Deibys Castellanos es un joven de 40 años, agricultor de las Lomas, municipio Boconó, estado Trujillo, Venezuela. Su vida ha estado marcada por la lucha diaria, la dedicación y el esfuerzo, buscando siempre el sustento para su familia y contribuyendo a la economía local.
Sin embargo, su existencia dio un giro dramático, cuando decidió buscar mejores horizontes en Estado Unidos, a donde nunca llegó porque fue detenido, encarcelado en El Paso Texas y llevado como un “delincuente” a Guantánamo, una una de las bases militares más caras del ejército de Estados Unidos y, probablemente, también la más polémica por ser el centro de detención de inmigrantes sin papeles que estén o intenten estar en Estados Unidos.
Durante dos meses y quince días, Deibys fue considerado miembro del Tren de Aragua y vivió una experiencia desgarradora que dejó huellas profundas en su cuerpo y su mente. En ese oscuro lugar, las condiciones eran inhumanas: permaneció con esposas y cadenas, solo recibía dos comidas al día y enfrentaba un constante clima de miedo e intimidación.
La crueldad que experimentó en prisión no solo afectó su salud física, sino que también puso a prueba su fortaleza mental. A pesar del sufrimiento y la desesperanza que lo rodeaban, Deibys mantuvo una resistencia admirable enfocada en volver a ver a sus tres hijos.
Finalmente, tras semanas de angustia y sufrimiento, Deiby fue liberado por los acuerdos del gobierno de Nicolás Maduro y EEUU y recibido por el ministro Diosdado Cabello. Su repatriación marcó el fin de un capítulo doloroso en su vida, pero también el inicio de un proceso de sanación. Al regresar a las Lomas, se encontró con una comunidad que lo recibió con los brazos abiertos, dispuesta a apoyarlo en su recuperación y en reimpulso de vida laboral y familiar.
Su vida es testimonio no solo del sufrimiento infligido sino también del poder resiliente del espíritu humano frente a la adversidad.
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