Caracas, 23 abr (EFE).- La oposición venezolana acusó este viernes al Gobierno de entregar armas de guerra a grupos criminales que controlan diversas zonas del país, entre ellos la banda que el jueves tendió una emboscada a efectivos de seguridad del Estado, provocando un tiroteo entre las partes que se saldó con un muerto y varios heridos.
Iván Simonovis, opositor que forma parte de la facción antichavista que responde a Juan Guaidó, culpó al presidente Nicolás Maduro de estos hechos, ya que -aseguró- fue la propia «dictadura», como acostumbra a llamar la oposición al Ejecutivo, «la que decidió entregarle armamento de guerra a los grupos criminales».
En su opinión, el germen de estas bandas data de la época en que el fallecido Hugo Chávez era presidente (1999-2013) y continuó con los mandatos de Maduro.
«Los convirtieron en el bastión de defensa de la revolución; en ese momento dejaron de ser grupos criminales para convertirse en grupos irregulares» que hoy siembran el terror y toman el control territorial de diversas zonas, a las que tienen vetado el acceso, incluso a los miembros de los cuerpos de seguridad del Estado.
Además, aseguró que existe una «alianza entre el régimen de Maduro y los grupos irregulares» que podría, según su visión, generar conflicto en otros países de la región.
Según Simonovis, «hay un denominador común entre los eventos ocurridos en Apure hace un mes y ahora en la Cota 905, ese denominador común se llama caos. El caos no es más que una guerra híbrida cuyo objetivo final es lograr la disfuncionalidad del país hasta lograr que todo colapse».
El opositor se refirió así a los enfrentamientos generados en el estado fronterizo de Apure entre militares venezolanos y grupos irregulares colombianos, que algunas organizaciones calificaron de disidentes de las FARC.
Simonovis advirtió, además, que «la violencia que ocurre con frecuencia en la Cota 905 pudiera extenderse a toda la región», por lo que alertó de estos hechos a la comunidad internacional y vinculó los sucesos a un «plan bien estructurado» con apoyo de países aliados.
«Nada de esto es casual, todo obedece a un plan bien estructurado desde hace años que cuenta con un apoyo multipolar, en este caso liderado por Rusia, China e Irán. Estos países tienen sus intereses, intereses de una guerra asimétrica contra los Estados Unidos, intereses financieros e intereses geopolíticos», aseguró.
Concluyó que «el cáncer de la desestabilización seguirá avanzando en Latinoamérica si no se crea una coalición regional capaz de contrarrestar el avance de este movimiento y de esta forma poder devolverle la tranquilidad a los ciudadanos y la paz a la región».