Lo global tiende a uniformar y estandarizar lugares y personas, usos y costumbres, informaciones y opiniones. La lugarización tiende a la diversidad y a lo heterogéneo, a que cada lugar sea único y cada persona tenga su propia personalidad, su identidad. En lo global todos nos vestimos igual, consumimos las mismas marcas, cantamos las mismas canciones, leemos las mismas noticias y tenemos las mismas opiniones dependiendo sólo del polo político en que nos ubica el propio modelo.
El lugar es liberador en la medida de que nos ocupemos de nuestra cotidianidad y nuestro entorno, de apreciar nuestro paisaje, nuestra gente, nuestro lenguaje y nuestras conversaciones, de satisfacer nuestros gustos con los productos tradicionales y con las innovaciones que inventemos.
Lo global es fundamentalmente un solo mercado, con pocos productores y millones de consumidores. De servicios y productos que nos vienen ya listos para pagar y consumir. Lo global es el mundo interconectado y veloz, de noticias que vienen y van como relámpagos, con los mismos protagonistas. Lo global son las redes “sociales” que ya nos ocupan casi todo el tiempo.
El lugar es fundamentalmente una cultura que tiene una base territorial y humana, con una identidad “lugareña” donde tienen importancia los usos y costumbre vernáculos. Es el espacio donde se establece la comunidad familiar, de amistades y donde está su historia, sus referencias topográficas, sus definiciones culturales, sus afectos, donde se gana la vida y donde se pasa la mayor parte del tiempo. El lugar es el nicho ecológico de los seres humanos.
Muy pocos en el mundo tenemos influencia o poder de decisión en los asuntos globales, en cambio todos podemos actuar en nuestro entorno. La calidad de lo global depende de unas pocas personas y corporaciones; la calidad de nuestro lugar depende en buena medida de nosotros mismos.
En lo global somos espectadores, en lo local podemos ser protagonistas. Consumimos lo que nos imponen los grandes responsables de producir en masa casi todos los bienes y servicios. En lo local podemos decidir, aun en buena parte, lo que conocemos, conversamos, cantamos, producimos y consumimos.
Allí, en el lugar, el devenir y el entorno natural forja una identidad que define a cada persona y a su colectividad. El lugar puede ser una aldea o un sector de una ciudad, pues lo que lo define es el territorio íntimo y las relaciones comunitarias estrechas, que se expresan en conversaciones entre familiares y amigos, y que comparten en una plaza, un café, una pulpería o un bar cercano.
La globalización es el proceso que tiende a hacer un solo mundo uniforme. La lugarización es el proceso que tiende a hacer un mundo diverso, lleno de lugares con identidad propia, pero interconectados entre sí y que aprovechan las indudables ventajas de esa intercomunicación y del flujo de información.
Este proceso de lugarización exigen grandes esfuerzos para romper las fuerzas homogeneizadores del enorme aparato económico y financiero organizado entorno a la codicia, para que emerjan desde todos los lugares la enorme creatividad y la innovación organizada de manera descentralizada en torno a la satisfacción de las necesidades humanas, al bienestar y al cuidado del planeta. Millones de iniciativas locales interconectadas, orientadas a salvaguardar la dignidad de la persona humana y el bien común, la diversidad de la naturaleza y de sus creaturas. La lugarización es el lugar interconectado, orgulloso de su identidad.
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