Las crisis políticas en Nicaragua y Venezuela sobrevolarán el encuentro de dos días en Bruselas entre cancilleres europeos, latinoamericanos y caribeños, que empieza este lunes con el objetivo de estrechar lazos en comercio, migración y cambio climático.
“Una cosa son los temas de la agenda y otra cosa son los contactos que se hacen” en los márgenes, indicó este lunes el ministro de Relaciones Exteriores español, Josep Borrell, en Bruselas, asegurando que conversará con sus pares de Venezuela y Nicaragua.
Bajo el lema “Construyendo puentes y reforzando nuestra asociación para afrontar los desafíos globales”, los cancilleres de la Unión Europea (UE) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se reúnen por segunda vez en sustitución de los líderes.
La negativa de un grupo de países americanos, conocido como el Grupo de Lima, de asistir a la tercera cumbre de mandatarios prevista en octubre pasado en San Salvador por la situación en Venezuela obligó a reemplazarla por este encuentro de cancilleres, aunque manteniendo la agenda.
En un contexto mundial con el proteccionista Donald Trump al frente de Estados Unidos, la reunión de cancilleres representa, según la diplomacia brasileña, la “oportunidad” para “reafirmar los valores que aproximan a América Latina, el Caribe y la UE a nivel mundial”.
La agenda recoge así temas en los que ambos bloques, que representan a más de mil millones de habitantes, coinciden frente a Trump como la defensa del Acuerdo de París sobre clima, el multilateralismo o las negociaciones comerciales en curso.
Nicaragua, “de mal en peor”
La reunión, presidida por el canciller salvadoreño en funciones Carlos Castaneda y su par europea Federica Mogherini, arrancará a las 16H45 (14H45 GMT) y en ella participarán “casi todos” los ministros de la CELAC y “más de la mitad” de la UE, según un fuente europea.
Más allá de la agenda, Nicaragua, donde “la situación va de mal en peor” en palabras de Borrell, estará presente en las discusiones, un día después que una nueva ofensiva del gobierno de Daniel Ortega elevara a 280 los muertos en tres meses de protestas.
Las protestas opositoras iniciaron el 18 de abril contra una reforma al sistema de pensiones, pero derivaron a una demanda generalizada para la salida del poder de Ortega, un exguerrillero de 72 años que gobierna desde 2007.
El presidente chileno, Sebastián Piñera, dijo que pidió a su canciller Roberto Ampuero llevar el tema a la cita, mientras que la ministra costarricense, Epsy Campbell, adelantó que pedirá al foro un pronunciamiento sobre la crisis en Nicaragua.
La diplomacia europea condenó la víspera “los actos de violencia contra estudiantes y civiles” en Nicaragua, urgiendo a lograr “una solución pacífica y democrática en el país en el marco del diálogo nacional”, con la mediación de obispos.
Las autoridades nicaragüenses también solicitaron la mediación de la UE, indicó a la AFP una fuente diplomática europea, para quien aceptarlo habría supuesto “una perdida de credibilidad” ante un “régimen autocrático y cleptocrático”.
“Cuando se reúnan las condiciones adecuadas, la UE podrá ayudar entonces en el terreno humanitario, apoyar a la comisión electoral, ayudar con acciones de formación y justicia”, agregó esta fuente que pidió el anonimato.
España, contra línea dura de sanciones
Nicaragua forma parte de los países bolivarianos del ALBA, como Venezuela, al que la UE impuso un embargo de comercio de armas y una serie de sanciones contra 18 funcionarios, entre ellos la vicepresidenta Delcy Rodríguez, por la situación que vive el país.
Los ministros tienen previsto aprobar el martes una declaración conjunta sobre cómo reforzar sus relaciones, aunque no se espera que recoja referencias a ambos países. “Muchas de las cosas que cuentan no forman parte de las declaraciones finales”, dijo el ministro español en rueda de prensa.
Josep Borrell, que llegó en junio a la cancillería tras el éxito de la moción de censura contra el gobierno del conservador Mariano Rajoy, se reunirá en los márgenes del encuentro con su homólogo venezolano, Jorge Arreaza, a las 16H00 (14H00 GMT).
“España no va a abanderar las líneas duras de las sanciones cuando haya un problema en América Latina. No es nuestro papel”, avanzó el ministro español, rompiendo con la línea de su predecesor y asegurando que su hoja de ruta pasa por “exigencias” y “diálogo”.
Para defender esta posición, Borrell puso como ejemplo de error la Posición Común de la UE de 1996 sobre Cuba, que vinculaba su cooperación a avances en los derechos humanos y al que el bloque puso fin a fines de 2016 tras lograr un Acuerdo de Diálogo Político y de Asociación con la isla comunista.
El acuerdo con Cuba es uno de los éxitos de la UE en su relación con América Latina, impulsada desde la llegada en 2014 de la italiana Federica Mogherini al frente de la política exterior. El acuerdo comercial conl los países del Mercosur sigue siendo la asignatura pendiente del bloque.
AFP