Por: Luis A. Villarreal P.
¿Qué decir en esta ocasión? Tanto ha ocurrido en nuestro angosto, susceptible y maravilloso valle que mucho tendríamos qué comentar. Ojalá haya oídos prestos para escuchar esos susurros y gritos, cantos y lamentos del puertense por su tierra de fábulas.
Aspiramos la sincera atención de quienes pueden ver en La Puerta un regalo de Dios —porque solo es hermosura— y una rica herencia cultural de nuestros antepasados que la disfrutaron y fueron amalgamando con caminos y recuas y el orden de sus prados productivos, a la vista de cuevas, chozas y casas, sus cálidas moradas rodeadas de floridos huertos; conservando los detalles y caprichos de la flora y sus frondas, a la vera y en su entorno; dejándose llevar en su inspiración por el canto de los pájaros, el murmullo del río y sus quebradas.
Pero conmueve y preocupa a cuantos hemos demostrado lealtad y consecuencia por La Puerta y su semblanza —rostro y busto de un valle esplendoroso del que es dueño y señor nuestro río de espuma—, porque enaltecida en nuestros corazones observamos que las nuevas generaciones han mostrado indiferencia y desdén por esta parroquia que es su lugar de origen.
No parece que quieran emular a las personas que elevaron —en 1970— sus atributos y linaje a los heráldicos símbolos, nobles y gallardos, de su escudo: productividad, belleza escénica, poético río de plata, e impronta de su nombre; y en su himno: versos épicos y sublimes —con melódicas y armoniosas notas— para esta comarca dignificante de la genealogía del gentilicio, que en la fértil tierra hunde sus raíces y exhibe su tallo con nuestra presencia, sus flores y frutos en sus mozas y mozalbetes y retoños.
Tampoco se les oye decir nada sobre la apoteósica lucha —de los años 80 y siguientes, iniciada con la pudorosa manifestación que derribó con sus manos las primeras estructuras de una macro-urbanización— trascendente en la defensa de los valores agropecuarios, ambientales y verdaderamente turísticos que son nuestra identidad. No se conoce el parecer de las nuevas generaciones sobre esa lucha inédita en Venezuela entera, liderada por el Comité Pro-Defensa de La Puerta, íntima y amorosa gesta de nuestra historia.
En este aniversario de los 401 años —9/8/1620 – 9/8/2021— insistimos esencialmente: en la realización de los proyectos básicos para que, de acuerdo a un esquema de prioridades, aparezcan por fin las obras de interés social por las que Trujillo entero nos ha visto batallar —sin éxito— y lamentablemente enfrentados como comunidad. Porque quienes más han obstaculizado y dado al traste con propuestas serias para beneficiar al conglomerado puertense y la organización de sus asientos urbanos, han sido inconscientes adheridos a partidos políticos tradicionales, de los que esperan beneficios y favores personales.
El Plan de Ordenamiento del Territorio del Valle del Momboy y la Autonomía Municipal, ya encaminados, son arco y flecha de nuestra lucha a continuar. Al abrirse paso, cobrarán vida: el Proyecto Múltiple del mercado agro-artesanal, estacionamiento-terminal, campo deportivo, viviendas de interés social, unidad de información turística, y vialidad de acceso al pie de la capital parroquial; El Centro Cívico Cultural, en pleno casco urbano; la Casa de la Cultura Régulo Burelli Rivas, sede de la biblioteca Antonio Ramón Simancas Carrasquero, y del salón de usos múltiples don Lorenzo Ruz; el liceo público, en área educacional José Luis Faure; el Centro Comercial Vecinal, baños públicos y salas de exposición, en terreno El Cocuyal; y otras propuestas con historial que han contado con sus respectivos anteproyectos.
También planes de miradores y parques, rescate de zonas protectoras y centros de acopio agro-artesanal, espacios para talleres y despachos, y de equipamiento urbano educacional, asistencial, deportivo y cultural para los caseríos: Las Delicias, El Molino, Carorita, y el corredor turístico La Puerta – La Lagunita, entre otros.
La Puerta ha venido soportando todo lo que perjudica su condición ecológica y turística: sigue la contaminación de la cuenca del Momboy; el desconocimiento de directrices urbanas y agrícolas, con la violación de la Ordenanza de Zonificación y Construcción, la omisión de regulación urbanística —tolerante de invasiones— en terrenos de vocación agrícola y forestal, y la proliferación de construcciones que representan más carga muerta para la parroquia; la tala y deforestación para sembradíos y el maltrato a las nacientes y arroyos; el empeoramiento y déficit de servicios públicos; el mal uso de la troncal 7 —vía rápida—, colapsada por excesivos reductores de velocidad, ‘obra’ de los consejos comunales; la ocupación al pie de cerros, orillas de carretera, áreas de protección, con cinturones de casas y ranchos, galpones y talleres (en plena trasandina) contraviniendo la seguridad vial, estética y paisaje; focos de anarquía e insalubridad pública.
Insistiremos en La Puerta que soñamos: en un valle entero convertido en el gran ‘parque’ que requiere nuestra ciudad de Valera. Si queremos será ícono del estado Trujillo que la tiene por su Capital Turística. Así que con tan sobradas razones —y el trecho recorrido— no hay lugar para conformismos. Es hora de pensar completo y seguir dando rienda suelta a los nobles ideales que nos dejaron nuestros entrañables poetas y benefactores: Miguel Ángel y Régulo Burelli Rivas, Antonio Ramón Simancas Carrasquero, Alirio Abreu Burelli, Jacob Senior, Alí Primera, Orlando Montes, entre los más destacados.
¡Salud Comarca Luminosa! ¡Feliz aniversario!
Fotografía:
Heidi García
José Pulido
Luis Villarreal