Guataca (Colombia), 30 mar (EFE).- En Guataca, un caserío del departamento colombiano de Bolívar, de calles tórridas y polvorientas, rodeado por una gran riqueza hídrica, no hay agua potable para consumo por una prolongada sequía que obliga a su gente a abastecerse en un arroyo que está prácticamente seco y cubierto por la maleza.
El agua potable les llega esporádicamente en un carro tanque que les mandan desde Santa Cruz de Mompox, pero esta ayuda nunca alcanza para satisfacer las necesidades de sus cerca de mil habitantes.
Además de la constante falta de agua, Guataca, que no tiene satisfechas casi ninguna de las necesidades básicas, carece de fuentes de empleo y su gente sobrevive con la poca pesca que logran sacar del caño, pequeños cultivos y una ganadería precaria.
«El problema en algunos de estos corregimientos que no tienen agua no es por causa solamente de la sequía que actualmente vive el país; durante todo el año, e incluso en temporadas de invierno, sufren también por falta de agua», dijo a EFE el gobernador de Bolívar, Yamil Arana, en una visita a esta región del norte de Colombia, conocida como Depresión Momposina.
Es una paradoja que en esta zona, aunque abunda el agua porque está rodeada de ríos y ciénagas de la cuenca del Magdalena, el principal cauce de Colombia, haya problemas de abastecimiento, debido a que los gobiernos departamentales jamás han destinado los recursos necesarios para construir acueductos y sistemas de riego eficientes.
Arana, quien espera ser recordado como «el gobernador del agua», dijo que en la reciente visita que el presidente de Colombia, Gustavo Petro, hizo a Santa Cruz de Mompox, le presentaron una «propuesta de un acueducto regional integral para todos los municipios de la Depresión Momposina».
«La idea es que, de una vez por todas, tengan agua, porque el agua es vida, es salud, y es la base de la transformación integral a la que le estamos apostando en el departamento de Bolívar», dijo.
El gobernador dijo que incluso Santa Cruz de Mompox, un pueblo histórico, fundado en 1540 y declarado Monumento Nacional en 1959 y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995, que además acoge a muchos turistas que en esta época del año llegan atraídos por las procesiones de Semana Santa, necesita «urgentemente la optimización del acueducto porque el agua solo llega por momentos».
El cauce mermado del río Magdalena
El río Magdalena, que recorre de sur a norte buena parte del territorio nacional y es la principal fuente de agua dulce para 11 de los 32 departamentos colombianos, se encuentra en uno de sus niveles más bajos debido a la sequía incrementada por el fenómeno de El Niño.
La sequía ha dejado al descubierto el lecho del río a su paso por Guataca y Mompox, donde se han formado extensos playones, y por eso sus aguas no alcanzan a alimentar muchos de los brazos y pequeños afluentes del río.
Las bases de las columnas de los puentes que cruzan el Magdalena en esta zona, que normalmente están bajo el agua, ahora están a la vista, lo que también dificulta la navegación y la pesca.
También los animales se ven afectados por la merma de las aguas porque pierden sus lugares de protección y de alimentación, lo cual representa un riesgo para los pobladores que están cerca de los caños o ciénagas que dependen del río.
Uno de ellos es Juan Pablo Arias, un joven de 18 años que sufrió graves heridas en un brazo y una pierna al ser atacado por un caimán cuando estaba recogiendo agua en la orilla del caño Guataca, a solo 10 metros de su casa.
«Acá, a esta parte del pueblo, nunca nos llega el agua, por eso nos toca sacarla del caño; hace unos tres meses, la mamá de Juan Pablo lo mandó a sacar agua del caño con un balde y cuando el niño se agachó a llenarlo, el caimán lo prendió del brazo y casi se lo arranca», explica a EFE Fausto Salas, abuelo del muchacho.
Devis Jiménez, líder comunal de Guataca, asegura: «este ataque se habría podido evitar si el muchacho no hubiera tenido que ir al caño por agua».
Jiménez también alerta sobre las enfermedades que causa «el uso de las aguas del caño Guataca cuando está estancado» y sueña con una solución a este problema.
«Toda la vida hemos vivido olvidados por las administraciones; no deberíamos vivir en la miseria en que nos toca vivir porque somos uno de los corregimientos más cercanos a Mompox», lamenta.
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