La percepción de la desigualdad económica, el gran enemigo del bienestar en el mundo

En la imagen de archivo, varias personas disfrutan del lago del Parque de El Retiro de Madrid, montados en sus barcas.EFE/ Mario Moron

Madrid, 14 jul (EFE).- Tener conciencia o percibir la desigualdad económica que aqueja al mundo afecta a nuestra propia felicidad, al sentido de la vida, la armonía y al bienestar espiritual, según un estudio publicado este lunes en la revista científica Social Psychological and Personality Science.

El estudio, que combina encuestas a más de 21.000 personas de 71 países de todos los continentes con datos de índices macroeconómicos como el Producto Interior Bruto (PIB) de los países o los índices de desigualdad económica, concluye que percibir altos niveles de desigualdad económica «socava significativamente» el bienestar individual en múltiples dimensiones del desarrollo humano.

La investigación, realizada por un equipo internacional de científicos liderado por el profesor de Psicología Social y Antropología de la Universidad española de Salamanca, Ángel Sánchez-Rodríguez, ofrece información crucial sobre cómo tener conciencia de la disparidad económica afecta no solo a la felicidad, sino también a la armonía, al sentido de la vida y a la espiritualidad.

El estudio demuestra que cuando las personas son conscientes de las importantes disparidades económicas que existen en su sociedad, esto se relaciona negativamente a su bienestar general y amplía la brecha entre cómo se sienten actualmente y cómo aspiran a sentirse.

«Este estudio nos ayuda a comprender que los altos niveles de desigualdad económica que se observan en muchos países no son solo una cuestión de justicia social, sino también un problema acuciante de bienestar público», explica Sánchez-Rodríguez en declaraciones a EFE.

«Uno de los avances de este estudio frente a la literatura anterior es que, hasta ahora, al medir la desigualdad económica estructural basada en valores económicos, y relacionarla con el bienestar, unas veces se observaba una relación positiva, otras negativa, y en otras no guardaba relación pero, al incorporar la percepción en nuestro trabajo, hemos visto claramente que percibir altos niveles de desigualdad económica se asocia con un menor bienestar», apunta.

El estudio, además, destaca por su enfoque culturalmente sensible a la hora de medir el bienestar, al incluir parámetros nuevos como el sentido de la vida, la armonía y la espiritualidad, dimensiones que pueden ser especialmente importantes en culturas no occidentales.

Este enfoque integral muestra que la desigualdad percibida afecta a múltiples aspectos del desarrollo humano, no solo a la satisfacción emocional.

«Cuanto mayor es la desigualdad económica que perciben las personas a su alrededor, menor es su bienestar general», resume investigador.

Además, la investigación tiene en cuenta los retos globales actuales: «Cómo reaccionan las personas ante uno de los retos globales más urgentes: la creciente brecha entre ricos y pobres», una cuestión que ha sido reconocida por organizaciones internacionales como las Naciones Unidas, que identifican la reducción de la desigualdad como un objetivo clave para construir una sociedad más sostenible y justa».

Para los investigadores, reducir la conciencia de la desigualdad no es la solución, sino abordar la desigualdad en sí misma para corregirla. «Eso sí es una estrategia viable para mejorar el bienestar», dice Sánchez-Rodríguez.

Y es que la desigualdad económica objetiva, que refleja las disparidades reales en las condiciones de vida, «es el problema de fondo».

El estudio concluye que la desigualdad económica no solo representa un reto político, sino una amenaza fundamental para el bienestar humano.

 


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