acueducto es inaugurado en 1905. El Concejo Municipal en homenaje a Castro León manda a colocar en mármol las palabras del General, lápida que todavía la podemos observar en la Alcaldía de Valera…

 

Guerra entre curas…

 

En 1962, los valeranos quedan más que abismados por el cruento enfrentamiento entre el Obispo Rojas Chaparro y el sacerdote Juan D. Dios Andrade… Fue de tal magnitud esta confrontación que el obispo (copeyano rajado), se atrevió a manifestar: «Si el padre Andrade se resiste a salir de Valera, lo haría sacar a tiros” … Pudo más el poder eclesiástico y el poder político de la época, el padre Andrade es sacado de la “Catedral San Juan Bautista” y lo mandan a una humilde capilla del cementerio municipal, por cierto, allí acudía con mi papá Juan de Jesús, a las misas del padre Andrade, a las cinco de la tarde…

El único cura trujillano que se atrevió a enfrentar en la calle a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, es humillado por el alto representante de la iglesia en un arrebato de soberbia… El Padre Andrade, se levanta con su recio espíritu de lucha y se convierte en el gran cronista de la ciudad de Valera…

 

Desaparece la comarca…

 

Estoy convencido, Valera es una de las ciudades más resilientes de Venezuela, si entendemos por resiliencia, cuando una localidad o personas se levantan triunfantes después de la más cruel adversidad que hayan vivido… En 1910, aparece por estas tierras la temible langosta, plaga que devastaba todo a su paso. Siembras de hortalizas, frutos, desaparecían en un abrir y cerrar de ojos. Solo en la población de Betijoque, en 15 días acabó con más de dos mil hectáreas de plátano.

Los valeranos en su desesperación por acabar con la langosta, rociaban el suelo con kerosene y prendían en candela los sembradíos para que el humo alejara a este animalito del diablo. Pero no dio resultado alguno. Fue de tal magnitud la destrucción que para el año 1911, había reducido al 10 por ciento la cosecha de granos y otros rubros agrícolas en todo el Distrito Valera…

Ante la gravedad de la invasión del “animalito del diablo”, el gobierno emite un decreto, obligando a toda persona mayor de 12 años a presentarse ante la autoridad civil, para organizar cuadrillas dirigidas a acabar con la langosta, el que se negaba a hacerlo recibiría una multa de 20 bolívares o arresto… El gobierno pagaba dos bolívares por cada quintal de langosta que se le presentaba, eran de inmediato enterradas varios metros bajo tierra…

La invasión de la langosta fue tan terrible que oscurecía el cielo. La ciudad de Valera sobrevivió a este doloroso flagelo, la destrucción de los sembradíos fue total, obligando a muchas familias a comer raíces de matas de plátano porque no había más nada que almorzar…

Fuentes consultadas: Benigno Contreras. Roberto Ventancourt. Alberto La Riva Vale

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