La tragedia de Peñalver. Mario Briceño Iragorry / Por Pedro Frailán

Sentido de Historia

 

 

“Pocas las figuras como las de Peñalver representan la angustiosa trayectoria del pensamiento político venezolano. Más que cualquiera otra nación de América, Venezuela muestra una intensa saturación de conceptos contradictorios” (1954:57). La Tragedia de Peñalver es una obra de don Mario, publicada en la década de los cincuenta.

En esta ocasión ensayística nos ubica justamente en la década de 1820 a 1830 y un poco más hasta la muerte de don Fernando de Peñalver. En este ciclo histórico, a pesar que ya estaba constituida “La Gran Colombia”, consagrada en Constitución de Cúcuta de 1821, pues existían grandes problemas entre las naciones que conformaban la unión.

En primer lugar, se estaba viviendo bajo un sistema político distinto, que nunca habíamos experimentado. La experiencia de nuestra conducción en política era la monarquía y de paso, una monarquía de periferia que era concebida de otra manera. Por lo tanto, en la República no se sentía una gran confianza entre los detentadores y los destinatarios de poder, producto de que era un modelo nuevo para este tiempo.

También factores de interpretaciones, de corrientes políticas, de preferencias ideológicas y de contradicción de pensamiento, lo que hacía que ese mosaico se podía resquebrajar en cualquier momento. La tendencia de federación y centralismo era una de las más agudas. Frente a la amenaza del retorno de España con aliados europeos, hizo que el Libertador tomara camino a la conquista del sur, así algunos nos le agradara como era a la mayoría de la oligarquía peruana.

Con el tiempo los desacuerdos se fueron posicionando, vistos y conducidos desde el eje Bogotá – Caracas. Ante la situación del sur americano, Bolívar tuvo que tomar acción bélica, quedando la unión colombina presidida por el vicepresidente Francisco de Paula Santander en Bogotá. En el Departamento de Venezuela, había mucha disconformidad por diversas causas. Una era su categoría, es decir, una nación que se había planteado ser genuina y primerísima en plantearse una República hoy era un departamento.

Asumir los costos de la guerra sobre todo con la contribución de los hombres para la contribución de guerra en el sur, eran contribución nuestra. Las corrientes centralistas federales más a ello pequeñas expresiones de actuar y pensamiento de diversos grupos por ambas partes de la unión. En Venezuela se agudizó la situación por el problema de la recluta entre José Antonio Páez, jefe militar y político y Juan Escalona, intendente. Tal fue la crisis, que esa lucha que el General Páez para ese momento, una de las personalidades heroicas con mayor prestigio con que contaba Venezuela, es destituido y sustituido por Juan Escalona.

Ello provoca lo que en nuestra historiografía conocemos como “La Cosiata”, ese doloroso enfrentamiento entre los diversos criterios entre las distintas partes del proceso de una unificación que no se unían, que tampoco estaban divididas sino atomizadas. La destitución del General Páez desconcierta y llenan de cólera al país. Siendo el ayuntamiento valenciano, caraqueño y luego todo el país, que toma como centro de unificación venezolano y respaldan a Páez, el costo fue la separación de Venezuela de la unión gran colombina.

En esta oportunidad, es que don Fernando de Peñalver juega un papel muy importante para mantener el equilibrio político de la nación, incluso evitar una guerra civil o fortalecer aún más la irreverencia clandestina que existía a gran escala conocida como guerrillas. Peñalver era un hombre conservador, para ese momento Gobernador de Valencia, cercano de amistad y pensamiento a Simón Bolívar, defensor de la patria. Cuando Páez retoma el poder popular, se dirige a Valencia, la ciudad que la protegía, lo apoyaba y lo impulsaba a ser la figura nacional.

Peñalver se negó a entregar la gobernación por mera pasión de algunos seguidores que estaban actuando más por emoción que por razón, entre ellos el propio José Antonio, la godarria y pueblo valenciano, luego con el resto de los ayuntamientos del país y después en el exterior Bogotá, Quito y por supuesto, el propio Bolívar. A pesar que Peñalver era un hombre de avanzada edad, primero que nada estaba la inquietud y la angustia por lo venezolano, era un hombre que no tenía necesidad de esta preocupación, era un hombre de buenos recursos, pero la situación lo hacía estar inmerso en una tragedia.

Lo más resaltante de todo es que don Fernando logra calmar las emociones irracionales de muchos agentes, e inicia las conversaciones entre Venezuela – Nueva Granada y como es claro, con Bolívar. De hecho, esta comunicación que por un tiempo lo hace desde de la ciudad de Trujillo, por la vía epistolar, le hace memoria al Libertador, que está radicado en la ciudad de Trujillo, la ciudad de la guerra, del armisticio, la regularización y de la paz.

“De Páez recibe luego Peñalver una carta amistosa en que lo insta, como elemento de prudencia para que retorne a Venezuela, que necesita sus servicios; más, el evadido de los odios prefiere la tranquilidad de Trujillo, mientras que en Departamento insurrecto subsista la anarquía el desorden que allí aflige a todos los hombres de bien”. (1954:830)

Desde Trujillo se plantea el retorno de Bolívar para el encuentro con Venezuela en el año 1828, que sería su última visita. Peñalver también mantenía comunicación con el General Rafael Urdaneta. Describe a Venezuela, sus actores, conflictos, criterios, describe la ciudad de Trujillo, incluso le recomendó al Libertador no pernoctar aqui para aligerar el encuentro en Caracas.

Al llegar de nuevo a Venezuela, tuvo un buen recibimiento de afecto, reconocimiento a su obra libertaria, una obra que no fue conquistar y someter, sino para liberar. Instituciones como los ayuntamientos los recibieron con beneplácito. Peñalver le recordó a Páez, que esas instituciones que lo apoyaron en poco tiempo atrás recibían muy bien al Libertador. Dos años después, definitivamente se separa Venezuela de la Gran Colombia.

Evitando males mayores, entre ambas naciones, enfrentamientos internos como guerras civiles, ataque de la Europa sobre nosotros como lo tenía previsto. Bastó el razonamiento de un hombre de inteligencia, prudencia, constancia, paz y armonía como lo fue el maestro Peñalver.

Pero aquí no terminó su actuación, en la nueva república prosiguieron las contradicciones entre conservadores y liberales, tal es el caso de los hechos dolorosos de la “Revolución de la Reforma” en contra el presidente de la República el Dr. José María Vargas. Ahí también estuvo presente la armonía sabía de don Fernando, al poco tiempo murió.

Don Mario a este tiempo nos brinda esta hermosa biografía con esta excelsa pluma de un personaje de independencia que pareciera que vive con nosotros en esta Venezuela actual, tanta falta que en este tiempo nos hacen muchos don Fernando.

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