La naturaleza y la economía conspiran contra el agricultor merideño

Los agricultores no solo están enfrentando las consecuencias de la tormenta tropical que está afectando a Venezuela. La crisis del campo venezolano va más allá de las lluvias, también se suman factores como la pérdida de cosechas, el cierre de las vías agrícolas, la crisis económica y el nulo financiamiento para sembrar de nuevo.

Crisis económica en Mérida. Foto: NTA

 

¿Hay pérdida de cosechas por lluvias?, la respuesta rápida es sí. Lamentablemente, los agricultores merideños han visto perder cantidades incontables de alimentos por las fuertes lluvias que azotan la región.

Entre los productos que más se han perdido están los tomates y la cebolla, sin embargo, agricultores exponen que movimientos y deslizamientos de tierras afectan indiscriminadamente cualquier cultivo.

¿Cómo la crisis económica afecta a los agricultores en Mérida?

Para la líder de los Pueblos del Sur, Milena Contreras, la realidad afecta por todos los medios a los agricultores; quienes no tienen los recursos necesarios, ni económicos ni en herramientas, para salir adelante.

Informó a NTA que todos los Pueblos del Sur de Mérida están siendo afectados. Pero, en su organización, Sociedad de Empresarios del Campo, han logrado evaluar las pérdidas en el sector Las Lomitas y en Mucuqui.

Sobre las vías agrícolas, informó que las lluvias han impedido la movilización de las cosechas. Esto aumenta la tasa de pérdida para los agricultores.

Resaltó que hay puentes “construidos a palos” por los mismos pobladores, como es el caso de la vía que conecta Pueblo Nuevo del Sur con Las Lomitas, en donde tuvieron que resolver cómo podían para comunicarse con la capital del estado y otros pueblos.

Nulo financiamiento al campo venezolano

La otra realidad que afecta a los agricultores es el nulo financiamiento para que inviertan con sus cosechas.

Un merideño explicó a NTA de manera anónima (por miedo a represalias políticas) que hace años tenían acceso a comprar agroinsumos más económicos, muchos los daba el Gobierno a precios solidarios, mientras que otros eran producción nacional, por lo que los precios eran aceptables.

Aunado a esto, el Estado les ofrecía préstamos y beneficios para que continuaran con su trabajo, el sembrar los alimentos que consumen todos los venezolanos. «Era más fácil trabajar y nos permitía vivir dignamente. Ahora no tenemos ni dinero para sembrar, la cosecha se vende a bajos precios y no nos ayudan económicamente», dijo.

Además, señaló irónicamente que los agricultores no son flojos o abusadores, como algunos dicen; todo lo contrario, son los venezolanos que más trabajan por su familia, por su campo y por el país. Pero, ante las fuertes lluvias, los altos precios de los agroinsumos y las dificultades económicas de Venezuela impiden que sigan adelante.

«Prácticamente solo estamos sobreviviendo… De verdad es agobiante porque no tenemos cómo sembrar, o por lo menos no todo lo que sembrábamos antes. Y, ahora perdemos la cosecha por lluvia, por insectos, o porque no se pueden trasladar porque las vías están trancadas por deslizamientos de tierras», comentó.

 

 

 

 

 

 

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