Este 31–D no es un día muy normal, primero porque es el último día de diciembre 2020 y segundo, estamos bajo la muy seria amenaza del inclemente coronavirus y el país que según el gobierno, se encuentra bajo el peor mal que como tal lo atribuyen al intervencionismo del cual es objeto y que ahora atraviesa por su peor crisis de: Política, salud, económica y energética. Además de lo anterior, padecemos el rigor de los malos servicios públicos y por si fuera poco, un gobierno que no da pie con bola, junto con una oposición que de seguir como viene, le seguirá costando para llegar al gobierno. Es grave lo que nos espera a los venezolanos con una segunda oleada de la pandemia, que por conveniencia, estuvo de vacaciones desde el 1-D, pero que ahora tal cual adivinos nos pronosticaron una segunda oleada que con mayor fuerza debemos esperar a partir de los primeros días de E-2021.
La fe en Dios
Nadie puede poner en duda que la situación no está peor para los venezolanos porque a todos nos mueve la fe en Dios y es Él, quien no ha permitido que todo fuese peor. Tampoco podemos cantar victoria, porque escrito está: “Cuídate que yo te cuidare”, lo segundo está pasando, pero somos tan negligentes que hasta para colocarnos un tapaboca nos comportamos de manera ociosa.
Sin embargo, el mundo sigue girando y como decíamos al comienzo de esta nota, hoy el día para todos empezó más temprano por lo que ya estamos dando los toques finales, porque esta debe ser la mejor noche para recibir el año nuevo.
El 31-D a partir de las 12:00 de la noche, empieza un año con expectativas pero que después de los sinsabores del 2020, con energías positivas, saldremos adelante. Quizá la realidad del país especialmente por la amenaza del Covid-19 y el desequilibrio de la economía nos obliguemos a rehacer los planes previstos, nada debe indicar que declinamos, simplemente es, que posponemos nuestros planes, mientras los primeros meses avanzarán sin prisa, pero sin pausa. Si nos proponemos, el nuevo año no debe caer en el desaliento porque como de costumbre, con el optimismo que caracteriza al pueblo venezolano, con fe en Dios, recibiremos el 2021 con optimismo y la esperanza que muy pronto estaremos compartiendo con nuestros seres queridos que este año nuevo se encuentran fuera del país y que desde la distancia saludamos virtualmente.
La gracia de Dios
Nuestro balance para el 31-D-2020, no trata de cuanto ganamos o dejamos de percibir, sino en qué medida aportamos para amainar las necesidades del menesteroso y si fuimos capaces de ofrecer abrigo y alimento al enfermo que muere de mengua. Ese es el verdadero arqueo que tenemos que hacer. Es allí donde debemos revisarnos para convencernos que estamos viviendo en la gracia de Dios.
Finalmente, desde Boconó reciban nuestro mejor deseo para el 2021.
dlahectorb@gmail.com