La obra ‘Los Hornos de Hitler’ | Por: Ernesto Rodríguez

 

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Una de las obras más impactantes sobre los campos de concentración nazis es: ‘Los Hornos de Hitler’ (1946) de Olga Lengyel (1908-2001), enfermera que nació en Transilvania (Rumanía).

Ella no era judía y en su obra narra sus experiencias desde que ingresó en 1944 en el campo de exterminio de Birkenau-Auschwitz, con sus hijos, sus padres y su esposo, el Dr. Miklos Lengyel, hasta que logró salir viva en 1945 cuando el ejército ruso ocupó la zona. Ella fue la única sobreviviente de su familia. Sus padres e hijos en cuanto llegaron al campo fueron conducidos a la cámara de gas y un horno crematorio y su esposo fue ejecutado en 1945.

En la obra describe en detalle cómo un enorme número de personas, tanto judías como no judías, de ambos sexos, fueron transportadas hacinadas en un vagón de tren como si fueran animales, sin ninguna disponibilidad de letrina, ni agua ni nada. Luego al llegar al campo las mujeres fueron separadas de los hombres y obligadas a desnudarse completamente para hacerles un examen rectal y vaginal, mientras los oficiales de las SS y los soldados se burlaban de la manera más soez. El objetivo era quebrar moralmente a las personas desde que llegaban. Luego en la obra refiere en detalle la diabólica crueldad con la cual los oficiales de las SS, les decían con una sonrisita burlona que en el campo no les iba a faltar nada, ni alimentos ni medicamentos, cuando en la realidad la comida era espantosa y no había medicamentos. Tampoco tenían ninguna facilidad para hacer sus necesidades fisiológicas ni para bañarse. En la obra ella narra que las mujeres detenidas más jóvenes y bonitas eran llevadas a un burdel para los nazis. También que los oficiales tenían perros entrenados para tener relaciones sexuales con las detenidas y disfrutaban el espectáculo. Asimismo refiere que los oficiales nazis crearon una orquesta integrada por detenidos que tocaba ‘piezas alegres’ mientras conducían a otros detenidos a la cámara de gas. Eso lo hacían para que los condenados a muerte no sospecharan lo que les esperaba. Los nazis filmaban esa orquesta, para aparentar ante otros países que las personas detenidas vivían alegremente y eran tratadas ‘con mucho amor’. Ella también refiere la pavorosa crueldad de los oficiales nazis cuando veían a niños muy sedientos y les ofrecían agua, pero cuando los niños trataban de agarrar el recipiente, los golpeaban con un bastón en los dedos. También narra cómo aumentó mucho el lesbianismo entre las detenidas. Olga Lengyel también refiere que conoció al tenebroso Dr. Joseph Mengele (1911-1979) que siempre estaba silbando óperas de Wagner, y se hizo famoso por sus abominables experimentos pseudocientíficos con los detenidos, pero logró escaparse y murió en 1979. También conoció a Irma Grese (1923-1945), joven alemana muy bella apodada ‘El Angel Rubio’, que era bisexual y terriblemente cruel. También conoció a Josef Kramer (1906-1945), comandante del campo, y al Dr. Fritz Klein (1888-1945). Olga Lengyel declaró en 1945 como testigo en el juicio de Bergen-Belsen contra los tres últimos, que fueron condenados a muerte.

En el transcurso de la obra, la autora expresa un odio atroz contra los alemanes, lo cual se comprende por lo que vivió. Ella también refiere la cobardía de muchos de esos oficiales nazis cuando se acercaban los aliados al campo de concentración y exterminio.

Hasta donde se sabe, la atrocidad de los nazis no tiene parangón en el siglo XX.  Para finalizar, el pensador alemán judío Theodor Adorno (1903-1969) en su colección de ensayos titulada ‘Prismas’ publicada en 1955 dijo: “Escribir poesía después de Auschwitz es barbárico”. Quizás sea algo exagerado lo que dijo Adorno pero se comprende lo que quiso expresar.

 

 

 

 

 

 

 

 

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