Por: Luis A. Villarreal P.
Habiendo experimentado electoralitis y referenditis agudas, el realismo en un santiamén volvió a despertar a esos obstinados soñadores que sin haberlo intentado como se debe, conociendo al adversario, careciendo de unidad y estrategia elementales, pretendían —sin saber cómo— que todos los electores oposicionistas engrosaran la procesión para cumplir con las normas que según la constitución validarían el 20% de las firmas. Y que las «autoridades ceneistas» no tendrían más remedio que autorizar el referendo revocatorio. O sea, ¡pan comido!
Ya sin los oníricos efectos, porque el oficialismo —sin más carantoñas ni disimulos— los despertó, y convirtió la posibilidad del artículo 72 de la Constitución en una muralla infranqueable, advirtiendo que no se aceptarán más solicitudes de revocatorio; en tiempo récord toda la ilusión revocatoria quedó sepultada.
Pero, nos preguntamos: ¿qué dicen quienes se dejaron llevar tan ingenuamente por ese impulso, por esa corazonada? Algunos, han dicho como a manera de auto consolación que «las causas del revocatorio están aún presentes…». Otros, ‘han denunciado ante el mundo’ la violación de la Constitución…». ¿? Y, de seguro muchos nos preguntamos: ¿Es que acaso ‘esas violaciones’ han provocado una reacción de los países que con su solidaridad democrática nos compadecen como nación que sufre la impotencia de no poder defenderse por incapacidad e indolencia de sus ‘líderes’?
¿Es que acaso los organismos multilaterales —ONU, OEA—, que están obligados a reivindicar los derechos humanos, la libertad, la justicia y la paz, el respeto a la dignidad humana, han redoblado sus esfuerzos en busca de soluciones para poner fin a los desafueros que en Venezuela se siguen repitiendo impunemente?
Cada propuesta distraccionista de quienes asumieron las elecciones y el diálogo como tablas de salvación, ha desubicado a quienes representando el gobierno interino nunca debieron parar su insistencia y denuncia diaria ante esos organismos que hacen muy poco por responsabilizarse de Venezuela.
¿Cuál es la ‘ofensiva’ diplomática interina, a través de «sus embajadores»? ¿Cuál es el denuedo de quienes estando fuera de Venezuela como perseguidos deberían asumir ininterrumpidamente un accionar, un lobby, ante gobiernos y organismos multilaterales? Pero no, cada vez que a alguien se le ocurre hacer algo ‘de buena fe’ pero sectariamente, tangencialmente, todos se paran a esperar, y dejan de trabajar en los demás frentes.
No hay coordinación, no hay sincronización… No hay tracción, para hacer el camino, para recorrer la travesía que nos corresponde transitar. Todos estos importantes recursos humanos están más o menos de brazos caídos en lugares clave, esperando, simplemente desarticulados.
Y aquí en casa, en Venezuela, no se ha dejado de ser parte del círculo vicioso que raya en vanos intentos y derrotas, ya casi sin tener adónde mirar, qué ‘inventar’ para hacer creer que estamos haciendo algo por los venezolanos, víctimas de la terrible realidad que nos va eliminando.
En tal sentido, observamos que la oposición venezolana, a consecuencia de los recientes desmanes en funciones oficialistas, relacionados con tráficos y manejos ilícitos, «pidió a la comunidad internacional acciones más contundentes contra la dictadura de Maduro». O sea, nada en concreto sobre la crisis política.
Gerardo Blyde, representante de la ‘Plataforma Democrática’ insiste en la reapertura del diálogo, esta vez con la inusitada participación del Vaticano y la ONU, quienes —según su optimismo— ayudarán a conformar grupos de países que desean ser acompañantes del proceso de negociación, lo que, ‘pese’ a la creciente demanda de participación de estos, sería lo que se está necesitando … ¿?
Ya Guaidó que no haya qué hacer —además de que debe estar organizando las protestas para el 12, día de la Juventud— ha estado además hablando de sus oficios en Washington para que el poder estadounidense le empiece a ‘ablandar’ las sanciones financieras al régimen. ¿Pero, con qué fin, a cambio de qué… ? Guaidó, nunca explica.
El Grupo Internacional de Contacto —integrado por una decena de países— no viendo más caminos sino el del diálogo en México, en suspenso desde octubre, consideró que «una reforma integral del sistema judicial es una oportunidad para reforzar la igualdad de condiciones y la imparcialidad de elecciones futuras». ¿?
No hay duda de que habiendo tanta tela que cortar, los cuadros opositores, dentro y fuera del país, no están coordinados, no responden a la premura nacional; y ni se diga de quienes haciendo antipolítica interna, ‘disimulando aún’ ser opositores, ya recomiendan ‘organizarse’ para el 2024. De acuerdo a estos ‘despreocupados’, nos esperan muchos años de calvario.
Esas son desalentadoras, y pésimas, noticias con las que debemos continuar, lamentablemente. La oposición partidista, y la que no, debe declararse en emergencia unitaria. Mientras seguiremos lactando de la esperanza que nunca se acaba, claro.