Recuerdo que Renny Ottolina propuso que nuestro signo monetario no se llamase «Bolívar», para evitar que en una crisis económica nuestro «Bolívar» fuese una moneda sin valor o con un valor ridículo: una moneda payasa, como sucedió con el «Bolívar Fuerte» de Hugó Chávez, y como sucede con el «Bolívar Soberano» de Nicolás Maduro. Ni el primero fue «fuerte» ni el segundo «soberano». Si le hubiéramos hecho caso a Renny el nombre de nuestro Libertador no estaría vinculado al fracaso económico, monetario y social de un gobierno que lo arruinó todo. (EMU)