Ciudad de México, 13 jun (EFE).- Ruby Vizcarra pasó su infancia siendo objeto de burlas y acoso debido a su fina y blanca piel y a su cabello platinado, pero con el tiempo aprendió a abrazar su albinismo y se ha empeñado en hacer que los demás sepan de su condición y vean su belleza a través del modelaje.
Cuando Vizcarra cursaba el primer año de primaria, tenía compañeros que la perseguían e incluso la golpeaban porque entre los 40 niños de su clase, solo ella sobresalía al ser la única albina en su escuela.
«Los niños me empezaban a preguntar si estaba pintada, que qué tenía, que por qué era así. Yo me ponía pensar: ¿así cómo? ¿Qué tengo?», cuenta a Efe Vizcarra en el Día Mundial de Sensibilización del Albinismo, que se celebra cada 13 de junio.
De acuerdo con la Fundación Piel de Luna Albinos, el albinismo es una condición genética heredada resultado de un defecto genético en una enzima llamada tirosinasa, la cual ayuda al cuerpo a cambiar el aminoácido tirosina a pigmento por lo que quienes nacen con esta condición no tienen pigmento en la piel.
Ruby, hoy de 27 años, confiesa que antes de entrar a la escuela no se sentía diferente, pues su hermana menor era igual que ella. «Pensaba que así eran las personas, mi mamá siempre me trató igual», señala.
Sin embargo, las burlas, cuestionamientos y agresiones contra ella solo por ser albina eran constantes. «Hasta me dejaba las uñas largas» para defenderse de quien la golpeaba, rememora.
CAMBIAR PARA SER ACEPTADA
El albinismo es una condición frecuentemente malinterpretada que lleva a la estigmatización social y a quienes viven con él a buscar, en muchas ocasiones, ser aceptados.
«Las personas cercanas me preguntaban por qué no me maquillaba, por qué no me pintaba el cabello para parecer «normal». Yo decía, ‘¿cómo normal? ¿no soy normal?‘», subraya.
Fue justo esa necesidad de aceptación la que llevó a Ruby en su adolescencia a utilizar maquillaje para darle color a su piel y tintes para colorear su cabello y así sentirse segura.
No obstante, confiesa que el verse más parecida al resto de la gente no la hacía sentirse bien: «Con el paso del tiempo me veía al espejo y lloraba, porque decía ‘esta no soy yo'»
Por ello se armó de valor y un día decidió raparse para dejar emerger su cabello platinado, al tiempo que se propuso cumplir su sueño de ser modelo, algo que, pensaba no era para personas como ella pues nunca había visto a una modelo albina en una revista.
Así fue como llegó a una agencia de modelos que, contrario a lo que pensaba, no respetó su condición y optaron por maquillarla y hacerla pasar como una modelo rubia.
No quería eso. Ella quería brillar por su albinismo para «que se destaque que soy una persona con albinismo y estoy modelando».
Permaneció ahí seis meses donde aprendió a posar y caminar en una pasarela y tras ello decidió emprender su propio camino.
Así fue como convocó a profesionales que quisieran trabajar con una modelo albina sin querer transformarla, que quisieran retratar su esencia.
Ahora, la joven trabaja para revistas y campañas publicitarias, cuenta con más de 27.000 seguidores en Facebook y más de 20.000 en Instagram.
TRASCENDER A TRAVÉS DEL ACTIVISMO
Ruby acepta que uno los principales obstáculos de esta condición es el gran desconocimiento y estigma que rodean al albinismo.
Es por ello que en 2016 creó una organización llamada Movimiento Albino Latino para apoyar y dar información a quienes nacen con este trastorno genético.
El objetivo, afirma, es que las personas y sus familiares tengan información correcta sobre el albinismo y que, como ella, se den cuenta que nacer con la piel despigmentada y el cabello sin color no es un impedimento para perseguir sus sueños.
También espera que su activismo permita que las personas con albinismo puedan tener acceso a bloqueadores solares, lentes de sol, los cuales muchas veces son económicamente inalcanzables para muchos en la región.
Finalmente, expresa su anhelo de que familiares de personas con albinismo entiendan la condición y así «desde niños darles seguridad y una buena autoestima», concluye.