LA UNIVERSIDAD QUE VENCE LAS SOMBRAS EN LA FRONTERA VENEZOLANA | Por: Raúl A. Casanova-Ostos*

GotitasDeMiel

La Universidad Nacional Experimental del Táchira fue decretada el 27 de febrero de 1974, un año y medio después inicia sus actividades con apenas cuatro ofertas académicas, 300 alumnos, 30 profesores, 15 empleados y 10 obreros.

Han pasado más de 47 años de esa gesta y hoy es la institución más grande del estado Táchira con aproximadamente 5000 alumnos en 13 ofertas académicas de pre y 12 de postgrado; Además 7 unidades académicas diseminadas por diferentes aéreas del estado Táchira y un portafolio de 120 cursos y diplomados que benefician a más de 10 mil personas semestralmente a través de Formación Permanente.

Muy a pesar de la diáspora universitaria y del déficit presupuestario (que ha sido recurrente y fatal en estos dos últimos años), para el crecimiento natural, mantenimiento de la infraestructura y de su planta física, nuestra institución siempre se ha identificado como “la casa que vence la sombra en la frontera colombo-venezolana”. Es una frase que, hoy, ante la grave crisis que atravesamos en nuestro país, nos sirve de recordatorio permanente, de que en nuestra máxima casa de estudios continúa defendiendo valores cívicos que representan la ciudadanía, la tachiraneidad, la libertad, la pluralidad de ideas, el libre pensamiento, la construcción de liderazgo, la defensa de la justicia, la independencia, la autonomía, la responsabilidad social y el compromiso con nuestra tierra y con el país.

Sostenemos el firme propósito de continuar como universidad, convertidos en la conciencia de una sociedad llena de valores pero que debe, a través de la reflexión, llegar a los “puntos claves” de lo que debemos re-ordenar para re-encontrarnos.

Vencer las sombras sea quizá el llamado más importante para re-encontrar el rumbo a transitar. Si, somos “la casa que vence las sombras en nuestra frontera” porque con la máxima disposición de nuestros docentes, aún sin el reconocimiento económico, moral e intelectual que se merece cada uno de ellos, seguimos adelante en la tarea de impartir conocimiento y formar Recursos Humano con el sello de garantía UNET.

Pero la verdad es que la universidad con su pro y contras ha sido una piedrita en el zapato para esos jerarcas en su carrera hacia un régimen totalitario, de allí la política de ahogo financiero, la campaña de menosprecio a la academia y la subvaloración del trabajo docente frente a otras actividades públicas, politiqueras, incluidas la de la casta militar.

Lo único cierto es el presente. Desde aquí tenemos que construir el futuro, día a día, con paciencia, pero con claridad de objetivos, metas y, sobre todo, con el coraje y la determinación que necesitan las grandes causas.

Hoy la UNET abre así el espacio para que el futuro de cada sociedad no sólo pueda concretar sus sueños, si no que brinda el lugar ideal en el que sin otro compromiso que no sea el saber, se debata sobre la libertad, la democracia, se inculque la pluralidad y se respete la divergencia de ideas, porque en ellas también se encuentra lo más valioso de toda sociedad, la capacidad de lucha, rebeldía y protesta que tiene que ver con los fundamentos de cambios de toda juventud; pero también la historia se ha encargado de mostrar que esos fundamentos siempre tienen que ver con el alcance de la libertad económica, la independencia, la posibilidad de construir y de traspasar a través de los hijos y las generaciones venideras los logros alcanzados.

Basada en estas ideas siempre he defendido la autonomía, la capacidad de la universidad de convertirse en un reducto de posibilidades que contribuyan todas al desarrollo. Es un criterio que defiendo porque bajo esa concepción la UNET fue creada y yo fui formado.

Nuestra UNET, al igual que las demás universidades de carácter público y algunas de carácter privado, han dado herramientas profesionales a hombres y mujeres destacados en muchos casos con carácter mundial por todos los aportes en ámbitos claves, y son merecedoras del más amplio de los reconocimientos, a sus espacios, al respaldo económico, a la demanda de seguridad, a la valoración de nuestros profesores.

Es urgente la tarea de restituir a las casas de formación el reconocimiento que merecen, sin que sea la política quien le haga sombra, la universidad venezolana reclama su espacio, su independencia, así como ocurre con cada una de las “piezas” que conforman nuestro valioso engranaje como sociedad democrática.

En medio de esta crisis, de la falta de servicios adecuados, de los recursos suficientes para mantener la infraestructura de nuestra querida universidad, la imposibilidad presupuestaria para que nuestros docentes puedan ganar los sueldos de prestigio que se merecen y de unas aulas sometidas a la imposibilidad de que en variadas ocasiones los estudiantes puedan llegar a ocupar su pupitre por la reiterada falta de transporte público o sometidos a los imponderables de la inseguridad, por encima de todo eso, permanece el ascendiente alcanzado por nuestra ilustre universidad a lo largo de su corta historia, en la formación de profesionales de primera con la participación de profesores con calidad insuperable.

Por lo tanto, nos sentimos orgullosos en medio de tantas carencias, y de estar conscientes de todos los imponderables que debemos sortear hoy en día y además sentimos el orgullo de actuar cada día que pasa con la firme convicción de que ha llegado el momento en que re-construyamos nuestra casa de estudios, lo cual significará la voz del triunfo académico a nivel nacional e internacional.

Entender de lo que somos capaces, nos abre las puertas hacia una sola perspectiva: la visión de futuro. Sostenernos, a pesar de las dificultades, dentro de las más prestigiosos Universidades del País es un reto diario. Lo que hemos realizado en conjunto con estudiantes, empleados y obreros, profesores y sus egresados No es fácil asumirlo, pero es una de las vías para prepararnos y para que sigan egresando de nuestras aulas profesionales comprometidos con la re-construcción del país.

Así que sí tenemos que celebrar que sigamos contándonos dentro de las mejores universidades venezolanas.

La UNET defiende hoy en día, la posibilidad de estar presente, como una ventana que siempre nos permitirá ver la luz, con autonomía, democracia, pluralidad y seguir siendo la universidad popular que crearon nuestros predecesores.

* Rector UNET

 

 

 

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