Este trastorno, conocido también como artrosis, se presenta lentamente y afecta principalmente a las manos, rodillas, caderas y columna vertebral
La osteoartritis (OA) es una enfermedad frecuente en personas de mediana edad, la cual se debe al envejecimiento, desgaste y ruptura de una articulación. Cuando eso ocurre, los huesos empiezan a rozarse entre ellos produciendo dolor, rigidez, hinchazón y pérdida de movimiento en las coyunturas.
También conocida como enfermedad articular degenerativa, artrosis, osteoartrosis o artritis hipertrófica, este trastorno afecta principalmente a las manos, rodillas, caderas y columna vertebral. Rara vez a las muñecas, codos o tobillos, excepto cuando hay lesiones o esfuerzos excesivos.
Sin embargo, se da más a menudo en las pequeñas articulaciones que se encuentran en la base del dedo gordo del pie, mejor conocido como juanete. Por lo regular, la sintomatología de este tipo de artrosis puede controlarse de forma segura aunque el proceso latente no puede revertirse.
Las señales de la osteoartritis se presentan lentamente y empeoran con el tiempo. Incluyen dolor mientras se realiza algún movimiento o cuando se aplica una leve presión, rigidez después de un período de inactividad, pérdida de flexibilidad, sensación chirriante y osteofitos (bultos duros).
De allí la importancia del diagnóstico temprano y de iniciar el tratamiento lo antes posible para obtener mejores resultados. Estar activos y mantener un peso adecuado puede retardar el avance de la enfermedad y ayudar a mejorar el dolor, así como el funcionamiento de las coyunturas.
Dentro de las opciones farmacológicas que existen para tratar esta condición, se encuentra el Etoricoxib, un inhibidor selectivo de la ciclooxigena-2 (COC-2) y las prostaglandinas, que alivia el dolor crónico provocado por la fricción por desgaste del cartílago.
Etoricoxib está indicado tanto para el tratamiento de la osteoartritis como de la artritis reumatoide y el dolor agudo en algunos sitios, debido a su comprobada eficacia para calmar el malestar.
El médico es el encargado de recetar el tratamiento más acorde con el paciente a fin de ayudarle a disminuir el dolor y la rigidez de las articulaciones, además de aumentar su capacidad para llevar a cabo actividades cotidianas.
Generalmente, se indica no sólo el fármaco sino también terapia física y/u ocupacional, ejercicios aeróbicos suaves y control del peso, dependiendo de la severidad de la enfermedad, las articulaciones afectadas, el tipo de síntomas y otros problemas médicos.