Durante el primer gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, Valera comenzó a mostrar la fisonomía de una ciudad que crecía y se incorporaba a la modernidad de otras ciudades andinas como Mérida y San Cristóbal. La Avenida Bolívar fue ampliada. El trabajo de construcción de la nueva arteria vial estuvo encomendado al recordado amigo Carlos Rumbos.
Eran los tiempos de la administración de José de Jesús Muchacho Bertoni. Dos obras marcaban ese progreso, una lo representaba la demolición del antiguo Mercado de Valera, una obra que fue legado del presidente Eleazar López Contreras, daba paso al progreso en la ciudad. La otra era la ampliación de la Avenida Bolívar, desde calle siete hasta la calle 14, en sentido norte-sur, por su lado derecho, la ciudad observaba como los tractores demolían parte de los viejas casas y edificios, que dejaban a tras el aire pueblerino de la urbe de doña Mercedes Díaz, y recibían los enormes anillos de concreto que servirían de conductor de las aguas servidas, toda una obra de ingeniería civil.
Desde las calle 14 comenzábamos a presenciar la demolición de casas, negocios, comercios, que estaban apostados a los largo de esas siete cuadras, Pedro Urquiola, don Isidro Aguilar, los Hermanos González, Gloria Barrón, don Manuel Hernández, los Pabón, Amílcar González, la Barbería Pierantozzi, Los Cella, los Pimentel, El Ambassador, el Hotel Haack, Valera Gas, el restaurant El Triestre, Juan de Dios Ramírez, Publio González, “Chiquito” Mío, Luis González, entre otros que vienen a mi memoria, fueron los que cedieron sus espacios de hogares algunas y de establecimientos otros, para darle la cara de modernidad que reclamaba la ciudad en su principal arteria vial.
Ya para noviembre de 1977 estaba concluido el nuevo local del Mercado Municipal en el sector de El Bolo, y la ciudad tenía su arteria vial desde el sector La Plata hasta el final de Las Acacias. Los valeranos nos sentíamos orgullosos de poder contar con una avenida a la altura de las ciudades modernas.
Luego comenzó la prédica de qué hacer con la parte derecha, donde antiguamente estaban las construcciones que se habían demolido. Vino entonces, el gobierno regional del profesor Eleazar González, durante la administración del presidente Jaime Lusinchi, y se hizo el boulevard de la avenida Bolívar, con locales comerciales y turísticos.
Esta obra de construcción la realizó Muchachos Hermanos, con la participación del buen amigo y recordado, Reinaldo Parilli Arauca, conocedor como el que más de la historia local de nuestra ciudad.
Valera mostraba un nuevo rostro. Ojalá los valeranos de estos tiempos, recordáramos esa ciudad que se transformó con esta avenida y entendamos que el desarrollo de nuestra urbe, también en el comportamiento de cada uno de nosotros, de cuidar y valorar lo que tenemos y que como memoria de la ciudad nos acompaña siempre.
Debemos cuidar más la ciudad, preocuparnos por su ornato, por evitar que se convierta en un enorme basurero. “Tenemos que ponerle el pecho a la brisa” como decimos en el argot ciclístico, y hacer nuestra ciudad, una urbe que marca la pauta en el desarrollo de Venezuela, en este siglo XXI.
No olvidemos que somos la puerta de entrada de los Andes venezolanos, y si queremos mostrar al mundo las bondades que nos ha deparado el creador a través de nuestra bella serranía, Valera es el lugar privilegiado para hacer que el visitante se lleve una grata impresión, de una ciudad amble, afable, donde la cordialidad, la honestidad y el trabajo son las características de nuestros habitantes.
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