La necedad (inercia) de las sanciones y ¿cuál cambio político? | Por: Isaías Márquez

Isaías Márquez

Las  sanciones, estrategias sibilinas rayanas en extorsión,  que desde 2017 instituyó la administración Trump a objeto de impulsar cambios políticos en países de regímenes antidemocráticos y/o comunistas, tal es el caso Venezuela, donde el chavismo se enseñoreó en el poder mediante su ideología estalinista, asociada al castrismo y hasta a un tipo de sovietización que adelanta Putin, pues impedirle la venta de petróleo en sus mercados naturales y/u originales, EEUU, uno de sus socios por antonomasia  y hasta la  CE, además de las limitaciones financieras para cobrar por el hidrocarburo (crudo), constituyó una aberración que generó males perniciosos para nuestro país, cuya economía, como monoproductor, se fundamenta indefectiblemente, en el sector petrolero.

En efecto, a consecuencia de semejante necedad, solo tenía las alternativas de vender crudo al Asean y China,  en virtud de una “alianza estratégica” con CNOOC, de donde derivó entre un 20 a 35 por ciento de su facturación. Si  EEUU hubiese estado en la situación de Venezuela,  y con el dinamismo  que le es característico por su hegemonía, ¿no habría apelado por otras alternativas u opciones? No pretendan los señores del Norte ser más papistas que el papa y reflexionen sobre lel principio de razonabilidad, ante una nación en crisis humanitaria, al margen del régimen que la gobierne.

Por tanto, inadmisible, insólito y obsceno que un dirigente conspicuo de la oposición solicite más sanciones para su país a sabiendas de que el problema radica en una dirigencia oficialista lerda y obsesa por una ideología retardatoria, cuya filosofía conlleva quiebre, avasallamiento  e  involución irreductibles de toda sociedad, tal y como ahora se perfila en esta Venezuela ruinosa.

 

 

 

 

 

 

 

 

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