Para romper los lenguajes de control debemos reinventar los lenguajes de la libertad. Los primeros están signados por que las cosas se dicen hasta cierto punto orientado por intereses previos, estratégicamente e inteligentemente trazados. La dominante mundial muestra la asociación de lo financiero y lo mediático a partir de una apariencia democrática que nos hace saber que sus decisiones favorecen a los seres humanos. Así se construye la anomia del estado de excepción, es decir, “democracia” sin democracia. Consecuencia directa, “libertad” sin libertad, degradando esta en una teoría sin práctica real. Revisa tus alrededores cercanos y cibernéticos y nos daremos cuenta de una semiótica del control del “montón humano”, del “hombre medio” o de una “gramática de la multitud controlada” bajo el sistema retórico de todo se resolverá pronto o de “el enemigo ataca”. El poder económico real se ha adueñado de todo tipo de decisiones a través de la “guerra mediática” para controlar-desordenar la vida cotidiana de la humanidad. En nuestro país, tal estrategia de la incertidumbre, produce resultados complejos que debemos ser capaces de comprender, denunciar y superar.
En términos generales he señalado que son las técnicas populares de reunión como instrumental cultural las únicas capaces de superar las afinadas técnicas de la división que como parte de las técnicas de guerra (una de las fundamentales es la propaganda de guerra) se han desarrollado entre las grandes, medianas y pequeñas máquinas sociales quienes se disputan el reparto del espacio, la tierra, el agua y de todo aquello que se mueve o sirve para sostener esas máquinas sociales. Estas máquinas, hijas de la revolución industrial, científica y tecnológica, están destinadas al control de las sociedades humanas y a la eliminación de las diversas civilizaciones culturales depositarias del ingenio y la sabiduría milenaria.
En términos concretos, estas máquinas mortales son controladas por los dueños del gran capital mundial y mediático. El capital mueve lo mediático pero este es el gran cirujano del cerebro planetario. Vale decir, el control de nuestro deseo y nuestro cuerpo.
La tesis que invito a desarrollar en el debate cotidiano es “todo pasa por el cuerpo”. Es imprescindible establecer las correspondencias entre el cuerpo del planeta y nuestros cuerpos. Ambos han sido milimetrados para el dominio. Si no identificamos la metamorfosis hoy de este sistema complejo de la dominación serán ridículos nuestros gestos libertarios.