En la famosa tragedia ‘Andrómaca’ del dramaturgo griego Eurípides (aprox. 485-406 A. de C.), el personaje Andrómaca dice: “Ciertamente las mujeres sufrimos más que los hombres de un insaciable apetito sexual, pero le ponemos un freno con la virtud” (líneas 220-222). Asimismo, el adivino griego Tiresias, que en su vida había sido hombre y había sido mujer, dijo en una ocasión que las mujeres obtienen 9 veces más placer en una relación sexual que los hombres (1).
Esta apreciación de esos autores griegos es digna de analizar porque sugiere que la mujer ha sido muy reprimida. Hasta en obras de literatura se ha reflejado esa represión. El escritor ruso N.G. Chernyshevsky (1828-1889) en su novela: ‘¿Qué Hacer?’ (1863) plantea una nueva sociedad. La protagonista es Vera Pávlovna que se niega a casarse con un hombre adinerado que su familia le quiere imponer. El estudiante de medicina llamado Lopujov baila con ella en una fiesta y le dice que todas las mujeres desean ser hombres y no mujeres y piensan: “¡Oh, de qué buena gana sería hombre!”. (Cap. II, Parte IV). Es difícil saber si todas las mujeres desean ser hombres, pero la triste realidad es que la mujer sigue reprimida tanto en el aspecto sexual como en el social en muchas partes del planeta. Basta con señalar que en muchos países las mujeres perciben menor salario que los hombres aunque realizan el mismo trabajo. Nuestras sociedades están diseñadas para la represión sexual de la mujer. Todas las religiones monoteístas (Islamismo, Judaísmo y Cristianismo) han discriminado duramente a la mujer. Los islamistas fanáticos reprimen terriblemente a la mujer: No le permiten estudiar, y no hablemos de esa monstruosa clitoridectomía (extirpación del clítoris). Sobre la crianza de las niñas, es interesante recordar al filósofo escocés David Hume (1711-1776) que en su obra: ‘Un Tratado de la Naturaleza Humana’ (1739,1740) asevera que la castidad y la modestia en lo sexual son inculcadas socialmente a la mujer desde que es niña (Libro 3: ‘De la Moral’, sección 12: ‘De la Castidad y la Modestia’). En efecto, la mojigatería y la gazmoñería han sido y siguen siendo muy frecuentes en nuestras sociedades para reprimir a la mujer.
La cuestión es peliaguda porque hay evidencias biológicas de que la hembra humana tiene una gran potencialidad sexual y manifiesta varios enigmas biológico-evolutivos, entre ellos su orgasmo. En el hombre el orgasmo y la eyaculación ocurren cuando el pene es estimulado, y en la mujer el orgasmo está muy ligado a la estimulación del clítoris. El pene y el clítoris derivan del mismo tejido embrionario: ‘la cresta genital’. Sin embargo, el clítoris tiene más de 8.000 terminaciones nerviosas, lo cual es el doble de las que tiene el pene…¡El clítoris es mucho más sensible que el pene!. La única función conocida del clítoris es la sensación sexual y el orgasmo. Pero hay mujeres ‘anorgásmicas’ (que nunca tienen orgasmo), hay mujeres que solamente tienen orgasmo ocasionalmente en sus relaciones sexuales y hay mujeres que son multiorgásmicas en una relación, mientras los hombres solamente tienen un orgasmo al eyacular. Asimismo, en el caso de muchas mujeres el orgasmo es suscitado más fácilmente estimulando el clítoris de manera orogenital, o por estimulación táctil, que por la inserción del pene en la vagina. Esto probablemente refleja que el clítoris y el pene tienen un mismo origen embrionario y el clítoris no está dentro de la vagina. Es decir, el orgasmo femenino no está bien diseñado para ser alcanzado por medio de la penetración pene-vagina. Según una investigación publicada en 2005, un 33 % de las mujeres respondieron que nunca han tenido orgasmo en una relación sexual. En comparación, un 20 % de las mujeres respondieron que nunca han tenido orgasmo al masturbarse. En otras palabras, un 67 % de las mujeres son orgásmicas al menos ocasionalmente durante sus relaciones sexuales, mientras un 80 % experimentan orgasmo de manera regular al masturbarse. Eso quizá sea porque al masturbarse se estimulan directamente el clítoris. También se ha descubierto que las mujeres que sufren de disfunción sexual tienen reducida la inervación del clítoris por el nervio pudendal.
La antropóloga estadounidense Sarah Hrdy (nac. 1946) ha señalado que la mujer tiene una mayor potencialidad sexual que el hombre, por el caso de orgasmos múltiples. Ella refiere que las hembras de chimpancés y de monos babuinos, buscan estimular su clítoris y tener orgasmos por medio de múltiples relaciones sexuales con sucesivos machos, uno después del otro (2)…¡De hecho, la aberrante clitoridectomía actualmente en gran parte del este y norte de Africa se basa en la creencia de que una mujer sin clítoris es una esposa más fiel!!!… En conclusión, en una sociedad futura más humana y más libre la mujer no debería sufrir represión sexual. NOTAS: (1) Pag. 151 en ‘Euripides, The Trojan Women and Other Plays’. A new translation by James Morwood. Oxford World Classics. (2) Toda la información biológica sobre el orgasmo se ha tomado de Pags. 49-64 en David Barash (2012) ‘Homo Mysterious’. Oxford Univ. Press.