La Tormenta Perfecta es el subtítulo del Informe de Seguimiento a la implementación de la Agenda 2030, realizado por la red SINERGIA, una asociación civil que agrupa las más prestigiosas organizaciones civiles de Venezuela, y que las representa ante CIVITAS, su equivalente mundial. Esta Agenda 2030 surgió en el año 2015 en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Con el compromiso de 196 naciones para avanzar hacia un mundo mejor mediante el compromiso de lograr los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible.
A los cinco años de camino recorrido, la evaluación muestra resultados dispares. Hay países que tomaron en serio estos desafíos, crearon los mecanismos institucionales adecuados y los pusieron en marcha. También lo hicieron otras entidades públicas, regionales y municipales, empresas y organizaciones civiles. Y se crearon o adaptaron instituciones multilaterales para apoyar estos procesos y hasta la Iglesia Católica creó un Discaterio para el Desarrollo Humano Integral. Otros países ni se han dado cuenta de que existen, entre ellos Venezuela.
El subtítulo “La Tormenta Perfecta” resume la situación venezolana: “La primera conclusión salta a la vista: Cualquiera que sea el objetivo o meta en evaluación, el resultado es el mismo, con matices: el nivel de destrucción institucional, de la infraestructura, de nuestro tejido económico, del sistema de salud y el de educación y el daño infligido a la población, son de unas proporciones pocas veces vistas en la historia y su huella seguirá estando presente en por lo menos dos generaciones futuras. El carácter deliberado y sistemático de la destrucción es igualmente notable. No se trata solamente de una crisis que se agrava sin tocar fondo. Se trata de un cambio cualitativo que nos evidencia que estamos en otro país, que hay que reinventar el futuro porque las herramientas conocidas ya no existen”. La situación de la pandemia no viene sino a complicar aún más esta “crisis humanitaria compleja”, como también la han calificado organismos nacionales e internacionales.
Esta tormenta perfecta pasará, como pasan todas, y depende de nosotros los venezolanos de hoy, que la misma se profundice en más desastre y desolación, o que Venezuela emerja de ella con una nueva realidad, distinta a la de hoy y distinta al pasado, teniendo como bases los mejor que hemos sido y tenemos. Que aprovechemos la tormenta para construir nuestra nueva casa sobre bases más sólidas, como pueden ser unas instituciones más confiables, una sociedad más solidaria, una economía al servicio de la persona humana.
Podemos aprovechar el desastre que hoy es nuestro país para construir más y mejor capital social, que quiere decir que seamos mejores personas, más educadas, más serviciales, más unidas y más respetuosas. Que nos cuidemos más entre nosotros mismos y cuidemos nuestro patrimonio natural y cultural. Que tengamos mejores familias. Comunidades organizadas. Que seamos más honestos. Más confiables.
Y eso se puede hacer y vale la pena hacerlo. Del tamaño de la tormenta tiene que ser nuestra respuesta. Y se hace conversando, reuniéndonos, logrando consensos desde la pequeña comunidad hasta el país entero. Sí se puede y allí están multitud de ejemplos de sociedades arruinadas que se han levantado, reconstruyendo lo mejor de ellas, echando abajo lo que hay que destruir, innovando y creando nuevas realidades. Los propios Objetivos del Desarrollo Sostenible son una excelente guía para la acción. A la tormenta perfecta debe seguir la plenitud de los buenos tiempos.