Acaba de editarse el libro Derecho a la imaginación. Lo puedes encontrar en la siguiente dirección: http://www.elperroylarana.gob.ve/wp-content/uploads/2019/06/derecho_a_la_imaginacion.pdf . Escrito con el propósito de convocar a la reunión alrededor de la alegría, no del odio. Tiene como portada al “Rey de la Sierra” tocando guitarra, todo risueño. Este señor de la risa proviene de la cultura Tatuy, Mérida, mientras que la guitarra la heredamos de los españoles. Si cruzamos esta alegría sin duda resultará una cultura de la risa que canta.
Quiero ser habitante de la sala de la risa, sin enemigos, para ejercer el derecho a imaginar, imaginarte, imaginarme desde las lógicas alternas al odio y la guerra. Este libro es un serio juego para comprometerme a interpretar la vida y el mundo en formas distintas a las lógicas de la explotación, la manipulación y el poder de la muerte “porque no podemos dejar de cantarle a la vida”. Entre seres reales e imaginarios vamos abonando el terreno para un congreso internacional imaginario en Santa Ana, donde no hay enemigos que nos detengan.
Tenemos derecho a imaginar nuestra historia, a reinventarla desde nuestras pasiones. No la historia manipulada por intenciones previas para controlar nuestra memoria sino, desatar la fuerza creadora de la imaginación para liberarla de simulacros y de bajas pasiones.
Tanto el poder foráneo como las castas dirigentes de la nación (no es un privilegio de Venezuela, ocurre en el mundo entero) nos dispensan en bandos y bandas para que siempre permanezcamos en una guerra que no nos dejará jamás reunirnos para coincidir en los grandes propósitos humanos que son los perennes propósitos de la humanidad por un mundo mejor. Una cultura para la independencia debe desatar los poderes creadores de la gente. “Por otra parte, siendo vuestras funciones la creación de una Venezuela que nos reúna como hermanos y no como enemigos, y aun se podría decir, la creación de una sociedad entera, rodeada de todos los inconvenientes que presenta una situación la más singular y difícil, quizás el grito de un ciudadano pueda advertir la presencia de un peligro encubierto o desconocido. Liberar la espalda de América para echarnos a andar de nuevo por los confines del universo. Quizá la unción entre el rey de la sierra, el rey que ríe y la guitarra de Germán nos dé el alimento necesario para entender ese verso de “Aquí inventamos o erramos para cambiar la historia”. Gracias a todos los seres reales e imaginarios por existir en la plenitud de la querencia de nuestro cósmico ejido de nacimiento”.