Rebusca en su cartera y por más que la menee, no encuentra los últimos billetes. “Que pena” piensa, le faltan cien para completar el pasaje. Mira al chofer y le dice “es lo que tengo”. Es la verdad, ayer estuvo en el cajero de su banco pero, luego de esperar una hora en la fila, la máquina “se secó”. El conductor la deja ir sin reclamarle. Quizás por su condición de mujer o porque la entiende.
Tras un largo día de trabajo, pasar varias horas de pie y caminar al centro de Valera, la mujer vuelve a la odisea. “Hoy sí consigo efectivo” se dice, como para darse ánimo, aunque ciertamente los necesita para llegar a su casa. La cola de la entidad financiera es larga, muy larga. Pasan tres horas y -por fortuna- logra conseguir 10.000 bolívares en billetes de cien. “Algo es algo”, aunque sólo le alcance para los pasajes de una semana. “Eso sí, sin comprarse ni un caramelo” reflexiona para reírse, en vez de frustrarse.
Escasez
Esta historia se repite a diario en Las Siete Colinas y, seguramente, en todos los municipios del interior del país.
El problema: la escasez de papel moneda. La cantidad de billetes emitidos por el Banco Central de Venezuela es insuficiente para la demanda de transacciones cotidianas. De acuerdo a Gilberto Gudiño, ex presidente de la Unión de Comerciantes del estado Zulia, la presencia de efectivo ha caído en un 44% desde el 2008, cuando entró en vigencia el billete de 100 Bs.; hasta el 2017, cuando comenzó a circular el nuevo cono monetario.
En esa época, el billete de 100 tenía una capacidad de compra importante. Con un solo marrón podías adquirir varios productos. Sin embargo, en diciembre de 2016, cuando el gobierno decretó su salida de circulación (pospuesta nueve veces este 2017), esa capacidad de compra cayó en un 98,8%. Esto quiere decir, que con un solo billete no podías comprar nada. Por eso, se deben tener muchos ejemplares para poder pagar algún bien o servicio. En términos reales, la inflación ha causado una mayor demanda del papel moneda, que se ha tratado de mitigar con las transacciones electrónicas (por puntos de venta o transferencias). Además, con la entrada en vigencia de los billetes de 500, 1.000, 2.000, 5.000, 10.000 y 20.000 bolívares.
No obstante, los nuevos “bolos” no se ven en las calles con frecuencia. Esto se debe, según expertos, a que la velocidad de impresión es inferior a la tasa de inflación (366% en agosto). Además no se hacen en el país, debido a la insuficiente cantidad de papel y otros materiales para su fabricación (principalmente importados). El diputado José Guerra, presidente de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional, explica que las monedas en físico representan 7,5% de la liquidez monetaria y debería estar entre el 10% y 12%.
Por otro lado, el de 20.000 bolívares, no es tan fuerte. Fátima Chirinos y Daniel Raguá, articulistas de Prodavinci, aseguran que para agosto de 2017, este billete poseía una capacidad de compra de 4291. Un ejemplo de ello es que con 20 mil, actualmente sólo compras un kilo de arroz. A finales de este año, auguran pierda la totalidad de su capacidad, debido a la inflación.
Avances
Una semana después, la valerana vuelve a buscar efectivo. Esta vez, no tiene tiempo que perder. Es una emergencia (llegará la caja del Clap). Pero la cola del banco, por dentro, parece interminable. Además, “no hay efectivo” es la frase recurrente de los taquilleros, mientras ve salir a otros ciudadanos molestos o a punto de llorar. Entonces, para evitarse la molestia, se dispone a buscar un local comercial, en algún lugar del centro, donde le cambien efectivo por porcentajes que oscilan de 10% a 25%.
Al principio, cuando los avances no estaban prohibidos por las autoridades, costaba menos. Ahora, entre más oculto se haga, es carísimo. Un asiático la mira desde una hendija, toma la tarjeta y pide sus datos. Varios minutos después (cuando el punto pasó), le entregan algunos paquetes de billetes de cien y unos ejemplares del nuevo cono monetario, que se le irán tan rápido como llegaron.
Causas
Como esta mujer hay miles de ciudadanos, quienes -por necesidad- se hacen vulnerables ante estas “mafias” o “bancas paralelas”. A estos, el gobierno nacional le atribuye este padecimiento del venezolano. La escasez, según el presidente de la Superintendencia de Bancos (Sudeban), Antonio Morales, es culpa de las mafias de efectivo, quienes han sustituido a los bancos en esa función. El 70% de las remesas, que ingresan a las agencias oficiales, no regresan a ellas. En su momento, se ha señalado la existencia de una posible complicidad de los bancos y el uso indebido de los puntos de venta.
A esta causa, se le suma la extracción del papel moneda hacia la frontera. Este fenómeno, enmarcado dentro del término de “guerra económica” (acuñado por el Gobierno) afecta a Venezuela desde el 2000. Esto en cuanto a la conversión peso/ bolívar, que deja a este último por debajo de su par. Según Morales, el 30% del dinero distribuido por BCV se desvía al vecino país. El bolívar, en Cúcuta, se comercializa en 25% y 30%. Explican que en Colombia, los bolívares son usados para pagar las transacciones del contrabando (de gasolina) y para la llamada centrífuga cambiaria, mediante el cual se da un círculo de enriquecimiento por la interacción bolívar/peso/dólar.
Soluciones
Ahora, cuáles son las soluciones dadas por el Gobierno para calmar los males por la escasez de billetes. Lejos de las veces que se ha cerrado la frontera, las autoridades han implementado diversas soluciones: ampliación del cono monetario, la permanencia del billete de 100 bolívares en circulación, impedir los avances de efectivo e imponer sanciones a quienes incumplan. Igualmente, la Sudeban busca incentivar el uso de los canales electrónicos, pues según sus estadísticas, el 80% de la población hace transacciones por esta vía, frente a un 20% que maneja efectivo. También, exhortaron a los bancos a colocar montos más altos en los cajeros (pasar de 600 a 5.000) para transacciones interbancarias.
Pero, para los economistas, como el diputado José Guerra, es necesario tomar medidas económicas para frenar la inflación, que es la causa principal de la escasez de billetes y la pérdida importante del poder adquisitivo de los nuevos billetes. Así mismo, es imperativo aumentar la cantidad de ejemplares en circulación e incentivar mejoras en las plataformas tecnológicas de la banca. Sin embargo, la más urgente, es luchar por estabilizar la economía.
Mientras esto pasa, la protagonista de esta historia vuelve a quedarse sin efectivo y comienza de nuevo la agotadora travesía.
Billete de 200 mil
Este 21 de septiembre la Sudeban anunció la entrada en circulación un nuevo billete, para finales de 2017. Su presidente, Antonio Morales, no detalló el monto de este ejemplar y no especificó la fecha exacta de su entrada en vigencia. Antes de esta noticia, el diputado José Guerra, presidente de la Comisión de Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional, explicó la necesidad de poner en circulación un billete de 100.000 y 50.000 “para evitar un colapso del sistema de pagos”. La medida acompañaba la sugerencia de transformar el billete de 100, en 100 mil, al agregarle los ceros mediante un proceso de remarcaje (tomando como ejemplo un caso en Nicaragua). Finalmente, sugirió preparar uno de 200 mil para el 2018.